lunes, 27 de octubre de 2014

La tour en rose

la torre loca
Foto de Marcos Maté


El skyline de París sin la torre Eiffel se nos antoja tan precario como un cojo sin muleta o castillo sin foso. El hormiguero humano que la rodea, disciplinados turistas, bohemios a media jornada, peregrinos de las artes, aprendices de bont vivant o meros transeúntes, se debaten por desentrañar su secreto. Se creen presa del síndrome de Stendhal ante semejante pináculo cartesiano, fanfarria chauvinista, delirio de acero, dardo apuntando al infinito, álamo en la ribera de la vanidad o faro de la ciudad luz. Pero su ser profundo se encuentra en Pigalle, allí se hace pública e impúdica la promesa de vida loca que la insaciable tour nos puede proporcionar para llenarnos de satisfacción.

lunes, 20 de octubre de 2014

Sexo senil


La juventud ha dejado de ser la vanguardia en el mundo actual. El divino tesoro de la mocedad se ha vuelto calderilla, el otoño dorado de la senectud es el refugio actual de las almas inquietas. Mientras los jóvenes están paralizados por las dudas, la inseguridad o la falta de futuro, los veteranos, curtidos en mil escaramuzas con la vida, son hoy los que llevan la voz cantante. 
Si hace unos años los mayores esperaban que llegara su hora jugando al dominó o a la petanca, hoy salen en su busca con alegre inconsciencia. En la ciudad de Charleroi, en Bélgica, se dieron cita más de doscientas personas de sesenta y cinco en adelante con el afán de montar una orgía. Calculen la de canas al aire que se pueden echar entre tanto sexagenario.  El paisaje humano sería de una voluptuosidad digna de Rubens, con lorzas al aire, pellejos colgando, lustrosas calvas y alguna que otra prótesis que bien utilizada podría dar juego. 
La erótica asamblea tuvo lugar en un local de intercambio de parejas con la clara intención de ponerse las botas, pero la mala suerte quiso que siete murieran con las botas puestas. No sabemos si el deceso ocurrió en el acto tras una sobre estimulación les dio tiempo de beneficiarse a algún-alguna compañera-o de farra. Es una pena que fueran a darse una alegría al cuerpo y algunos acabaran de cuerpo presente, pero seamos positivos y consideremos que cientos noventa y tantos sobrevivieron a una bacanal que no se recuerda ni en los anales de Gomorra. Ya nos gustaría saber cuántos veinteañeros aguantarían semejante tren de vida. 
Puestos a elegir, no es mal plan morir emparedado entre tus semejantes, entregándose en alma, y sobre todo en cuerpo, al prójimo, folgando en el epicentro mismo de la concupiscencia, siguiendo el divino mandato de amaros los unos encima de los otros. Y luego, que les quiten lo bailado. 

lunes, 13 de octubre de 2014

La plaga

Asistimos atónitos a otro éxito del gobierno Rajoy, un nuevo hito de la gestión del PP. A la interminable lista de logros tales como  paro, desahucios, saqueos, pobreza, tarjetas black, colas en Cáritas, hay que añadir, voilá, un poquito de ébola como guinda del pastel. Otra vez volvemos a ser referencia mundial, otra vez la marca España en lo alto del cartel. 
El que hayamos importado un par de casos de ébola sin estar preparados poco importaba al gobierno, el caso era la campaña propagandística. Si tras un cursillo de media hora alguien acaba contaminado, la culpa es de la pobre víctima y no de la cicatería en recursos del gobierno. 
Y para colmo ponen al frente del desaguisado a la chica Gurtel, Ana Mato, que gasta  en confeti en el cumple del churumbel lo mismo con lo que otros viven un lustro, nefanda ministra que no tiene carisma ni para regentar un puesto de castañas. Su única acción ejecutiva ha sido darle matarile a Escálibur, en la esperanza de que muerto el perro se acabó el ébola. Que no se quejen en la derecha si les llaman mataperros. De sainete fue la trifulca entre los perroflautas defensores del perro y los sicarios mandados por la Mato. 
Gracias a estos acontecimientos ya sabemos cuáles son las bases sobre las que se va a asentar la recuperación. Las raíces vigorosas de las que hablan son las de los cipreses de los cementerios. Si les faltaban razones para huir de este país, ahora tienen una más. Tenemos una plaga, se llama PP.

lunes, 6 de octubre de 2014

A pares

La esquela es un género que no pasa de moda. La cercanía de la muerte afila el estilo de las notas necrológicas, prosa breve y doliente dedicada a aquellos que ya no podrán leerla. La verdad es que la tónica general es bastante anodina, aburridas listas de familiares acongojados, horarios de funeral, que si el protagonista estará de cuerpo presente o declinará el honor, o si la familia recibe o pasa de todo. Pero las hay que se convierten en pequeños panegíricos del difunto, alabando la mano que tenía para los garbanzos con callos, las medallas logradas en combate o el vacío que deja en la asociación filatélica local. 
Hay otro tipo de esquelas que sacan a la luz facetas del muerto desconocidas hasta la fecha. Tal es el caso de las dos necrológicas que aparecieron juntas en un periódico argentino. Guillermo es el protagonista indiscutible. En la primera su mujer e hijos se despiden de él con dolor. Sin solución de continuidad, no sabemos si por casualidad o por maldad de los redactores, se despide del mismo una tal Susana, en términos inequívocos. Nótese la emoción contenida de la primera nota, de estilo convencional y opacando cualquier desahogo sentimental, en contraste con la pena monda y lironda de la segunda, sin artificios ni palabras gastadas. Susana agradece a su gordito querido los cinco años de felicidad recibidos. 
Parece que el bueno de Guillermo se guardó bien sus aventuras, pues fue toda una sorpresa para sus familiares y amigos la aparición in extremis de Susana. A la desconsolada viuda, tras leer la esquela contigua, ya no hay quien la consuele. Es difícil aventurar cuales hubieran sido las intenciones del vivo de Guillermo de seguir entre los vivos, pero su amante tenía claro que una esquela es un momento tan bueno como cualquiera para oficializar una relación, aunque fuera a toro pasado.