miércoles, 30 de septiembre de 2015

En fuga



Que el colegio es una prisión atenuada para muchos niños es algo que no nos pilla por sorpresa, que los pobres angelitos viven presos entre el pupitre y el encerado mientras el profe repite monótono la tabla periódica es una cruda realidad infantil, pero la utilización de técnicas propias de Papillon y la precocidad de los protagonistas es lo que nos ha llamado la atención de este caso.
Un buen día en la guardería Komsomolskyaya Pravda, en los Urales, según llegan a la derecha, descubrieron que les faltaban dos críos de cinco años. Tras una rápida investigación encontraron un agujero bajo la valla del jardín por el que presuntamente se habían fugado. La investigación posterior sacó a la luz que los mocosos llevaban días preparando la fuga y que utilizaron para abrirse paso las palas de juguete con las que sus compañeros hacen inofensivos flanes de arena o castillos. Una vez alcanzada la libertad no fueron a disfrutarla al parque del pueblo y jugar ellos solos en el tobogán o remolonear por las calles plácidamente. Se dirigieron a un concesionario de Jaguar con la intención de comprarse un deportivo. Su plan se truncó al verles una mujer andando solos por la carretera y llevárselos a la comisaría.
Apuntan maneras los críos. Si con cinco años estuvieron a punto de darse el piro de la guardería, con veinte no habrá quién les eche el guante. No sabemos cómo pensaban pagar el coche, si con cheque sin fondos o a tocateja después de pasar por un banco a retirar efectivo por las bravas. A pesar del incidente, los padres de los protagonistas no han puesto ninguna queja contra la guardería, y seguro que tampoco se han atrevido a castigar a sus churumbeles, no sea que los pongan firmes.
El que puede estar tranquilo es Putin, las nuevas generaciones rusas vienen pisando fuerte. Tanto, que como se despiste cualquier día le dan la patada a él. 

domingo, 20 de septiembre de 2015

Güisqui ga-gá






La carrera espacial es una de las grandes proezas de la humanidad, un intento de conquistar el infinito que ha tenido que sortear obstáculos de todo tipo, tecnológicos, presupuestarios o la simple cerrazón de muchos incapaces de despegar los pies del suelo. Pero la traba que hoy pasamos a contarles puede ser el golpe de gracia a décadas de esfuerzo e investigación sideral.

Se hacen muchos estudios todavía sobre el comportamiento del cuerpo humano en ambientes tan extraños como el extraterrestre y sobre lo duro que serán los largos viajes a otros vecinos del sistema solar. En el contexto de amenizar las largas distancias la destilería escocesa Ardbeg mandó a la estación espacial unas barricas de su mejor güisqui para que envejeciera durante tres años en gravedad cero. Tras ese periodo se procedió a la cata del brebaje ennoblecido en órbita no geoestacionaria, y el resultado no pudo ser más desalentador pues los expertos quedaron como si hubieran hecho gárgaras con legía.

Igual que le pasa a muchos humanos en la tierra, el güisqui envejece mal en el espacio. Según los que probaron el licor su sabor recordaba al pescado con matices de carne y retrogusto a caucho. Vamos, igual al Dic de toda la vida. Si lo hubieran hecho en Segovia se hubieran ahorrado una pasta en poner una barrica en órbita. Houston, tenemos un problema gordo si no podemos beber para olvidar que llevamos quince meses en una especie de secadora gigante con otros tres pelmas camino del cinturón de asteroides a ver qué tal ambiente hay allí los sábados a la noche. Los rusos, siempre más adelantados en estas cosas pues el espacio exterior solo es un poco más grande que Siberia, no tienen problemas con el güisqui. Los cosmonautas se ponen hasta el culo de vodka, que toman sin problemas en ausencia de gravedad hasta quedar ausentes. Aunque la verdad es que los rusos se trincan cualquier botella etiquetada como vodka independientemente de lo que contenga.

Habría que repetir la prueba. En el espacio lo propio es dejar descansar el güisqui durante cinco años luz. Eso sí, el precio de la botella se dispararía, y con suerte lo catarían nuestros tataranietos. Mientras tanto que le den al Valdepeñas, un peleón que mantiene su calidad en cualquier punto de la galaxia.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Crucero paranoico

un mar de sospechas



Para atajar el síndrome post vacacional lo mejor es preparar con calma las siguientes vacaciones. Como estáis hartos de pasear entre piedras milenarias o de coceros en el chiringuito de guardia os proponemos una forma nueva de perder el tiempo. Una compañía con el sugerente nombre de Divine Travels nos invita, previo desembolso de unos 1200 dólares, a un crucero holístico, una visión integral de todas las conspiraciones habidas y por haber.

Mientras van de Los Ángeles a la Ribiera mejicana, además de los entretenimientos típicos de este tipo de singladuras, podrán seguir un interesantísimo ciclo de conferencias sobre transgénicos y otros terrores botánicos, Monsanto y sus chanchullos, las abejas que mueren de flor en flor, el calentamiento global y otros más localizados, las petroleras que fracturan todo lo que les dejan y más, la relación entre las vacunas y el autismo, las taimadas farmacéuticas inventándose nuevas dolencias, la maldición bíblica del sida, junto a un surtido de misterios arqueológicos varios, y por supuesto, desvelarán por fin quién mato a Kennedy. A bordo de este crucero de lo oculto sabrán de quién es la mano que mece la cuna, quién esconde datos, altera conciencias, compra almas, vende armas o simplemente da por culo.

Los temas a tratar apestan, pero se han dejado algunos de vital importancia en el tintero, a saber, la implicación de actores helenísticos adictos a cultos dionisiacos en el contubernio que puso fin a la vida de Viriato, o la influencia que tuvo el brazo incorrupto de Santa Teresa en la gestación del Segundo Plan de Desarrollo, asuntos que a muchos nos quitan el sueño.

Para andar en tierras tan resbaladizas se han buscado expertos que pisan con pie firme. Tenemos representantes de todas las profesiones liberales, desde abogados anti-transgénicos a futuristas, investigadores del control mental y lo paranormal, ufólogos, peritos en círculos en cosechas, educadores astrológicos y otras categorías profesionales que ni imaginábamos que pudieran existir.

En estas vacaciones en el mar al fin se caerán del guindo y verán la luz, gracias a este fenomenal equipo multidisciplinar descubrirán quién mueve los hilos en la sombra. Y es posible que ustedes mismos pasen a ser parte del selecto grupo de conspiradores y aprendan las más arteras mañas de control de masas y consigan que los sobaos pasiegos sean el dulce de referencia de media humanidad o que las amorfas masas futboleras abandonen el balompié y se dediquen en cuerpo y alma a la filatelia.