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lunes, 2 de junio de 2025

Nuevos dioses


 

En nuestro afán de ser inmortales, nosotros los mortales no hacemos más que crear dioses. Comenzamos adorando animales, con cuernos o sin ellos. Luego llegaron los dioses paganos y sus alegres aventuras. Después inventamos el adusto dios omnipotente que aprieta y ahoga a la mínima. En la actualidad el supermercado religioso tiene ofertas para todos los gustos, desde el Espagueti Volador a la Iglesia de Maradona. Unos pocos han encontrado el sentido de la vida gracias a la inteligencia artificial.

La mayoría de la peña hace consultas más o menos prosaicas a estas nuevas inteligencias. Dime una receta rápida a base de criadillas de toro y berros, compón una jota con la que triunfe en eurovisión, resume Ulises de Joyce en cincuenta palabras y diez tacos. Pero hay seres más inquietos, que no se quedan en la superficie, que quiere sumergirse en la rica profundidad de la real existencia. Y para ello acuden a la IA. Algunos usuarios, a base de consultar sin descanso, han llegado a considerar a estos algoritmos entidades espirituales. A los gurús de pacotilla les ha salido duro competidor, a los profetas de la vieja escuela los ha dejado en la cuneta. Un buda pachón haciendo el loto siempre parece sacado de las estanterías de un bazar chino, un cristo en tapa rabos se pasa de patético, las suras del Corán rechinan como bielas desengrasadas. Ninguno se acerca al moderno glamur de estas ciber mentes. Y sus consejos están más actualizados que los de los profetas de hace dos mil años con el cerebro frito por el sol del desierto. ChatGPT está diseñado para ser complaciente con los usuarios. A preguntas tales como ¿Soy yo el elegido para manejar el mando a distancia? el chat responde claro que sí, majete, porque tú lo vales. Recibida semejante revelación de la nueva sibila de Cumas, esta gente tiende a aislarse e interactuar solo con el oráculo cibernético. De ahí a considerarlos entidades divinas queda muy poco.

Creíamos que la ciencia nos libraría del oscurantismo religioso. No esperamos que la ciencia creara nuevos dioses, posiblemente tan arbitrarios y atrabiliarios como los anteriores. Pero los dioses no tienen la culpa. Es del ser humano, que no tiene remedio. Al menos, por ahora.

 

lunes, 10 de abril de 2023

Vírgenes ardientes


 

La semana santa ha pasado cargada de pasión. No solo por las falanges de capuchones puntiagudos apuntando a la luna, ni por las laicas barrigas cara al sol en las playas, ni siquiera por la bizarra estampa de Felipe VI el Preparado a pie de paso, no. Fue algo más escatológico, si cabe. Esta semana santa hemos contemplado sucesos difíciles de interpretar. Primero fue nada menos que la virgen del Rocío, la de Vélez-Málaga, la que saltó en llamas en plena procesión. Luego fue la virgen de Gracia de Almadén de la Plata, menos conocida ella, la que salió chamuscada. Así hasta cuatro o cinco, lo nunca visto.

Lo fácil sería pensar que nuestra madre celestial se inflamó de pena ante los muchos y variados pecados de sus cada vez menos y pasotas fieles. No debemos quedarnos en un análisis tan simplón, aunque algo haya de ello. Las más preclaras mentes teológicas apuntan a un contubernio ateo masónico destinado a socavar los pilares mismos de la cristiandad. Concretamente, sospechan de los liantes de la agenda 2030, en comandilla con los más recalcitrantes del colectivo LGTBI, enanos bolcheviques mezcaleros, separatistas bolivarianos ludópatas y monaguillos renegados. Otra escuela teológica más mundana aventura una interpretación de andar por casa. La virgen se inmolaría para llamar la atención sobre el cambio climático, visto que en unas décadas no habrá cristiano que pueda salir a la calle, ya sea a la misa o al bar.

Nosotros sospechamos que el fenómeno tiene que ver con la pérdida de visibilidad de esta señora. Desde que los móviles tienen cámara han bajado exponencialmente las apariciones marianas, suponemos que por su natural timidez y el miedo a que la utilicen para memes poco edificantes. Un estudio en profundidad del nuevo testamento nos inclina a pensar que María no se sentiría a gusto en redes sociales. Así que ha optado por un acto radical para llamar la atención sobre su propia persona y su papel clave en el plan divino. Y lo ha conseguido. Lástima que después de esta semana donde la han paseado arriba y abajo como patata caliente, la volverán a aparcar en alguna lóbrega capilla, y no se acordarán de ella hasta el año próximo. Así de inconstante es la fe de muchos.

lunes, 20 de septiembre de 2021

Soluciones sangrientas


 

Hace un millón de años, mes arriba mes abajo, en las grandes llanuras africanas estaba un mono encaramado en un árbol. En la monotonía de la tarde el tiempo parecía empantanarse, el simio bostezaba tirado indiferente en una rama. De repente sintió un agudo pinchazo en la cocorota, otro piojo incordiando. Se revolvió airado mientras se rascaba la cabeza, con tan mala suerte que se fue al suelo. Chilló enfadado mientras sus dedos expertos aplastaban al maldito incordio. Luego miró hacia su izquierda. Desde la rama se adivinaba una pequeña vaguada. Hacia allí se dirigió guiado por la curiosidad, quizás encontrara un arroyo donde chapotear y olvidarse del costalazo recibido. Desde ese día él y sus descendientes han seguido viajando, descubriendo nuevos lugares. Llanuras donde recolectar hierbas para llenar la tripa y vitaminar el espíritu, desfiladeros donde tentar ciervos y convertirlos en viandas, bosques primigenios donde follar entre el follaje, riberas donde construir poblados. A medida que la especie aumentaba en número fueron llenando el globo. Llegó el momento en que no quedó sitio en el planeta tierra sin presencia humana.

El espíritu aventurero y la cabezonería que nos caracterizan necesitan nuevas fronteras. Por ejemplo, Marte, el planeta vecino y el que más a mano queda. Si hasta ahora los viajes eran a pinrel, en montura o algún vehículo, el viaje al planeta de enfrente es más complicado. Hace falta un pepino de cohete como no se ha hecho hasta ahora. Una vez allí no será echar la toalla y tomar el sol, el clima marciano es muy caprichoso, el oxígeno poco y el agua aún está por ver. Otro problema es el equipaje, es un planeta poco desarrollado y los centros comerciales no estarían operativos hasta dentro de varios milenios. El pepino de cohete no puede llevar de todo, entre el material científico, las clásicas píldoras alimenticias a base de callos con tomate o sobrasada, y el equipaje de mano de los exploradores se acabó la carga útil. Investigando cómo ahorrar en el equipo a enviar y utilizando productos locales de ciclo corto, han dado con un método para construir edificios una vez amartizado. Es fácil, mezclar tierra marciana con sangre para producir algo parecido al cemento. Según Materials Today Bio, la albúmina del suero sanguíneo tiene cualidades compactantes. Los exploradores no tendrán que dar hasta la última gota de su sangre por la causa, pero casi. El futuro urbanismo marciano será una íntima comunión entre el hombre y su habitáculo, sangre de su sangre. Ahondando en el planteamiento, se calcula que otros fluidos corporales se podrán usar con fines constructivos. Quizás los excrementos se conviertan en madera, la orina en cristales y los mocos en el Loctite marciano. Serán viviendas orgánicas y recicladas, lo que no quitará para que la colonización acabe como siempre, con montañas de basura. Si nuestro ancestral antepasado lo hubiera sabido, quizás subiera al árbol otra vez a rascarse la barriga, ahorrándonos lo de destrozar un planeta y parte de otro.