El gran hermano soñado por Orwell se hace carne de la mano de
los avances tecnológicos, sobre todo en China, donde el gobierno no tiene
empacho alguno en controlar y clasificar a sus habitantes. En la provincia de
Hebei han decidido crear una aplicación para móvil que informe al usuario en
tiempo real de la gente que tiene a su alrededor y no está al día con sus
pagos. Así es, un radar de morosos, donde todos los que le rodean sabrán los
datos del infractor y qué es lo que adeuda. Con este nuevo sistema el esforzado
arte del sablazo recibirá una estocada mortal, pues a ver como camelas a un
panoli y que afloje unos cuantos miles para ese proyecto rompedor de plantar
fresas en el Sáhara cuando desde el iphone le están chivando que el presunto
emprendedor debe dinero desde el Gobi al Kalahari. El sacar los cuartos al
primo de turno requiere imaginación y persuasión, pero si un dedo acusador te
persigue allí donde quieras desplegar tus habilidades ya no se podrá ni robar
un caramelo a un crío.
Como el sistema se implante en estas latitudes peligran muchos
puestos de trabajo, y no sólo en el gremio de morosos. Si los de Cabify traen
de cabeza a los taxistas, esta aplicación sería la tumba de carpetovetónicas
empresas tal que el Cobrador del frac o del Torero del moroso, dedicadas a la recuperación
de impagados a fuer de perseguir al mal pagador con trajes de opereta casposa.
Ya no hará falta el escarnio público ni que un Manolete de catafalco y oro te
asalte en la cola del Carrefour, con echar un vistazo al móvil sabrás a qué
atenerte.
A pesar de lo afinados que van ahora los algoritmos, el big
data y otras implementaciones vía software, confiamos en la creatividad humana
a la hora de seguir esquilmando al prójimo. Nos acordamos del gran Vázquez y su
entierro multitudinario, tantas fueron los deudos y deudas que dejó, que
hubiera burlado el maldito radar y a buen seguro empeñado el móvil delator al
primer despiste del primo. Y recuerden, si no quieren que les engañen como a chinos,
sigan el consejo que luce en muchas tascas de postín: hoy no se fía, mañana sí.