─Vengo a solicitar el certificado de habitabilidad de mi segunda residencia.
─Habrá traído hoy toda la documentación.
─Esta es mi tercera visita, espero que sí.
─Bien. DNI, escrituras.
─Aquí tiene.
─Planos, certificado energético.
─Tenga.
─Aislamiento térmico, resistencia sísmica, estado del aparejo, catas en los cimientos, aerodinámica de los aleros.
─Aquí va, todo actualizado y certificado por el Real Colegio de Peritos en Periplos Burocráticos Pluscuamperfectos.
─Inspección técnica de persianas, mantenimiento del mando a distancia, rango de dilatación del buzón, geolocalización de la tabla de planchar, índice de deslizamiento de la materia fecal en el retrete.
─Sí, tome. Todo compulsado por triplicado según las reglas, usos y costumbres del Buen Hacer del Acto Administrativo. ¿Todo correcto?
─En principio, sí. Dice que es su segunda residencia.
─Sí.
─ ¿Y cuál será su uso?
─Quería meditar sobre las condiciones climáticas del paleozoico.
─ ¿Piensa utilizarla como picadero?
─Bueno, ocasionalmente, quizás lleve a la Tere.
─En ese caso debo informarle de las ordenanzas municipales sobre ese particular.
─ ¿Qué quiere, una declaración jurada de la Tere de que no mentará al alcalde mientras estemos en la cama?
─No hará falta tanto. Aquí le paso las tarifas. Si el acto se realizara en día natural, esta sería la tasa. Si fuera en día laboral le sale más o menos parecido, pero los festivos y vísperas ya casi se dobla, así como puentes y verano.
─ ¿Pero es que no hay día en que pueda follar gratis?
─Si, claro. El día del patrón y en la onomástica del alcalde.
─Pues igual nos sale a cuenta echar los kikis en la sala de plenos.
─No se lo aconsejo, ni vendiendo su casa pagaría la multa. Pero podría proponerle un apaño.
─ ¿Cuál?
─Que se lo monte con la Tere aquí, en la oficina. Bajo la ventanilla y se lo hacen ahí detrás, sobre el escritorio de Regúlez, está de baja por una revuelta de su fauna intestinal.
─ ¿Y no me pedirá una declaración jurada de estar al corriente de pago en basura y alcantarillado, u otra cosa parecida?
─Esto lo hago yo por simple simpatía hacia usted, y es totalmente ajeno a cualquier acto administrativo.
─ ¿Y usted qué saca de todo esto?
─Pues que me deje ver el espectáculo.
─Bueno, siempre he querido tener público. Aquí, entre nosotros, mi golpe de caderas las deja anonadadas.
─Y si tengo que echarle una mano, no se me caen los anillos.
─Así puedo reservar mi segunda residencia para preparar mi participación en el mundial de dioramas paleozoicos.
─ ¿Trato hecho?
─En principio, relléneme una instancia con sus demandas, y después ya le iré indicando los pasos a dar y la documentación a aportar.