lunes, 28 de abril de 2014

El verde pañuelo de don Celemín (I)


Si alguno gustare consultar el anuario de la andante caballería del año en curso tendrá cumplida noticia de los hechos y hazañas de don Celemín de Megapilas, caballero que peinó selvas y fatigó cañadas en oriente y en occidente por pregonar las virtudes de la su dama, doña Ambrosía de Membrillo, dama muy principal en su casa y de la que las malas lenguas decían que un ojo miraba para levante y otro para poniente, pero que al de Megapilas parecíanle dos luceros ante los cuales el mismísimo sol brillaba en vano.
No se sabe si fue el destino o el azar, o una conjunción de ambos, que en cierta calurosa jornada en que iba el caballero del Flequillo Flojo junto a su fiel escudero por el llano con intención de que algún honroso hecho de armas blasonara su escudo, topara con don Celemín y su lacayo en un cruce de caminos bajo un algarrobo, única ínsula nemorosa en leguas a la redonda bajo la que defenderse del sol abrasador. Como entre caballeros de alta cuna es de bien nacidos entrar en pláticas, Tirso Terco pidióle permiso a Celemín para guarecerse un rato de la canícula. Éste, con tono cortés pero decidido, advirtió al recién llegado que solo gozaría de la umbría sombra si antes reconocía la preeminencia de su dama sobre todas las del reino, excepción hecha de la reina, que no era asunto de incomodar al monarca, que ya tenía lo suyo con quemar herejes y escabechar flamencos.
Diose el caso que el del Flequillo Flojo no solo no estuviera de acuerdo, sino que fuera exactamente del mismo parecer, pero referido a su señora, Brisilda de la Solana, de Ventorrillo la más bella, y por ende, del orbe entero. Sabido es que este tipo de porfías entre caballeros acaban siempre en el campo del honor, por lo que acordaron batirse en justa singular para dirimir quién tenía la dama más mona.
Marco Parco ajustó el peto y el espaldar de su señor lo mejor que pudo mientras don Celemín tenía que armarse él mismo pues era novato su escudero y no distinguía una espuela de una espiga. Rampante, el percherón que Flequillo Flojo había distraído de dar vueltas a la noria, aquel día no dejó en la estacada a su jinete y le regaló una fuerte cabalgada que le permitió a Tirso en el primer lance llevar por los aires a don Celemín. Con gran estrépito cayó a tierra el de Megapilas, dislocándose un hombro y haciéndose varias brechas en la cabeza.

lunes, 21 de abril de 2014

El tiempo entre costuras


Este año queremos sumarnos a los actos del día del libro haciéndonos eco de una de las campañas de promoción cultural más originales vistas en los últimos tiempos. Nada de leer el Quijote hasta el alba o sacar a cuatro viejas glorias a hablar de la prosodia del canciller de Ayala. Al público hay que buscarlo allí donde se encuentra, utilizar un lenguaje directo, saber camelarle. Por eso, la promoción de la fotografía, por tres bragas un libro de regalo, es de las que hará aumentar la masa de lectores de forma exponencial. Con ofertas como ésta se consigue que además de que una tape sus vergüenzas a buen precio amplíe su horizonte vital hasta límites insospechados. 
Puestos en contacto con los responsables de la campaña, no descartan que en un futuro cercano extiendan su promoción al género masculino, aunque lo ven complicado visto lo refractario de este segmento de mercado a la lectura y que renuevan su ropa interior una vez cada década. Mientras tanto, los que lo deseen pueden quedar como un señor regalando estas primorosas braguitas a su parienta y quedándose ellos el libro, que nunca se sabe cuándo va a cojear una mesa. 

lunes, 14 de abril de 2014

Si Tú Me Dices Ben, Yo Digo Affleck



Fantástico tema de Love of Lesbian les traemos hoy, uno de los grupos más en forma de la actualidad. En la noche eterna, navegando por barras llenas de cerveza y Martini,  al final las luces estroboscópicas como un faro te  llaman a unirte en la pista con todos los cuerpos fogosos que buscan ser blanco fácil mientras suena Dancing Queen. Más allá del bien y de la mediocridad, marcando hasta con la última molécula de tu machacado ADN el ritmo que te eleva un peldaño por encima de la realidad, verás nacer una  estrella en ti. Porque tú lo vales. 

lunes, 7 de abril de 2014

Aquí huele a muerto


Vivimos en un mundo lleno de peligros grandes y pequeños. Nos acechan el cambio climático, la liquidación del estado de bienestar, la tiranía del capitalismo con rostro inhumano, hasta el mismo fin del mundo, sin contar con que cualquier día bajando de una acera te puedes romper una pierna. Pero si algo tiene a la gente con el alma en vilo es una posible apocalipsis zombi. Desde que la teleserie Walking dead los pusiera otra vez en circulación los no muertos no han tenido un momento de descanso. De arrastrarse por pelis de serie Z han pasado a  convertirse en iconos de la cultura popular, buena excusa para dar rienda suelta a la casquería cutre y a la violencia chorra. Acabarán más quemados que los fantasmas decimonónicos, que con sus sábanas y cadenas a cuestas ya no asustan ni a los niños chicos. 
Aunque parezca mentira, hay gente preocupada de que le asalte un zombi en la cola de la pescadería, mientras vacía el buzón de propaganda o en el cumpleaños de la suegra. Para todos esos aprensivos acaba de nacer Eau the death, una colonia para espantar zombis. Unos investigadores del Doane College de Nebraska han sido las mentes pensantes tras el proyecto, serio candidato al nobel de química friki. El perfume está hecho de putrescina y cadaverina, dos poliamidas generadas por los cuerpos putrefactos y responsables de su mal olor. 
Reconocemos que la psicología zombi no es nuestra principal área de interés, pero esos aromas pestilentes que recuerdan cuerpos descompuestos más que repeler a los muertos en vida tendrían que atraerles, que sus bodys no huelen a agua de rosas precisamente. En fin, que si doctores tiene la iglesia, frikis tienen los zombis para saber de sus íntimas aspiraciones. Lo que casi podemos asegurar es que al que se le ocurra ponerse la Eau the death, no sabemos si los no muertos se les acercarán o no, pero de los vivitos y coleando seguro que ninguno.