lunes, 27 de noviembre de 2023

Horóscopo 2024 (I)

Una vez más presentamos la predicción más exitosa y atinada para el año próximo, que pueden consultar gratis total. Nuestra máquina de futuribles, la Predictor Tutum, ha sido actualizada con logaritmos de inmanencia neta, algoritmos sincopados de efecto túnel y unas pizcas de inteligencia artificial para ajustar más las predicciones, por lo que si alguna de ellas no se cumple será por vuestra culpa que no estáis a lo que hay que estar.

Aries: Animador de tanatorio es un buen trabajo, un toque de humor en momentos tan serios lo agradecen hasta los muertos. Tus problemas de tránsito intestinal se solucionarían con una dieta estricta a base de callos y vermú. Se liga mucho paseando chuchos, cuando por fin pilles lo dejas en una gasolinera (al perro)

Tauro: Monologuista mudo es el curro del futuro, comunique lo sublime a base de aspavientos y cucamonas. Si sientes que los camiones suenan en la lejanía cuando están a punto de llevarte por delante, es el momento de comprarte un audífono. Se lleva el macho macho hispano, rojo y gualdo por fuera, guarro por dentro, que te lleve de viaje de novios al Valle de los caídos en coche escuchando al Fari.

Géminis: Representante de pasapurés cuánticos, te vas a forrar, ya no se colará ni un pellejo más. Tienes que hacértelo mirar, envidiar la vida de los percebes dice poco de tu equilibrio emocional. La vibración de fondo unida al remanente gamma que incide sobre el eje de giro indican que no te vas a comer un rosco en una temporada.

Cáncer:  Domador de IA, hazla pasar por el aro, que sea tan tonta como la inteligencia humana. Escuchar en bucle Corazón partío de Alejandro Sanz no solucionará tus problemas cardiacos. Si te ponen los banderilleros travestis deberías camelarlos con tu mejor traje de luces.


 

lunes, 13 de noviembre de 2023

El presupuesto


 

Reportamos suceso acaecido en Málaga, que ha tenido gran repercusión por las especiales características del hecho delictivo. Todo comenzó cuando en la centralita de la policía local se recibió la llamada de un ciudadano, visiblemente inquieto al escuchar en su edificio varias detonaciones. Con la presteza que la caracteriza, varias unidades de la policía se personaron en el lugar de los hechos, donde, tras una inspección preliminar, localizaron a un individuo armado y muy alterado. Se había atrincherado en su piso, tras haber colocado en el descansillo una bombona de butano que amenazada explosionar. En una operación relámpago, los municipales sacaron la bombona a la calle y desalojaron a los vecinos más cercanos. A continuación, intentaron negociar con el hombre, que se encontraba muy soliviantado y se negaba a abrir la puerta. Le convencieron de que tirara la pistola, que resultó ser una imitación, por la ventana. También se apercibieron que dentro del piso había otra persona que pedía socorro. Esto agudizó el ingenio de las fuerzas del orden, que intentaron entrar en el domicilio del presunto sospechoso en un momento en que abrió una rendija la puerta. El tipo había colocado una barricada de muebles tras la entrada, dándoles a los agentes con la puerta en las narices. Ante el empecinamiento del individuo y el temor por la seguridad de la persona retenida contra su voluntad, se pidieron refuerzos. Estos entraron a las bravas y detuvieron al sospechoso, que se defendió con uñas y dientes, y sobre todo con una silla con la que repartió leña a diestro y siniestro. A continuación, se procedió a liberar al hombre que pedía auxilio y que estaba encerrado en una habitación. Tras la batalla campal se procedió a la consiguiente investigación para esclarecer los hechos. Prima facie, el hombre secuestrado resultó ser un fontanero, que acudió al domicilio del presunto alborotador con el objeto de realizar una reparación. Según el relato de la víctima, cuando le presentó el presupuesto el hombre entró en combustión. No solo se quedó escandalizado de las cifras que vio, sino que se puso hecho un basilisco, fue a por la pistola de pega que tenía, encerró al fontanero en una habitación, empezó a gritar que iba a quemar el edificio y alguna que otra barbaridad más.

Aunque la respuesta de este ciudadano airado se haya pasado tres pueblos, ilustra perfectamente el embolado en el que te puedes meter si necesitas hacer obras en casa. El dueño ya está con el alma en vilo y la cartera con respiración asistida cuando el profesional llega a la zona cero, ya sea una humedad en la pared, la jamba de una puerta que va por su cuenta, el grifo que gotea monótonamente o una baldosa floja y vacilona. Su ojo experto analiza la avería, se rasca el mentón como si sopesara usar un pico o dinamita. Luego mueve la cabeza con el aire de quien va a necesitar maquinaria pesada. Saca una libreta del chaleco acolchado con el nombre de la empresa, tal que Gremios García, presupuestos sin compromiso, y garabatea unas cifras. Luego queda meditabundo unos instantes, que lo mismo está pensando en el próximo partido de su equipo y a ver cómo se apañan con toda la defensa con diarrea por beber garrafón en una disco de moda, que en el precio del cemento en el mercado de futuros de Chicago. Luego suelta la frase lapidaria, la que echa a temblar hasta al más templado: Hay que picar, y luego ya se verá. Aquí es cuando el propietario empieza a echar cuentas, saco la pasta del fondo de pensiones, me prostituyo en OnlyFans, o ya de perdidos, pido un crédito en Cofidis. El del presupuesto enumera las múltiples contingencias que pueden darse: que si la tubería está podrida, que la pared está viciada, que ya no se fabrican este tipo de juntas, que la bajante la hicieron a mala fe, que si el anticiclón de las Azores le pega de lleno, que si debajo de la baldosa está la playa. Y cada una de ellas engorda el presupuesto. Eso sin contar con que al abrir no encuentren la tumba de un rey godo, lo declaren monumento nacional y te echen a la puta calle.

Así que pocas opciones tenemos. O pagas o secuestras al fontanero. O nos hacemos con una enciclopedia de bricolaje y destrozamos nosotros mismo la casa.