lunes, 24 de mayo de 2010

Lobezno contra S.H.I.E.L.D



Logan se paró un momento tras la compuerta  que daba acceso a la zona de máxima seguridad  del helitransporte de S.H.I.E.L.D. Pudo oler el miedo de las tropas de asalto apostadas al otro lado, dispuestas a cortarle el paso al centro de mando de la base aérea móvil. Novatos. Tanto presupuesto, tanta tecnología punta de éste y de otros mundos, tanta fortaleza volante, y luego Furia pone a su cuidado un atajo de palurdos del medio oeste que no han visto en su vida nada más grande que un tractor.
De un certero zarpazo, las garras de adamantium dejaron el cerrojo magnético para el museo de los inventos inútiles. Otro par de caricias y el portón cedió, viéndose a seis soldados armados hasta los dientes y disparando con todo lo que tenían. Vaya manera de recibir a las visitas pensó Lobezno, que creía que iba a ser un trabajo más difícil el reventar la seguridad del helitransporte y colarse hasta sus entrañas. Mal va el país cuando su más secreta y segura organización, el último baluarte ante cualquier amenaza, es más fácil de abrir que una lata de cerveza. Vale que no avisó de su visita, pero esto parecía más un paseo por la feria que el asalto al mayor portaviones volante de S.H.I.E.L.D y cuartel general del jefe, Nick Furia.
Una vez cruzada la puerta, y bajo una balacera a la que Lobezno hizo el mismo caso que si  oyera barrer, de un salto se colocó encima del pelotón que formaba la última línea defensiva de la nave. Al caer sobre ellos, abrió y cerró sus brazos enérgicamente varias veces, segando toda vida que encontraron a su paso. No tuvieron tiempo de encomendarse ni a dios ni al diablo. Murieron con el dedo en el gatillo, pero en balde porque a Logan las balas le resbalan. Siguió pasillo adelante, intentando recordar donde se encontraba su objetivo. Cuando por fin encontró la puerta que buscaba y se disponía a tumbarla, vio como venía rodando hacia él una granada sin seguro. Siguiendo su trayectoria, descubrió que procedía de detrás de una mesa situada en un pasillo lateral. Allí atrincherado, un sargento esperaba el resultado de su burda estratagema. Rápidamente, en dos saltos, Lobezno se puso enfrente del que le había mandado el regalito. Con la exquisita educación que le caracteriza, con una mano le agarró del gaznate y con la otra le empotró la granada en el cielo del paladar. Vio  el terror en sus ojos. “Tranquilo, que solo es un momento” le dijo mientras se dio la vuelta y una explosión seca llenó de sesos y sangre la moqueta de la zona noble. Volvió a echar otro vistazo por los alrededores para asegurarse de que no quedaba ningún aguafiestas con ganas de morir antes de tiempo. Parece que no.
Abrió el despacho de Furia. Como suponía, no estaba. Andará puteando a alguien pensó Lobezno, o con su amigote Tony Stark haciéndole el trabajo sucio al gobierno. No sabe dónde está, pero su olfato mutante le lleva directamente a la caja fuerte. Es un modelo antiguo, robusto, posiblemente con una combinación de doce cifras y bloqueo automático por si trasteas demasiado. Sin problema. El adamantium corta el acero como si fuera mantequilla de cacahuete. Chirrían los goznes y cae al suelo la puerta. Empieza a husmear dentro. Hay planos de las bases de S.H.I.E.L.D en el subsuelo del atlántico. Una copia de las claves presidenciales para activar el armamento nuclear. Los secretos del escudo de energía del imperio Shi´ar. Manuales de encriptación de comunicaciones del ejército. Nada de esto le interesa. Al fondo, entre las claves para activar la autodestrucción del Air Force 1 y unas fotos en topless de la Viuda Negra, aparece lo que estaba buscando. Una caja de madera sin mucho adorno. Lobezno aspira profundamente. Ésta es. La abre y contempla arrobado lo que tanto tiempo llevaba persiguiendo. Una caja de auténticos cohíbas, tan difíciles de encontrar. Por fin ha podido echar mano a los puros de Furia. Hasta la coronilla de fumar farias y demás bazofia. Por fin puede fumar puros de verdad. Ha costado unas cuantas bajas, peor para ellos que no quisieron hacerle caso, que bien les dijo que solo quería los puros de Furia, pero hay gente que solo entiende a base de hostias.

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