lunes, 24 de febrero de 2014

Queen Cayetana

Dentro de unos meses los escoceses tendrán que elegir entre seguir pegados a las faldas inglesas o volar por su cuenta. Visto el tirón que tiene por aquellas latitudes instituciones tan vetustas como la monarquía, están buscando quien ocupe el trono de los Estuardo, última dinastía que reinó en el país hasta principios del siglo XVIII, y entronizarlos en la nueva y flamante Escocia independiente. Pero parece que la descendiente más cercana de los Estuardos es Cayetana Fitz James Stuart, a la sazón duquesa de Alba. Al menos es lo que especulan en el Daily Express, creen los mal pensados que por meter miedo a los partidarios de la independencia.
Como suele decir el Borbón que nos ha caído en suerte, la corona es el símbolo de la permanencia y unidad de la patria; y como de permanencia la de Alba sabe un rato, auguramos siglos de felicidad a la nueva Escocia. Podrán romper las cadenas que les atan a la Pérfida Albión y estrechar nuevos lazos con la tierra de la petenera. Ese torrente de vitalidad mediterránea que es doña Cayetana teñirá de color las calles de la sombría Edimburgo, una corte de muletillas y palmeros espabilará a los taciturnos escoceses, la manzanilla se codeará con el güisqui, la bata de cola y la falda escocesa abrirán al alimón los grandes saraos. Porque doña Cayetana tiene porte y tronío para eso y más, que está en sus mejores años.
Más nos preocupa el duque consorte, Alfonso Díez, que no lo vemos con la faldita tradicional y sin nada debajo, no se nos vaya a resfriar. Aun así, la trayectoria vital de este hombre es de biopic hollywoodiense protagonizada por Mel Gibson. Empezó de funcionario de la seguridad social y acabará como testa coronada, además de ser el primer palentino (hablamos de memoria, que no hemos consultado los anales) en ser rey de Escocia. Para un amante de las antigüedades como él sentarse en el trono de Macbeth tiene que llenarle de justo orgullo. Y por mucho que el bosque de Birnam se eche colina abajo, a un castellano viejo como él no lo mueven del trono ni con agua hirviendo.
Todos aquellos que se hayan mostrado tibios con la desanexión escocesa ahora tienen un buen motivo para apoyarla: vamos a ceder a una gloria nacional para que otra nación pueda nacer. Y lo a gusto que nos vamos a quedar. Por el mismo precio podemos enviarles un par de infantas, que aunque sea de florero les pueden hacer un apaño.

lunes, 17 de febrero de 2014

Amores tardíos



La gerontocracia comunista siempre ha tenido un indudable sex appeal. Cómo permanecer indiferente ante hombres tan cuajados como el camarada Leonidas Breznev y sus cejas, más impenetrables que el telón de acero, o el magnetismo fálico que destilaba Yuri Andropov desde la cúspide de la nomenclatura. Macerados en los laberintos de la burocracia, los viejos dirigentes encandilaban con la experiencia acumulada en tantos quinquenios al servicio del pueblo. Por ello, no es de extrañar que muchas mujeres se sintieran  atraídas por tan fuertes personalidades.
El problema es que la debacle del socialismo real hizo que el número de carcamales de politburó descendiera alarmantemente, y con ello las posibilidades de las gerontófilas. Pero todavía queda algún espécimen suelto, como el general Jaruzelski, último gobernante comunista de Polonia, que a sus noventa y dos años le ha dado por hacer el amor, y de paso darle guerra a su mujer.
Más que del otoño del patriarca estamos hablando del invierno del jerarca. El provecto militar, que lleva varios años en la cama, se ha liado con su enfermera, una chavala de cincuenta. Bárbara, la mujer de Jaruzelski, sorprendió al infiel mientras la cuidadora tenía la cabeza bajo las mantas de la cama, en maniobras que no figuran en ningún manual de enfermería. Además la acusa de haberle sorbido el seso a su Jaru, hasta tal punto  que el antiguo integrante del comité central habría cedido parte de su pensión a su querindonga. Y es que la jovenzuela juega fuerte, que en el amor y en la guerra todo vale. Se ha ganado al antiguo general a base de regalarle golosinas e ir con tacones altos. Jaruzelski se defiende diciendo que todo son imaginaciones de su mujer, pero Bárbara está dispuesta a pedir el divorcio si la entrometida no se va por donde ha venido.
El que tuvo retuvo, y aunque no mantuvo la poltrona roja sí se quedó con la erótica que solo da el poder. La mojigata sociedad polaca anda en vilo por saber el final del culebrón. Antaño era el sindicato Solidaridad el que abría los titulares de prensa para quebradero de cabeza del régimen. Hoy son los asuntos de alcoba de Jaruzelski los que tienen en un sinvivir a la beata Polonia. Nosotros confiamos en la intercesión de San Juan Pablo II, que sabemos que ahí arriba tiene mucha mano y no dejará que su patria chica vuelva a caer en las garras del ateísmo y la depravación.

lunes, 10 de febrero de 2014

¿Tuitean los temponautas?



Una de las mejores maneras de matar el tiempo es la de  especular con los viajes temporales. La refutación clásica de las crono odiseas afirma que al no encontrarnos en nuestros días con ningún viajero del futuro, habrá que concluir que no es posible ir arriba y abajo por el flujo temporal. Pero nos pierde el ombliguismo, que seguro que hay periodos más interesantes que visitar que el nuestro, como el mesozoico o el precámbrico, sin ir más lejos.
En la Universidad Tecnológica de Michigan unos investigadores con mucho tiempo libre creen que no buscamos donde deberíamos, y se han dedicado a peinar Twitter tras la pista de algún temponauta. Para ello han rastreado palabras como por ejemplo Papa Francisco, que hasta el diez y seis de mayo del 2013 no se hizo popular. Tras su investigación, no descubrieron a nadie que estuviera enterado con antelación del advenimiento del papa Paco, lo cual puede significar que a los visitantes del futuro les viene al pairo lo que pasa en la Santa Sede. También hicieron pública una invitación para una fiesta que ya se había celebrado. En dicha fiesta no se presentó nadie que no fuera esperado, pero se puede pensar que los escurridizos temponautas no son amigos de las cuchipandas. Como última intentona pidieron a sus seguidores que tuitearan dos hashtags creados para la ocasión. Luego buscaron si alguien los había utilizado con anterioridad, pero otra vez fue en vano.
De toda esta concienzuda cacería temporal podemos concluir que los saltos del futuro hacia atrás siguen quedando en el dominio de la ciencia ficción. O puede que no, que estemos rodeados de temponautas, pero que tienen mejores cosas que hacer para perder el tiempo que trastear en las redes sociales.

lunes, 3 de febrero de 2014

Alas de papel



La más alta manifestación de la papiroflexia es  la fabricación de aviones de papel. Al placer de crear de una humilde hoja una compleja aeronave  se une la azarosa experiencia de echarla a volar. Hay quien se especializa en las gráciles pajaritas que requieren de mil pliegues y pulso firme para su elaboración, pero pronto acaban criando polvo en alguna esquina, incapaces del más leve batir de alas. Los principiantes se dedican a los sencillos y funcionales  sombreros, pero como te vean con uno por la calle acabarás tachado de majareta.Solo los aviones de celulosa dan juego más allá de su construcción.
Para hacerlos se requieren conocimientos de aerodinámica que el común de los mortales no manejamos, recurriendo al científico método de prueba y error. Hay que sopesar el tamaño de las alas, el ángulo con el que cortan el aire, que el fuselaje no lastre el diseño, sin olvidar el gramaje del papel y su  rigidez.  Muchas variables que a la hora de la verdad, cuando lanzas el avioncito, pueden dar al traste con el vuelo inaugural. Unas veces con el impulso inicial planea un par de metros antes de hacer un aterrizaje de emergencia. Otras, nada más soltarlo, entra en barrena para estrellarse a un palmo de nuestros zapatos. Algún diseño casualmente acertado, y ayudado por las corrientes, navega por los amplios espacios de la habitación con serena elegancia. Después están las líneas compactas de los aviones diseñados para las piruetas. Lanzados con todas las fuerzas, describen raudos tirabuzones, giros y requiebros vertiginosos antes de estamparse contra una estantería, o si hay más suerte, caer sobre la mullida cama.
Parece que el espíritu de estos objetos voladores identificados sigue vivo, y ahora toma nuevo impulso con PowerUp 3.0, un diminuto motor que puede ser acoplado a cualquier nave de papel y convertirla en todo un avión teledirigido vía teléfono móvil. Con este pequeño gran invento parte de la frustración padecida por nuestra falta de habilidades aeronáuticas se verá mitigada. El motor consta de una diminuta hélice y un timón. Carga energía para un vuelo de diez minutos, toda una odisea para lo que estábamos acostumbrados hasta ahora.
Instale PowerUp en su avión de papel y reviva los tiempos heroicos de la aviación. Láncese en picado sobre los cielos de Francia como Von Richthofen o cruce el Atlántico sin paracaídas como Lindbergh. Aunque no lo parezca, la papiroflexia puede ser un deporte de riesgo.