lunes, 25 de noviembre de 2013

Cenizas en el centro



Polvo eres y en polvo te convertirás clamaba Yahvé desde el antiguo testamento, aunque durante siglos sus seguidores, por aquello de llevarle la contraria, han preferido pudrirse tranquilamente en sus tumbas, que lo de quedarse hecho polvo no estaba bien visto. Pero los ritos mortuorios cambian y hoy la gente es partidaria de la cremación. Es pulcro, higiénico y más barato a la larga pues no hay que andar cuidando panteones ni abrillantando lápidas. El único problema es qué hacer con las cenizas. Unos optan por la residencia en tierra, aventándolas en una cima perdida o en el marco incomparable de un nemoroso rincón del soto. Otros, más hogareños, meten al familiar en una caja de farias y lo colocan bajo la tele de plasma, para que sigan disfrutando de Pasa Palabra aunque pasen de todo.
Después está el protagonista de nuestra historia, un hombre en pena que ante el trago de esparcir las cenizas de su novia, no halló mejor sitio que la óptica de un centro comercial en Florida. Según sus declaraciones, quiso repartir sus restos entre aquellos lugares donde fue feliz. No sabemos a qué grado de beatitud se puede llegar en un gabinete optometrista. Como Saulo camino de Damasco, quizás allí vio la luz por vez primera, quizás las rebajas de Ray-Ban la dejaban anonadada.
A pesar de las pías intenciones de su novio, los del centro comercial, al verle echando un polvo sospechoso a las puertas de la óptica, barruntaron alguna maquinación talibán y sobre él cayeron policía y bomberos. Una vez aclarada la procedencia de la sustancia le dejaron ir, no sin antes pasarle la factura de los bomberos.
Los centros comerciales son las modernas basílicas, altares dedicados al consumo sin tasa, pero por ahora no contemplan el que sus clientes puedan elegirlos para su reposo eterno. No faltará algún avispado promotor que ofrezca un lugar privilegiado entre Zara y Cortefiel, por ejemplo, para todas aquellas que desde el más allá quieran estar al día de las últimas tendencias. Nosotros nos pediremos una hornacina cerca del McDonald, que siempre nos ha ido el aroma a fritanga.

7 comentarios:

Rick dijo...

Esto sí que es un signo de los tiempos, y lo demás son coñas. No conocía esta noticia; y creo que sería mejor que pasase desapercibida, porque como el ejemplo cunda vamos a tener que ir a los centros comerciales con paraguas.

Estoy plenamente convencido de que la alegría de mucha gente está en esos sitios: llegar con la cartera llena -bueno, más o menos- y fundirse dos o tres sueldos en cuarenta pijadas que probablemente no necesitan, debe de resultar orgasmático. Y claro, qué mejor homenaje al dios del comercio que entregar sus cenizas también allí, como antes entregaron sus dineros.

Es conmovedor, pensándolo bien.

Doctor Krapp dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Doctor Krapp dijo...

Justo homenaje a una novia y tremendamente adecuado. Imagínate que fuera aficionado a la ópera y decidiera lanzar las cenizas en plena representación. Lo peor no es que pensasen que era un atentado además y lo que es peor, te caería una condena de órdago por fumar y echar los restos en un teatro de Florida. Por mariconadas menores te clavan la inyección letal en aquellos pantanales del infierno.

Chafardero dijo...

@ Rick
es verdad, la noticia oscila ente lo ridículo y lo patético. No se me ocurre sitio más impropio para echar las cenizas, pero como bien dice, allí dejaron posiblemente lo mejor de sus vidas

Chafardero dijo...

@ Dr Krapp
por una vez la justica yanky no se ha cebado con el más débil, porque con el gatillo fácil que tienen igual hubieran hecho fosfatina al desconsolado viudo

Rafa Hernández dijo...

Bueno de los centros comerciales, puedes esperarte también cualquier cosa.

Un abrazo.

Chafardero dijo...

a Rafa
pues desde ahora cuando veas un montoncito de polvo en cualquier esquina piensa que quizás sean los restos de algún conocido.