Donosti es
una ciudad enfrentada a un mar tempestuoso, que ruge mientras se estrella ola
tras ola, por eso los grupos allí nacidos parecen querer calmar con su música
la furia del cantábrico. La pequeña ciudad cuenta con un plantel deslumbrante:
La Dama se esconde, Duncan Dhu, Lemans, Family, La Buena Vida o los denostados
de La Oreja de Van Goth. Salvando las diferencias entre unos y otros, diríase
que les une el afán de las pequeñas revoluciones burguesas, las melodías de
mesa camilla, de excursión de grupo parroquial, un pop de andar por casa teñido
de la bruma de la vieja ciudad un día cosmopolita y que hoy vive de las rentas.
Un estilo que está en el germen del indie que hoy padecemos y disfrutamos.
Y como lo
que más nos gusta es La Buena Vida, dejamos aquí esta joya en recuerdo suyo. La
suave voz de Irantzu nos lleva de vuelta a los temas intimistas que convertían
sus conciertos en remansos de sencillez y calidez. No están pero llevan ya con
nosotros la mitad de nuestra vida y los seguimos echando de menos.