lunes, 29 de enero de 2024

Zona Negativa

4 Fantásticos John Byrne en la zona negativa
4 Fantásticos John Byrne


No es la quinta dimensión, más frecuentada que metro en hora punta. No es uno de los infinitos universos paralelos, donde tus innumerables yos lo mismo hacen de ventana oscilobatiente que de jefe siux autista. Es la zona negativa, la antítesis de nuestra dimensión, habitada por seres abismales de la calaña de Annihilus, su rey y señor. Es un universo de antimateria en estado de contracción, diferente al nuestro, hecho de materia y en plena expansión. El tiempo transcurre a gran velocidad. Todo ello hace que la vida sea algo tan excepcional como el dopaje en los clubes de brisca. Los pocos entes que se mueven en ese medio como Annihilus o Blastaar están más zumbados que una legión de cocineros deconstruyendo la sopa boba. El infierno de Dante es un balneario para almas de amapola comparado con la zona negativa. Hasta al gran Galactus, el devorador de mundos, le tira la sisa en aquellas tenebrosas latitudes. Quizás la puedas visitar si te vistes con un traje de vibranium y moléculas inestables, que da un toque de glamour high tech y te disimula los michelines. El modelón es gentileza de Red Richard, la mente más brillante vista nunca en un humano y líder de los 4 Fantásticos, el grupo que más excursiones organiza a aquella temible realidad.

 La zona negativa es una de tantas ideas pop que pueblan las historias de superhéroes dotándolas de una pátina bizarra disparatada épica apocalíptica que lo flipas en colores que tanto nos gusta. De propina, les regalamos un temazo de Los Vegetales dando su propia versión sobre semejante realidad.





lunes, 15 de enero de 2024

Pedida de mano


─Buenos días, señor. Vengo a pedirle la mano de su hija.

─Nos sentimos muy honrados, pero estoy en la obligación de informarte de la peculiar personalidad de mi hija. 

─Yo la quiero en lo bueno y en lo malo.

─Eso te honra, pero quizás no pienses igual cuando la veas pasear de noche por el cementerio vestida de lagarterana. 

─Yo quiero que cumpla todas sus fantasías.

─Está bien, pero que sepas que se arranca a cantar el himno del Betis cada vez que pisa un Zara.

─Esa naturalidad la hace única. 

─Y sabe que ella y las atorrantes de sus amigas frecuentan los mejores salones de té de la ciudad poniéndose hasta las cartolas de carajillos.

─Es una costumbre que tienen desde la adolescencia, es parte de su encanto.

─ ¿Te sientes con fuerzas para vivir con ella y su colección de miles de tapacubos?

─Ni siquiera eso conseguirá tapar la boca a nuestro amor.

─Y lo de pasar las vacaciones en una piscifactoría, ¿qué te parece?

─Es una buena alternativa a la masificación playera.

─En fin, solo me queda advertirte que come los morros de cerdo con las manos.

─Bueno, yo a veces me como las uñas.

─ ¿Qué dice? ¡Desahogado! ¡Atorrante! No daré la mano de mi hija a un tipo tan vulgar, ¡fuera de mi vista, gañán!