lunes, 22 de mayo de 2023

Invasión




 

¡Ding-Dong!

─ ¿Qué quiere?

─ ¿Es usted la entidad que habita esta localización?

─ Ehhh supongo que sí. ¿Usted quién es?

─ EZ23WK, pero dada la escasa capacidad de abstracción de su especie, puede llamarme Paco.

─ ¿Paco?

─ Soy líder coaxial de la pléyade.

─ ¿Pléyade?

─ La fuerza científico militar del planeta Yolo, destinada a conquistar su mundo, y hemos decidido empezar por su casa.

─ Vaya suerte la mía. Por qué no va donde los del 4B, están todo el día con pelis de zombis avinagrados, seguro que les hace más ilusión.

─ Nuestros qubik escáneres indican que usted es el individuo promedio de su especie. Le estudiaremos para conocer los flancos débiles de sus cerebros precognitivos

─ No me puede tocar la loto no, me tiene que tocar un marciano.

─ Comprendo que su limitada inteligencia espacial confunda el cuarto planeta de su sistema con la ubicación de nuestra civilización.

─ Marciano o murciano, el caso es dar por saco. ¿Qué le hace pensar que soy el típico terrícola?

─ En vez de copular con vistas a perpetuar su especie se dedica a autoescitarse con imágenes virtuales.

─ Eso no es cierto, a veces me la casco de memoria. Es lo que hay, las mujeres no me quieren ni para escobilla del váter.

─ En vez de ampliar el acervo científico y la competencia tecnológica de los suyos, dilapida su tiempo en vídeo juegos pueriles.

─ Matar marcianitos verdes con orejas de trompetilla hace que me sienta realizado.

─ En vez de relacionarse en vivo y en directo con sus semejantes, manda mensajes incongruentes plagados de emoticonos por las redes sociales.

─ Nada de incongruentes, la peña se cree que son paridas súper curradas.

─ Por ello, queremos reclutarlo para nuestra empresa.

─ ¡Por quien me toma, nunca traicionaré a los míos!

─ Le ofrecemos contrato indefinido, bonos por objetivos, retribución en especias, vacaciones pagadas, vehículo de empresa, trienios.

─ ¡Así hablan los míos! ¿Dónde firmo?

lunes, 8 de mayo de 2023

Infancia al fogón


 

Los USA son un gran país. Inventaron las pelis de vaqueros, el papel higiénico, la coca cola y las tarjetas de crédito, entre otros grandes avances para la civilización. Es un país muy rico, el paraíso del capitalismo. Dicen que su destino manifiesto es nadar en la abundancia, zambullirse como el tío Gilito en montañas de monedas doradas. Pero para que a algunos les llegue el oro al cuello otros tienen que sudar la gota gorda. En el país donde más millonarios hay por metro cuadrado, muchos tienen que perder para que ellos ganen. Y un sistema tan eficaz como el yanqui no se anda con remilgos a la hora de exprimir a los débiles, sean de la edad que sean. Hace poco la inspección de trabajo ha multado a varias franquicias de la entrañable cadena de comida basura McDonald´s con algo más de doscientos mil dólares por tener trabajando a 305 menores de edad en Kentucky, Indiana, Ohio y Mariland.

En realidad, lo que estaba haciendo McDonald´s era inculcar el sueño americano desde la más tierna infancia. Si a los diez años estás frente a una freidora, quizás a los veinte seas el CEO de una starup de IA, a los cuarenta presidas un fondo buitre, y a los sesenta, podrido de dinero y de vuelta de todo, te presentes a presidente solo por las risas. Al menos eso creen muchos ciudadanos. La cruda realidad es que acabarán sus días durmiendo en un coche destartalado o bajo un puente sobre cartones de Happy Meal.

Pero tranquilos, el problema del trabajo infantil está en vías de solución. La gobernadora republicana de Arkansas ha eliminado trabas burocráticas para que los empresarios puedan contratar legalmente críos. En Oiwa y Minesota están pensando en lo mismo. Ahora se entiende mejor la oposición republicana al aborto. Necesitan mano de obra barata. Necesitan críos cobrando cuatro perras para que el ultramillonario de turno se puede comprar un nuevo avión privado. Ahora que vuelven a legalizar el trabajo infantil, quizás se animen con la esclavitud, que desde el punto de vista económico es muy rentable. El sueño americano produce monstruos.

lunes, 24 de abril de 2023

El gesto de un dios


 

Hoy hablaremos de un personaje mítico. Deseado por las mujeres, admirado por los hombres, idolatrado por los niños, temido por sus enemigos, envidiado por todos. No, no es el alcalde de Madrid, es más grande, es Cristiano Ronaldo. El astro luso irradia fama y éxito más allá del planeta futbol, deslumbrando al resto de la galaxia. Nosotros, pobres pardillos, sólo podemos olisquear las migajas de su gloria, contemplar anonadados a un dios con el balón pegado al pie.

Como pasa tantas veces con los dioses, el divino Ronaldo en un momento dado de su excelsa existencia determinó iniciar el tránsito de occidente a oriente, que por aquellas latitudes saben honrar a ese tipo de seres desde épocas inmemoriales. No por casualidad eligió como residencia Arabia, patria de otro profeta y de jeques de billetera fácil. Ronaldo el dios esperaba ser adorado por la plebe árabe mientras desbordaba defensas y fusilaba porteros. Pero la fe de los imperfectos humanos es variable como veleta, de ahí que el dios se viera cuestionado por aquellos que deberían ser sus adictos. En vez de alzar salmos de alabanza cuando enfilaba el área rival, en vez de clamar aleluya aleluya cuando resolvía desde el punto de penalti, algunos desahogados osaron mentar al innombrable, al demonio argentino que años lleva intentando eclipsar la gloria de nuestro dios. Pero Ronaldo sabe impartir justicia como sólo lo hacen los que están más allá del bien y del mal. Con un gesto de su excelsa mano se agarró las pelotas para dar a entender a la chusma que le increpaba con cantos hostiles que se la sudaba en estéreo. Qué elegancia agarrándose el paquete, qué empaque, qué sobriedad.

 Mensajes tan directos están al alcance de muy pocos. No es lo mismo que usted se toque los cojones en el ascensor a que un dios lo haga en un templo futbolero. Harán falta los pertinentes estudios hermenéuticos para ponderar en toda su valía la enjundia que esconde gesto tan aparentemente banal. Mientras, algunos reclaman que sea expulsado de Arabia. Pronosticamos que todo quedará en nada. Cuando los dioses señorean el césped derrochando poderío, a nosotros, pobres mortales, sólo nos queda lamer sus botas.