lunes, 30 de marzo de 2015

Al rico mantecado

mantecados santo cristo amarrado columna

Aunque los mantecados son dulces más navideños que pascuales, los del santo cristo amarrado a la columna se han ganado a pulso un hueco entre los golosos penitentes. Mientras sus papilas se derriten empalagadas por la grasa edulcorada harán memoria del episodio en el que ningunean al hijo del hombre y lo atan cual acémila para redimirnos de nuestros supuestos pecados. Semejante acto de entrega, a la gula, forzosamente tenía que ser de marca registrada, aunque la patente sea de algún jerarca católico, que la fe no está reñida con hacer caja.
Los polvorones del cristo ensogado son los patrocinadores oficiales de conocidas cofradías, como la de la Ostia Demediada o la de las Tres Marías Amorradas al Copón, devotos grupos vestidos de inquisidores picudos que desfilan al toque de clarines y tambores para mayor gloria de dios. En estos días de pasión tienen preparada una promoción penitencial irresistible. Comprando tres cajas de mantecados les regalarán un práctico cilicio para que castiguen el cuerpo mientras atacan a los mantecados. Comprando seis cajas entran en el sorteo de una mortaja o una capa zamorana, a elegir. Y si se hacen con nueve cajas recibirán una indulgencia plenaria firmada por el mismísimo obispo de Mondoñedo, y así beber todo lo que quieran para bajar tanto polvorón.

lunes, 23 de marzo de 2015

Salutación del optimismo

palabras y letras

Estar vivo tiene sus servidumbres, pocas veces luce el sol sin más: periodos de nubosidad variable, chaparrones ocasionales, tormentas con gran aparato eléctrico o viento racheado del estrecho que te lleva hasta los empastes. Pero todos sabemos que al final acabará escapando. El ser humano posee una inhumana capacidad para sobreponerse a cuantos golpes tenga a bien la fortuna darnos, sin perder la compostura y hasta sonriendo cara a la galería. La gente tiene más moral que el Alcoyano, y no hay crisis, ni dios ni patria que los espante más de lo necesario. Y parece que uno de los secretos de la felicidad reside en el lenguaje.
En la universidad de Vermont, Petter Dodds ha estudiado veinticuatro lenguas de todo el mundo, ha recopilado más de cien mil palabras de cada una y valorado las connotaciones positivas y negativas de todas ellas. Tras semejante trabajo de chinos concluyó que los términos positivos son mayoría en todas las lenguas estudiadas. El optimismo es un remedio que se administra por vía oral. Si recordamos que Chomsky afirma que la capacidad lingüística es innata al ser humano, no aprendida, que estructura nuestro cerebro, tenemos la explicación de por qué somos la alegría de la huerta, a pesar de todos los aguafiestas empeñados en que nos tiremos de un puente con una piedra al cuello.
El amigo Petter hila más fino si cabe al establecer un listado de lenguas según sus niveles de optimismo, y por una vez estamos en lo más alto del cartel y no para mal, pues concluye el coleccionista de vocablos que el español es el más positivo de todos los idiomas. Un país como éste, con tantas fiestas de guardar, sol y parranda, normal que tenga un léxico especializado. Hasta ahora el ínclito castellano solo era ubérrimo en soltar insultos, improperios, palabrotas, tacos, exabruptos, términos soeces u ofensivos y descalificaciones de cualquier pelaje, pero entre toda esa verborrea, quién lo diría, abre sus pétalos la frágil flor de la alegría y su semilla, la compasión por el prójimo.
Pongámonos pues como unas castañuelas por nuestro idioma cantarín. Gracias a él mantenemos a raya a la terca realidad y enderezamos los renglones torcidos de dios.

lunes, 16 de marzo de 2015

Ovina wifi


Hace tiempo que la literatura pastoril no está de moda. Han caído en el olvido los nemorosos versos del divino Garcilaso y tantos otros, donde unos galantes pastorcitos, cerca del Tajo en soledad amena, desgranaban sus cuitas de amor, jurando que morirían a los pies postrados de la que con tanto rigor los trataba. Hoy en día los pocos pastores que en el mundo quedan malviven a la intemperie cañada arriba cañada abajobregando con unos rebaños que no valen lo que comen. Pero hasta esos perdidos pagos llega la revolución tecnológica, trasformando ese oficio milenario en una profesión de vanguardia.  
En la universidad de Lancaster, el profesor Gordon Blair y su equipo han tenido la brillante idea de colocar a las ovejas un collar que ofrezca conexión wifi. Como ven, estos ingleses pasan del internet de las cosas y se centran en el internet de los animales. Argumentan que con esta wifi a cuatro patas se eliminarían los problemas de conexión que sufren en el medio rural. Desde luego, sería un espaldarazo para un sector que lleva años agonizando. El sufrido pastor pasaría a ser un gestor de redes semovientes, y pobre del que intente gorronear wifi que se puede llevar un zurriagazo de padre y muy señor mío. Desde ahora los desaprensivos no se acercarán a trasquilar ovejas si no a descargarse toda la saga de star wars gracias a Lucera. 
Es una innovación que puede extenderse a otros ámbitos agrarios: usar los cuernos de la vacas como repetidores de telefonía o cerdos ibéricos con conexiones 4G serían opciones interesantes. Mientras tanto, bienvenida sea la wifi borrega, muchos estarán encantados de conectar gracias a sus congéneres. 

lunes, 9 de marzo de 2015

Playmate del mes: Marina Mero

marina mero playmate


La historia de nuestra playmate de este mes viene marcada por su ascendente piscis. Marina Mero es hija de un socorrista que prestaba sus servicios en la playa de poniente en Benidorm. El desahogado no tenía empacho en izar bandera roja e ir a echar el anzuelo a la que sería la madre de esta sirena varada, una camarera de chiringuito que despachaba sangrías y paellas con regusto a salitre. Marina pasó su infancia cerca del mar pues nació en el mediterráneo, era lógico que su horizonte profesional acabara en aguas poco profundas. 
Tras varios años regentando un negocio de barcas a pedales, conoció una noche loca a un avispado productor que le propuso trabajar en Los vigilantes de la playa, sustituyendo a Pamela Anderson cuando no llegaba en condiciones tras sus fiestukis de finde. Desavenencias con David Hasselhoff le hicieron abandonar la serie, pues con tanto coche fantástico al bueno de David se le había olvidado usar la marcha atrás. Entonces viró el rumbo de su carrera hacia la publicidad, y prestó su imagen a una campaña de manguitos, con escaso éxito pues la clientela se fijaba más en sus flotadores. Adquirió gran protagonismo en el revival del trikini, donde hipotecó el chiringuito familiar pensando que nadarían en la abundancia, pero el voluble mundo de la moda la dejó en bragas. 
Tras este nuevo naufragio decidió ir a lo seguro y buscarse un marido con yate de veinte metros de eslora por lo menos. Otro piscis que vendía piscinas fue su alma gemela, Casimiro Vega, cuyo negocio iba viento en popa. Por desgracia, las cubetas para esparcimiento acuático son propias de lugares de secano. Marina tuvo que abandonar la costa y vivir en la meseta, donde su marido plantaba tantas piscinas como otros pinos. Si la cabra tira al monte, nuestra playmate a cualquier acuífero que se le cruce, que las que nacen para sirenas ejercen de ello hasta en el páramo más agreste.

lunes, 2 de marzo de 2015

El reino del revés

bandera belga al revés

Hay telas de colores crudos más o menos cuadradas muy buenas para sonarse los mocos. Cuando las pintas de colorines y las cuelgas de un mástil se convierten en el símbolo de la permanencia e inmutabilidad de alguna nación. Como los sentimientos patrióticos suelen ser chillones, los colores van a juego. Además de ponerse tieso cuando pasa, puede uno envolverse o enterrarse con ella, subir hasta la quinta puñeta para que ondee en lo más alto, usarla de salvapantallas o pulsera.
Como todo símbolo, el ritual es importante. La tela tiene que estar planchadita, sin remiendos ni lamparones, izarse y arriarse con la pompa y boato necesario, y sobre todo, colocarla como es debido. En este último detalle parece que no han caído los belgas, gente con la misma fama que los de Lepe, pues llevan siglo y medio colgando su bandera al revés. Allá por 1830 decidieron que su estandarte tuviera tres franjas horizontales, y en un alarde de originalidad eligieron el negro, el rojo y el amarillo. Unos años después descubrieron que la suya se parecía mucho a la de sus vecinos holandeses y la pusieron con las franjas verticales, pero en la constitución sigue rezando de la otra manera.
El asunto no es baladí pues poner la bandera al revés indica rendición ante el enemigo, secuestros, motines y otras cosas de mal fario. Quizás sea ésta una de las razones por las que el reino belga ande manga por hombro, con los valones yéndose por peteneras y los flamencos echando balones fuera. En nuestra patria es inconcebible semejante error, ya se encargaron nuestros próceres de hacer una bandera capicúa para que el pueblo no se liara al subir y bajarla, aunque los que las queman tanto lo hacen de derechas o de revés.
Como ven un caso digno de ser estudiado en el programa Diversión con banderas, de nuestro vexilólogo favorito el doctor Sheldon Cooper. Tenemos que reconocer que estas historias de insignias ondeando al viento nos conmueven, no en vano desde pequeñitos hemos llevado en el interior abanderado. No somos de bandera blanca que se ensucia mucho, ni de bandera negra que en las barricadas hace mucha corriente, lo nuestro es la bandera arco iris desde alguna carroza petarda.