lunes, 30 de mayo de 2022

Amor virtual

 

En Marte no hay marcianos, están todos en Japón. Los amarillos habitantes de la lejana isla son lo más parecido a los alienígenas que nos vamos a encontrar, por eso nos gustan tanto. Hoy les traemos una de amores trágicos high tech, no podía ser menos entre los japos.

 Una de las más rompedoras divas del país es Hatsune Miku. Lleva años en lo alto de las listas de ventas, con cientos de canciones, millones de seguidores y compartiendo escenario con artistas de la talla de Lady Gaga. Toda una rutilante pop star de estética anime que encandila al que la oye. Su legión de fans besaría la tierra que pisa, pero Hatsune Miku solo es un holograma, una diva virtual animada por inteligencia artificial. Es una reina del pop sin las complicaciones añadidas a este tipo de personajes. No pide caviar fresco iraquí a las tres de la mañana, ni daiquiris con nieve del himalaya, no se corre juergas de ocho días ni destroza hoteles, por no hablar de sus honorarios. Su imagen sexy y modosita a la vez hace la boca agua y la entrepierna gaseosa a los otakus de todo el planeta y parte del sistema solar. Tanto que alguno, como Akihiro Kondo, se ha enamorado de ella. 

En su descargo hay que decir que cuando Kondo conoció a Miku estaba en plena depresión, y sus canciones le ayudaron a salir del pozo. Tan balsámico le resultó el pop chiripitiflautico de Miku que se enamoró de ella. Mas allá de sus distintas naturalezas, un lazo emocional ligó aquellas almas que vagaban sin rumbo hasta que se encontraron. Que la cantante fuera una imagen animada no fue un problema, podía amarla mientras ella seguía con su carrera, podía tenerla en la intimidad de su casa y a la vez hacer bailar a estadios enteros. Ya sabemos que a los japoneses el contacto físico les da repelús, y lo de follar más, así que una esposa virtual no era mala idea. Se casó con ella en un paripé de boda en 2018. Para que su relación no se limitara a escuchar sus canciones y verla en You Tube el feliz esposo se compró un Gatebox, un cilindro donde aparecía la imagen de su amada y podía mantener charlas con ella. Así vivieron felices un tiempo.

 El amor nunca es para siempre, por mucho que nos cuenten. En este caso la empresa fabricante del Gatebox decidió descontinuar el aparato, vamos, dejó de fabricarlo y de darle soporte técnico pues no le salía rentable. Un mal día Kondo fue a saludar a su mujer y ella no estaba allí. Error de red. Horror. No había manera humana de hablar con la esposa no humana. El vil cálculo capitalista hace trizas otra pareja, una prueba más de que vivimos en un sistema intrínsecamente perverso. Entenderán la angustia del marido.

 Hay matrimonios con problemas de comunicación, pero estos han perdido el canal por el que se comunicaban. En vez de hacer terapia de pareja mejor se busca un programador que le haga un apaño y le concerte algún vis a vis virtual. Esta casuística quizás mereciera un epígrafe en la realidad LGTBIQ, los corazones eléctricos no lo tienen fácil en un mundo tan visceral. Al menos Akihiro Kondo puede presumir de tener un amor real con una persona irreal, no como otros, que tienen amores irreales con gente real. 

 


 

lunes, 23 de mayo de 2022

La oda de Apollinare

Pablo por Birmat y Oubrerie

 

El gran Apollinare en el momento de arrancarse a escribir una oda a la mayor gloria de Rouseau el aduanero, pintor autodidacta de estilo naif admirado por Picasso y otros integrantes de las vanguardias. Enviudar dos veces y ver morir a seis de sus hijos no fueron impedimento para que el buen aduanero desplegara un estilo onírico y sencillo que abrió nuevos caminos a la pintura. Aunque en realidad lo que preocupaba al artista no era el mal fario que le perseguía, sino los veinte francos en sellos que distrajo en cierta ocasión. Pero la historia es magnánima con los grandes hombres, hoy se le recuerda por su arte y por su epitafio salido de la pluma de Apollinare, no por sus chanchullos postales.

lunes, 16 de mayo de 2022

Morir a lo tonto


 

La vida nos da muchas ocasiones para morirnos, unas más chuscas que otras. Todos acabaremos en el hoyo, pero los que quedan en el bollo pueden recordarte por aquel ridículo final que protagonizaste. Morir en una avalancha de las rebajas, aferrado a un polo Tommy Hilfiger al cuarenta por ciento, o luchando a brazo partido para aprovisionarse de papel del culo, son dramas que pueden dar al traste con cualquier consumidor, por muy adiestrado que esté por la OCU. También te puede laminar un camión sin frenos cuando sales del bar, engrosar las estadísticas de algún virus de diseño, intoxicarse con unas ostras en oferta, o respirar hondo cerca de una freidora, por no hablar de riesgo de ictus que acarrean las melonadas de Macarena Olona.

Todas estas y más son tristes maneras de dejar este mundo. Después están las que uno se va buscando y son igual de patéticas, como los deportistas extremos. Leímos hace poco que uno de los participantes en el Marathon des Sables había muerto de un infarto. Esta carrera de locos cruza doscientos cincuenta kilómetros de desierto del Sahara en siete días, y presume de ser la más dura del mundo. Que se lo pregunten al que palmó en medio de las dunas. Que les pregunten a los lugareños al ver corretear entre las arenas una manada de europeos, seguro que sus penalidades diarias les parecen más llevaderas.

Practicar deporte de manera moderada es sana. El abuso mata o te destroza el cuerpo. Poca pena dan los que acaban estampados contra un acantilado en un salto Base, los que se dejan los higadillos monte arriba monte abajo, o los que escalan fachadas porque subir por la escalera es de pringados. Poco cariño le tienen a sus vidas, y no vamos a preocuparnos por las desgracias buscadas de estos adictos a la adrenalina. Con lo bien que se está a la sombra en una terraza.

lunes, 2 de mayo de 2022

Turismo


Doble dimensión Enki Bilal

El viajero espacial tiene un gran problema a la hora de visitar la tierra, hay tanto que ver que se necesita una buena guía turística para no perder el tiempo. Tenemos destinos para todos los gustos, pero quizás lo más admirado del planeta azul sean sus océanos llenos de plásticos, los ríos hechos cloacas que desembocan en mares moribundos, o las vegas donde las aves se hunden en el engrudo. Si les apetece las visitas a pie seco y la aventura puede acercarse al radiante paisaje de Chernóbil, disfrutar de la sobriedad de los bosques quemados, las grandes desolaciones de los desiertos en expansión o las pujantes cordilleras coronadas de montañas de basura. Los que deseen conocer la cultura local que compartan patera por el mediterráneo, que se acerquen a las tertulias que se montan en los descampados de cualquier ciudad, o que hagan el turno de noche en una cadena de montaje. En cualquiera de estos lugares el turista espacial podrá preguntarse por qué la especie que corta el bacalao en este planeta se autodenomina sapiens.