miércoles, 13 de febrero de 2008

Agag


Alejandro Agag, felizmente casado con Anita Aznar, ya casi ha superado a su tocayo heleno, pues a sus 37 años nos cuenta "El sueño de cualquier niño de 10 años es tener un balón y un coche. Pues yo tengo ¡un equipo automovilístico y otro de fútbol!". El yernísimo, este Serrano Suñer pijo, conseguidor nato, comisionista de postín, en tiempos joven promesa de la derecha, hoy amo del pelotazo, camino va de comprar la fórmula 1, la liga inglesa y hasta la de traineras, sino al tiempo.

Risa da el que mientras la forofada anda insultando a Hamilton por haber ninguneado al dios astur, Agag y sus mariachis sacan sus buenos dividendos explotando las más bajas pasiones de la plebe. Este es el modelo económico del PP, el de empresario deportivo, para venderle al ciudadano gorros y bufandas de su equipo preferido para que voceen desde el sofá. Nada con más futuro. Y nuestro Alex codeándose con Briatore, boss apergaminado, playboy de película de Jaimito, y junto con otros filántropos se compran un equipo de la segunda división inglesa a ver si lo suben y pegan otro pelotazo.

Nuestros mejores deseos a tan emprendedor empresario, hace poco nuevamente papá, para que con su jovialidad y ese lenguaje lapidario siga ganándose voluntades, sean cristianas o infieles, que el dinero no sabe de religiones, y nos inunde las pantallas con todo tipo de espectáculos formativos del espíritu nacional. Si me permite un consejo, le rogaría que se hiciera con los derechos televisivos del lanzamiento de la cabra desde el campanario de Manganeses de la Polvorosa, ibérico rito atávico, que daría a conocer al mundo la riqueza y la altura de nuestra cultura.

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