miércoles, 10 de febrero de 2016

Pomona (II)

pomona

Decididamente, tendría que hablar al respecto con Big Bingo Twistleton, a su parecer el principal causante de su postración. Ese muchacho se había empeñado en celebrar una reunión en su casa, cuando era público y sabido que la noche de los jueves se encontraban en el Club de Caballeros Con Todo El Tiempo Que Perder para ponerse al corriente sobre las últimas noticias de cricket y rugby. Pero el pequeño y fogoso Big Bingo insistió en que acudieran a la casa familiar una vez que su progenitor, el gran Little Bingo, se personara a negociar rifle en mano una mejora de las condiciones laborales en sus minas de diamantes de Sudáfrica.

Pero la ocasión lo merecía, o en eso insistía Big Bingo, al que la inmensa fortuna familiar no había convertido en un desocupado más sino todo lo contrario, siendo uno de los referentes a nivel nacional en el intrincado mundo de la historia postal. Y por lo que dejó entrever en su convocatoria, había hecho un descubrimiento que haría temblar los pilares de la filatelia, hecho que a sir Watkyn y al resto de los muchachos traía perfectamente sin cuidado, no así la surtida bodega del gran Little Bingo, que pensaban saquear en su ausencia.

Ni que decir tiene que en cuestiones de alcoholes los Cheesepound gozaban de una larga experiencia que sir Watkyn había llevado a la cúspide. El ser desde hacía generaciones los proveedores oficiales de ginebra de la casa real los hacía una de las familias más respetables de la City, además de otorgarles un asiento en la Cámara de los Lores, lugar donde no habían visto todavía al joven sir Watkyn, ocupado como estaba a jornada completa en las carreras de caballos, de galgos y en otras actividades indispensables para la economía nacional. Por eso estaba al tanto de la importancia de la bodega de los Twistleton y dispuesto a escuchar cualquier sesudo estudio sobre matasellos o franqueos que el erudito Bingo tuviera a bien enjaretarles siempre que fuera regada con una botella de Burdeos o cualquier otro caldo de pro.

El pequeño Big Bingo no se llevaba a engaño en lo referente a las aficiones de sus amigos y colegas de club. Como sabía que no era precisamente la pasión filatelia lo que hacía hervir sus venas, ordenó a su mayordomo que hiciera una selección de vinos y licores a la altura de la ocasión. Así, Cheesepound y compañía cataron por vez primera ribeiros y alvariños, vinos poco vistos en las riberas del Támesis, además de jerez y armañac. Cuando Bingo pasó a contar su trabajo de campo en el condado de Essex su público ya estaba entregado, y alguno desparramado.

6 comentarios:

Rick dijo...

Jesús. Pobres englishmen, cociéndose con caldos blancos y tintos. Claro, luego llega el momento ginebra y ya están para el arrastre. Como se entere la Reina de que sus súbditos se han pasado al vino español, con lo aficionada a la ginebra que es esa dinastía, igual los meten en la Torre.

En fin, quedamos atentos a las novedades etílicas que vayan surgiendo...

U-topia dijo...

Bueno, bueno, donde está la "clase" que se quite la sabiduría. Nada tan enriquecedor como tener la bodega bien surtida y mucho tiempo libre para hablar de importantes banalidades que la clase baja nunca podría comprender por el estrés que les causa la lucha por la vida de la que están exentos aquellos que disponen de fortuna.

Sigo atenta a la continuación de la Pomona.

Doctor Krapp dijo...

Creo que hubo un comercio muy activo de comercio de vinos entre Galicia y el Reino Unido allá por el siglo XIX en tiempos en que el Imperio estaba poblado de psicópatas de clase alta amantes de exotismos de toda condición. Gran parte del esplendor británico nació de la curiosidad diletante de aristócratas desocupados con ganas de encontrar nuevas formas de gastar el tiempo.

Chafardero dijo...

@ Rick:
Su Graciosa Majestad es muy ecuménica en lo referente al origen de las bebidas espirituosas,no creo que castigue a sus súbditos por ello, que es muy duro vivir en una tierra que no da vino sino esa orina fermentada que llaman cerveza.

Chafardero dijo...

@ U-Topia:
la supervivencia es cosa de pobres, desde luego. Los elegidos por la diosa fortuna dedican su vida a cuestiones de más enjundia, tales como la diversa gradación alcohólica de las ginebras o las apuestas de caballos.

Chafardero dijo...

@ Krapp:
No conocía el comercio de vinos entre Galicia y la Péfida Albión, gracias por el dato. Sí, reconozco mi debilidad por esos ociosos dilentantes, me resultan tan ridículos como entrañables.