De unos años
para acá han aumentado las necesidades expresivas de la gente. Ya saben, a
veces la vida moderna nos deja sin palabras y tenemos que buscar nuevas
expresiones para acotar una realidad que nos sobrepasa. Las letras del alfabeto y las infinitas
expresiones que con ellas se pueden crear no dan abasto. La necesidad de concisión
y economía ha puesto en boga los emoticonos, figuritas que se suponen que
comunican ideas, emociones o vaya usted a saber qué conceptos peregrinos. No es
rara la comunicación por WhatsApp u otras redes sociales que no esté salpicada
de los simpáticos muñecos, aunque el significado muchas veces se nos escape.
Dentro del género escatológico, las socorridas
esquelas no pasan de moda, aunque la mayoría sean un rutinario aviso para que
amigos y familia pasen a despedir a los que han tenido la suerte de abandonar
este mundo cruel. Pero los hay que en el último trance agudizan el ingenio y
regalan piezas de calidad.
Era cuestión
de tiempo que los modernos jeroglíficos llegaran a las esquelas. La señora
Carmen consideró que mejor que la pesada cruz un emoticón guasón daría un aire
más distendido al aviso de su deceso. Alguien que se toma la muerte con tanto
humor seguro que de viva disfrutó de mejor humor todavía. Como no hay alusión
ninguna, pensamos que la señora Carmen no seguía la religión dominante. Aun
así, la Iglesia debería preocuparse, no sea que sus adeptos abandonen la
iconografía tradicional por las nuevas modas. Una cosa es que nadie teja su
mortaja en casa y otra muy distinta que ya ni la cruz en la esquela pongan.
Debería reunirse la congregación vaticana correspondiente y preparar una serie
de emoticones sacros para no perder el tren de la modernidad. Un emoticono
coronado con el aro de la santidad repartiendo bendiciones reconfortaría muchas
almas jóvenes, otro con cara de pocos amigos amenazando con las penas del
infierno para mandar al colega cuando esté en el puticlub, uno con los mofletes
de los ángeles de Murillo para compartir con la abuelita, además de un buen
surtido de demonios y pecadores de referencia, serían una renovación que los
cristianos más conectados agradecerían. Sobre todo porque los protestantes y su
fino olfato para el negocio ya han escrito una Biblia Emoji, trufando el
solemne estilo testamentario con los pizpiretas amarillos.
Nosotros
alabamos a la señora Carmen y agradecemos el impulso que ha dado al género,
aunque prevenimos sobre su abuso. Una figurita da un toque divertido a la
esquela, pero ya vendrá el que redacte toda la nota con estos caracteres, y no
sabremos si el finado estaba muerto a estaba de parranda.