Sorpresas te da la vida, y algunas hasta buenas. Si no que le pregunten al piloto militar yanqui Martín Kober, que se ha encontrado un cuadro de Miguel Ángel bajo su sofá.
Resulta que tras años de peinar los vientos por orden del tío Sam, un buen día decidió barrer la sala, y allí se topó con el cuadro. Lo mandó peritar y le han dicho que vale 300 millones de dólares. El cuadro llevaba varias generaciones en poder de su familia, que no le había hecho mucho caso, hasta el punto de acabar arrumbado bajo el sofá después de que los niños lo descolgaran de la pared en la que estaba de un pelotazo.
Después de leer la noticia, y visto el tiempo que hace que no limpiábamos tras nuestro sofá, hemos ido rápidos a ver si la suerte nos daba de cara, con resultado incierto. Bajo el mueble que señorea la sala y nos proporciona dulces horas de sueño, mientras vemos el campeonato mundial de natación sincronizada o eventos más emocionantes, hayamos lo siguiente: un catálogo de Venca del verano del 2000 con unos bikinis que parece mentira que la gente se los ciñera; un condón caducado, acabada su vida útil sin encontrar hombre ni conocer mujer; unas mondas de naranja ya momificadas, y las instrucciones de uso de una yogurtera (pero del susodicho aparato ni rastro)
Todavía no hemos conseguido que ningún perito se pase a tasar los objetos encontrados, pero tampoco nos hacemos ilusiones. Pero puede que tras su sillón preferido o el sofá cama que no abren desde la visita del tío Genaro el del pueblo den con una virgen de Murillo o una gorda de Botero. Miren por si las moscas