lunes, 25 de febrero de 2008

Gadgets: Libro-DVD


El honrado ciudadano que va para su curro en el tren o vagón de metro sin meterse con nadie mientras analiza concienzudamente los arcanos escritos en gacetillas deportivas tipo Marca, o que ronca mientras llega su parada, está cada vez más incómodo ante esa extraña costumbre de leer en los trasportes públicos. Se siente observado y censurado por esa masa lectora, femenina en su mayoría, que le mira con gesto acusador tras el último hit editorial de mil páginas en tapa dura. Intenta defenderse esgrimiendo esos flácidos periódicos gratuitos con titulares alternativos pero no decrece la presión, es visto como un bicho raro, no cultivar el espíritu en esos tiempos muertos que nos regala la vida moderna, pero bueno.

No se preocupe amigo, aquí le traemos el invento definitivo para mantener a raya a las hordas culturetas. Se trata del libro-dvd, artefacto que asemeja por fuera el típico best seller bien gordote, mientras que en su interior se encuentra camuflado un reproductor Dvd con pantalla para que pueda ver sus pelis preferidas mientras los demás creen que se estruja las meninges con Un mundo sin fin o cualquier otro rollo macabeo.

Una de sus muchas ventajas es que viene con un buen surtido de portadas para que vaya cambiándolas. Presuma de profundo con El ser y la nada de Sartre mientras se descojona viendo una peli de Bud Spencer y Terence Hill, ponga cara de éxtasis con la portada de Las Metamorfosis de Ovidio a la vez que revisita París bien vale una moza, achanta a las devoradoras de Danielle Stille con la correspondencia completa de Paul Valery, y tú con Chuck Norris repartiendo estopa. Nunca más volverás a salir acomplejado del metro, aumenta tu autoestima y mira a los demás por encima del hombro mientras te paseas por el andén con el Ulises en versión original.

El libro-dvd viene acompañado de unos discretos auriculares inalámbricos con los que podrás saborear esos ricos diálogos de Van Damme o Fernando Esteso, y radio incluida, para que sintonices a Jiménez Losantos y empieces el día lleno de justa cólera.

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