lunes, 26 de septiembre de 2016

En abril, ferias mil







Sevilla tiene un color especial, sobre todo en la feria de abril, cuando todos la ven tras el filtro de las copas de manzanilla. Pero les sabe a poco, y en referéndum popular han decidido ampliar dos días más el cachondeo. Normal, con lo achuchada que está la vida se necesitan más días para olvidar la realidad, esa desaboría que tan mal fario da.
Las empresas demoscópicas no se han mojado a la hora de adelantar el resultado vistas sus últimas meteduras de pata, pero estaba cantado, por bulerías y peteneras, que el sí iba a ganar de calle. La participación ha sido más que floja, solo un 8% del censo, pero es que la peña ya está reservando fuerzas para el sobre esfuerzo festivo que les espera. De los participantes, el 80% ha dicho que la fiesta no pare, no pare. La iniciativa surgió del grupo de I+D del ayuntamiento, como una propuesta para reactivar la achuchada economía de la ciudad, y los ciudadanos se disponen a sacrificarse por su patria chica. Si hiciera falta, se está estudiando la posibilidad de hacer una semana santa de quince días, que la Macarena ya ha dicho que si hay que meter horas por el bien de la feligresía se meten, que Sevilla bien vale una misa.
Con esta ampliación las charangas y chirigotas al menos tendrán trabajo extra, y hasta ATUN (Asociación de tunas nacionales) ha mandado un comunicado apoyando una media a su juicio revertirá en el tejido económico y jaranero de la capital bélica. Nosotros seguiremos lo más lejos posible de aquel sindios, que ocho días seguidos escuchando sevillanas pueden acabar con las pocas neuronas que aun nos responden.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Electrobolero


Boleros, melosas melodías que piden al reloj que no marque las horas, canciones llenas de alma, corazón y vida y lo que se tercie, a pesar de que la mayor parte de las veces solo sirven para revivir la amargura y el dolor de todo lo pasado y echarte en cara qué diablos hiciste con el amor que le juraste, o dudar y dudar de que vuelvas a encontrar otro amor tan puro. Teatro, puro teatro detrás de rayitos de luna entre la selva dormidos, ojos negros y pieles canelas por los que desesperar, dar la media vuelta e irse cuando muera la tarde.
Pero en el fondo nos hemos acostumbrado a todas esas cosas que son maravillosas, que a cualquiera le gusta sentirse idolatrado, y acabamos volviendo a temas que se han convertido en parte de nuestra vida y una decadente manera de cortejar a una dama.
Lógico pues que un grupo tan decadente como Doble Pletina se marque Electrobolero, que con una intérprete de más tronío como la Panto o el llorado Juan Gabriel hubiera tenido más recorrido comercial. Pero somos fans de este grupo recoleto que ya nos encandilara con su Música para cerrar las discotecas y que ahora se atreven con géneros más añejos. Tienen poco margen de error a la hora de crear temas irónicos y sobrios. No duden al darle a la tecla play de esta doble pletina, pasarán más de mil años, muchos más, quizás allá en el otro mundo sigan recordando el temita. 

lunes, 12 de septiembre de 2016

Jaque váter

Se suele considerar deporte al ajedrez, cuando en realidad es un ejercicio matemático al que sólo seres capaces de reducir la realidad a un conjunto de reglas y fórmulas pueden enfrentarse con éxito, mientras el resto de los mortales observamos con estupor el mortecino baile de piezas en el tablero, en un ambiente a medio camino entre la transustanciación del cuerpo de Cristo en un monasterio ortodoxo y una tarde lluviosa de martes en las oficinas de una funeraria. La adrenalina que en otros deportes corre a caño libre en el ajedrez no pasa de un ligero comezón cuando el maestro sacrifica un peón en aras de lograr un mejor posicionamiento táctico en el centro del tablero. La natural emoción al ver dos mentes privilegiadas frente a frente en una batalla incruenta baja enteros a medida que suben las horas de enfrentamiento y el sopor lo envuelve todo.
Pero hasta en un colectivo tan aséptico y ensimismado como éste hay momentos para el cachondeo. En las olimpiadas del ajedrez que se celebran en Bakú bajan las aguas revueltas por culpa de la nueva normativa para hacer aguas mayores o menores. Igual que si fueran párvulos, todo jugador que quiera ir al retrete tendrá que pedir antes permiso a los jueces. Cincuenta equipos participantes han elevado una queja por no poder bajarse la bragueta cuando quieran. Alegan que aquellas mentes brillantes que sean de vejiga floja estarán en desventaja frente a adversarios más bragados y sin problemas de retenciones.
Los grandes maestros creen que es una norma humillante, por más que la federación internacional insiste en que hay jugadores que en vez de cambiar de agua al canario aprovechan la soledad del excusado para consultar móviles, portátiles y otros cerebros artificiales y evaluar las posibilidades de adelantar o no el alfil por la diagonal grande, presionar los flancos con el caballo mientras mete la torre hasta la cocina de la reina sin que el rival le haga una escabechina en su defensa a base de peones basculantes.
Como tantos otros problemas, la solución más fácil es ir meado y cagado de casa. Pero como el ajedrez es la continuación de la guerra por otros medios y por tanto todo vale con tal de darle caña al adversario, lo mejor es ponerse un pañal y poder aflojar el esfínter cuando te salga de la pelotas mientras miras con cara angelical a tu contrincante, estratagema que a buen seguro lo desconcertará más que una apertura extremeña con jaque en doscientos veintisiete movimientos. De hecho, Tena Lady está pensando patrocinar los próximos eventos, para que a esas mentes cuadriculadas no se les escape ni gota.