lunes, 1 de julio de 2019

Fetichismo (III)

bragas

Fran, más inocente e infantil de lo que era normal para su edad, empequeñecido por la madre a base de torta va torta viene, recién caído en un aula que más parecía una jungla, desamparado y solo ante las toñejas, coscorrones y zancadillas que le llovían por ser nuevo, vio en el ladino de Marcos su tabla de salvación. Gracias a sus influencias, le aceptaron en los partidos de fútbol de los recreos, a pesar de ser todo un paquete. Con nosotros echó sus primeros cigarros tras la biblioteca, montó en los autos de choque, y Marcos  hasta le regaló  algún Interviú pringoso en el que salía la Nadiuska en pelota picada.
Ya ven que poco hace falta para ganarse una voluntad. Así que con la escusa de afianzar sus conocimientos en máximos comunes denominadores, números primos y demás misterios matemáticos, nos franqueó la puerta de su casa. Ya dijimos que pasaba las tardes solo, que por lo visto esto del “alterne” daba mucho trabajo a sus padres. Marcos se quedaba un rato con nosotros haciendo que se preocupaba por el ejercicio de turno, y cuando veía a Fran luchando a brazo partido con una ecuación de primer grado u otro obstáculo parecido, hacía mutis en dirección a la alcoba, donde registraba a diestro y siniestro. En nuestras primeras visitas se contentó con la contemplación del amplio surtido de bragas y sujes de la señora Montse, que ya es casualidad que fuera a llamarse como la chica que me hacía tilín, aunque a ella  yo más le sonase a tolón. Pero a la tercera o cuarta excursión al dormitorio, Marcos decidió llevarse en prenda alguna prenda de la interfecta, que cascársela de memoria pensando en unas braguitas rojas de encaje es mucho trabajo cuando se pueden tener en una mano mientras te la zumbas con la otra. Yo le dije que estaba loco, que se iba a notar, que la iba a liar, pero él me calmó, me dijo que quien se iba a imaginar que eran los amigos del hijo los que le levantaban las bragas.
En otro par de visitas se hizo con varios sujetadores más y alguna que otra braga, con lo que sació su fetichismo. En los billares solía mostrar sus trofeos a la tropa de macarrillas muertos de envidia, y hasta llegó a pulir alguna braga a buen precio. Cumplido su objetivo, casualmente su interés por Fran desapareció, dándole el esquinazo descaradamente, cuando no alguna toñeja si se ponía pesado. Como la mayor parte de la gente estaba al tanto de los trapicheos de Marcos en su casa, todo el mundo se reía de él a sus espaldas. Me preguntaba a mí por el cambio de humor de su protector, y yo poco podía decirle, pero por pena o por remordimiento, dejé que empezara a andar conmigo. Me seguía en mis recorridos por el pueblo para hacerme el encontradizo con Montse, montábamos guardia en el parque a ver si la veíamos pasar en algún coche, me dejaba sus tebeos de Spiderman, o hacíamos juntos el camino al cole. Y seguí yendo a su casa a ayudarle con los deberes, lo que fue mi perdición.
Aquel triste día subí un rato para ayudarle a distinguir entre el sujeto y el objeto directo. Como Marcos ya no andaba de rapiña por la casa, yo estaba más relajado, y después de meterme un buen bocata de nocilla, me puse a jugar con sus geypermanes mientras él desmenuzaba oraciones. A las siete y pico, cuando empezaba a oscurecer, me despedí y cogí las escaleras. Bajaba despacio, mi cabeza todavía en lo más profundo de la selva amazónica, donde el geyperman y yo habíamos luchado a brazo partido con una enorme pitón. En cada descansillo había una ventana, y desde ella, a lo lejos, se divisaba la calle de Montse, por lo que no me costó nada incluirla en el reparto de mi ensoñación. Yo la defendería del ataque de la pitón, y como premio me entregaría sus labios y sus pechitos, palpitantes todavía. El mero recuerdo de sus encantos provocaba en mí una sensación de paz y placer, un estado de ingravidez, al que se sumaba mi sangre, siempre alerta, en forma de dulce erección.

4 comentarios:

Rick dijo...

Si es que a veces resulta complicado distinguir entre el sujeto y el objeto directo, se mezclan churras con merinas, galgos con podencos y se acaba haciendo recorridos que hubiera sido mejor evitar...

Feliz verano. A la vuelta me enteraré de cómo acabó esta incauta víctima de la abrasiva adolescencia....


U-topia dijo...

Vaya trajín con las braguitas y con la imaginación de adolescentes en busca de satisfacción... a ver como acaba todo esto...

Chafardero dijo...

@ Rick:
Feliz verano a ti también. A la vuelta te enterarás cómo salió el análisis sintáctico

Chafardero dijo...

@ U-Topia:
Pues terminará como el rosario de la aurora, me temo.