lunes, 24 de abril de 2023

El gesto de un dios


 

Hoy hablaremos de un personaje mítico. Deseado por las mujeres, admirado por los hombres, idolatrado por los niños, temido por sus enemigos, envidiado por todos. No, no es el alcalde de Madrid, es más grande, es Cristiano Ronaldo. El astro luso irradia fama y éxito más allá del planeta futbol, deslumbrando al resto de la galaxia. Nosotros, pobres pardillos, sólo podemos olisquear las migajas de su gloria, contemplar anonadados a un dios con el balón pegado al pie.

Como pasa tantas veces con los dioses, el divino Ronaldo en un momento dado de su excelsa existencia determinó iniciar el tránsito de occidente a oriente, que por aquellas latitudes saben honrar a ese tipo de seres desde épocas inmemoriales. No por casualidad eligió como residencia Arabia, patria de otro profeta y de jeques de billetera fácil. Ronaldo el dios esperaba ser adorado por la plebe árabe mientras desbordaba defensas y fusilaba porteros. Pero la fe de los imperfectos humanos es variable como veleta, de ahí que el dios se viera cuestionado por aquellos que deberían ser sus adictos. En vez de alzar salmos de alabanza cuando enfilaba el área rival, en vez de clamar aleluya aleluya cuando resolvía desde el punto de penalti, algunos desahogados osaron mentar al innombrable, al demonio argentino que años lleva intentando eclipsar la gloria de nuestro dios. Pero Ronaldo sabe impartir justicia como sólo lo hacen los que están más allá del bien y del mal. Con un gesto de su excelsa mano se agarró las pelotas para dar a entender a la chusma que le increpaba con cantos hostiles que se la sudaba en estéreo. Qué elegancia agarrándose el paquete, qué empaque, qué sobriedad.

 Mensajes tan directos están al alcance de muy pocos. No es lo mismo que usted se toque los cojones en el ascensor a que un dios lo haga en un templo futbolero. Harán falta los pertinentes estudios hermenéuticos para ponderar en toda su valía la enjundia que esconde gesto tan aparentemente banal. Mientras, algunos reclaman que sea expulsado de Arabia. Pronosticamos que todo quedará en nada. Cuando los dioses señorean el césped derrochando poderío, a nosotros, pobres mortales, sólo nos queda lamer sus botas.

lunes, 10 de abril de 2023

Vírgenes ardientes


 

La semana santa ha pasado cargada de pasión. No solo por las falanges de capuchones puntiagudos apuntando a la luna, ni por las laicas barrigas cara al sol en las playas, ni siquiera por la bizarra estampa de Felipe VI el Preparado a pie de paso, no. Fue algo más escatológico, si cabe. Esta semana santa hemos contemplado sucesos difíciles de interpretar. Primero fue nada menos que la virgen del Rocío, la de Vélez-Málaga, la que saltó en llamas en plena procesión. Luego fue la virgen de Gracia de Almadén de la Plata, menos conocida ella, la que salió chamuscada. Así hasta cuatro o cinco, lo nunca visto.

Lo fácil sería pensar que nuestra madre celestial se inflamó de pena ante los muchos y variados pecados de sus cada vez menos y pasotas fieles. No debemos quedarnos en un análisis tan simplón, aunque algo haya de ello. Las más preclaras mentes teológicas apuntan a un contubernio ateo masónico destinado a socavar los pilares mismos de la cristiandad. Concretamente, sospechan de los liantes de la agenda 2030, en comandilla con los más recalcitrantes del colectivo LGTBI, enanos bolcheviques mezcaleros, separatistas bolivarianos ludópatas y monaguillos renegados. Otra escuela teológica más mundana aventura una interpretación de andar por casa. La virgen se inmolaría para llamar la atención sobre el cambio climático, visto que en unas décadas no habrá cristiano que pueda salir a la calle, ya sea a la misa o al bar.

Nosotros sospechamos que el fenómeno tiene que ver con la pérdida de visibilidad de esta señora. Desde que los móviles tienen cámara han bajado exponencialmente las apariciones marianas, suponemos que por su natural timidez y el miedo a que la utilicen para memes poco edificantes. Un estudio en profundidad del nuevo testamento nos inclina a pensar que María no se sentiría a gusto en redes sociales. Así que ha optado por un acto radical para llamar la atención sobre su propia persona y su papel clave en el plan divino. Y lo ha conseguido. Lástima que después de esta semana donde la han paseado arriba y abajo como patata caliente, la volverán a aparcar en alguna lóbrega capilla, y no se acordarán de ella hasta el año próximo. Así de inconstante es la fe de muchos.