Hoy nos vamos a enredar en la red viaria, telaraña de asfalto donde tantas veces quedamos atrapados gracias a esas singularidades llamadas baches. Con el paso del tiempo y de los vehículos el firme de las carreteras acaba flojeando. En ciertos puntos se resquebraja y da paso a una irregularidad que te puede hacer saltar por los aires si no estás atento. Todo normal, el desgaste por el uso, que todo lo aja. Lo anormal llega con la intervención de la administración a la hora de subsanar el exabrupto del asfalto. La cantidad de variables que confluyen en una actuación de este calado es abrumadora, y todas implican demora. Los fondos europeos de cohesión que no llegan, el pliego de condiciones con una errata en la página tres, la operación de juanetes del secretario municipal, la pérdida de aceite de la apisonadora; todas son causas de retrasos irremediables. Existen baches donde se atoraron los cañones de Napoleón, otros vieron los bajos de Isabel II, y siguen en activo. La maquinaria administrativa es tan lenta que cuando llegan las máquinas al kilómetro correspondiente, lo que era carretera más parece campo de minas. Hay agujeros donde se han desarrollado complejos ecosistemas evolucionados a partir de bacterias que se alimentan de alquitrán. En otros se sospecha que se ha empadronado la chica de la curva.
Pero siempre hay gente que sabe estimular a la administración. El malagueño Rick Navarro pintó un pene sobre un socavón que llevaba en una calle desde 1989 nada menos. Los municipales le pillaron in fraganti pintando una gran polla roja en el histórico bache y amenazaron con multarle. Pero al día siguiente el agujero había desaparecido. Parece ser que la estrategia viene de Inglaterra, y por aquí ya se ha utilizado en distintos lugares con buenos resultados. Es enterarse de que hay una polla pintada y el ministerio de infraestructuras entra en pánico, el consejero de fomento toca a rebato, y el concejal de obras pone en pie de guerra a los peones camineros. Se incoa expediente de extrema urgencia, se movilizan fondos, ya sea quitándoselos a la Peña Filatélica Municipal si fuera necesario, y se ejecuta la intervención aunque sea el día del santo patrón. Una polla bien lo merece.
Otra variante que también funciona en ciertos ayuntamientos es la de pintar banderas palestinas sobre los baches. Gracias a la diligencia de algunos de nuestros líderes, la sangre de los inocentes sirve para arreglar las carreteras.
1 comentario:
Es una vergüenza que haya que recurrir a eso. Un beso
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