La música es un arte muy visceral. Sus seguidores no son tan sofisticados como los de la pintura, ni tan intelectuales como los amantes de la literatura. Aquí los heavies odian a los reguetoneros, los roqueros a los folkies, los joteros a los lolailos, los poperos a todos los anteriores y especialmente a los seguidores del jazz, que miran por encima del hombro a los adictos a la gran música, la sinfónica, suprema expresión del arte sonoro. Así que la noticia que hoy nos ocupa podría parecer una de tantas rencillas entre tribus musicales. En Dallas, Tejas, un tipo se ha gastado cuatro mil dólares en una guitarra de Taylor Swift. Por lo que se puede ver en la foto, no da el perfil de adolescente ultra acelerada deseosa de flotar con las melodías de su ídolo. De hecho, nada más hacerse con la guitarra la destrozó a martillazos. ¿Sería un purista enemigo del pop industrial, quería denunciar el estado actual del panorama musical, le había roto el corazón la pizpireta de Taylor al no citarlo en su último hit? No, la respuesta nada tiene que ver con el arte de la pop star. Se sospechan motivaciones políticas. Taylor Swift se ha decantado por Kamala Harris y sus mariachis demócratas para las próximas elecciones, decisión que no le ha gustado nada a Trump y sus hordas republicanas. Así que parece ser que uno de sus acérrimos seguidores se ha gastado cuatro mil pavos en darse el gustazo de destrozar una guitarra de la niñata comunista. El hecho habla por sí solo del nivel del debate político en yanquilandia. Pocas veces se puede encontrar un candidato de derechas más cualificado. Un tipo golpista, acosador, defraudador, mentiroso compulsivo y botarate integral es un perfil ideal para la derecha americana. Aquí, Feijoo dejándose dar cremita por un narco parece una hermanita de la caridad. Resulta difícil de comprender que a Taylor Swift y a los millones de chicas que la siguen no les apetezca votar a un patán que quiere prohibir el aborto y presume de ir metiendo mano a las mujeres por la calle. Pero qué sabrán ellas de lo que les conviene.
10 comentarios:
Tal y como está el patio en la campaña estadounidense, la performance de este señor no pasa de anécdota; lo mismo es el telonero de aquel de aquel de los cuernos, que dio imagen al asalto al Capitolio, y sale ahora al escenario a pegar cuatro hachazos a una muñeca de Taylor Swift a tamaño real. Solo faltaría el propio Trump recibiendo otro atentado frustrado, puño en alto, para mostrar yo qué sé... Que es el macho alfa anti-sistema.
Bromas aparte, ya sabrás que el propio Trump se pronunció sobre la cantante. En una ocasión dijo que la odiaba, y en otra (o la fue a la vez, no recuerdo) que a pesar de todo era muy guapa. Vivimos tiempos muy locos, si ese personaje está donde está. O como dirían Asterix y Obelix, ''están locos estos yankis''.
Esta gente da miedo, literalmente. La verdad es que no siento la menor simpatía por la señorita Swift, pero ante una pandilla de garrulos como la de Trump y sus acólitos no queda más remedio que tomar partido. Porque hay algo en lo que probablemente tengan razón: al paso que van las cosas, puede que más tarde o más temprano la cosa se acabe convirtiendo en un "ellos o nosotros".
Saludos mil.
Lo de veras triste es que, claro, es Taylor Swift. Porque si fuera la cajera del súper de la esquina no hubiera importado una mierda. Ya me entendéis: todos somos iguales, pero unos más iguales que otros.
La ironía es lo único que nos va quedando, sí.
El problema es que crean tendencia y en unos años tendremos nuestra versión local de Trump, que no me quiero ni imaginar.
Desde luego, soy fan de Taylor por motivos ajenos a su música. Espero que Trump pierda las elecciones y lo encierren en un geriátrico, a ver si a sus acólitos se les bajan los humos
Si, las pintas del garrulo hacen suponer que no será muy fino con el sector femenino en general
Es la mejor manera de sobrellevar tanta maldad
Dicen que el que tiene plata la gasta como quiere, pero algunos se pasan de la raya...
Saludos,
J.
En este caso, la tira como quiere
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