lunes, 27 de febrero de 2023

De cómo Tirso asistió a su propio entierro a pesar de no ser llegada su hora (III)

demonios salmantinos

 

Con aquellas ropas, que ya eran viejas en la época en que Séneca aprendiera sus primeras letras, fue el triste Tirso a las escuelas a recibir la primera lección. Y tuvo suerte, que nada más poner un pie en el patio se la dieron. Al percatarse el resto de los escolares que el recién llegado vestía sotana propia de veterano, pues estos tenían a gala llevarlas hechas unos zorros, se soliviantaron ante lo que creyeron una artimaña de Tirso por esconder su condición de nuevo. Así que dieron todos en meterle pescozones y puñadas a diestro y siniestro, que era digno de ver lo que les cundía, pues alguno no tenía reparo en darle a dos manos con algún puntapié de propina. El interfecto no entendía la razón de tan caluroso recibimiento, intentó razonar con la turbamulta que no paraba de atizarle, pedir clemencia o algo de cuartel, pero lo único que recibió fue más de la misma medicina. Sorteó como pudo los coscorrones que caían a cascoporro y llegó al aula más vapuleado que Cristo al Calvario. Poco le aprovechó la primera lección, que atendió más a los chichones y moratones prodigados por sus compañeros que a las especies aristotélicas. Todavía le cayó algún tortazo mientras le decían con sorna que la letra con sangre entra.

Hasta el cielo del paladar le dolía por la noche. Más muerto que vivo intentaba sorber la sempiterna sopa cuando al pasar a su lado Caracandil se paró asombrado.

─Mala cara tiene el caballerito, quizás no tenga madera de estudiante.

─Madera no sé, pero palos encima llevo unos cuantos.

─Perdone el caballerito, pero esa jeta no es de haber sido corrido. Usted lleva la muerte pintada en la cara. Se lo digo por su bien, cuídese ─y se alejó de él mientras se santiguaba. La conversación dejó lleno de desazón a Tirso, que, con su cuerpo lacerado y el miedo metido por el jaque, se veía con un pie en la tumba.

Eran tantas las partes de su cuerpo que clamaban al cielo que solo boca arriba halló acomodo para dormir. Se sumergió en un sueño febril donde los amados aires de Ventorrillo le abandonaban a su suerte. En el inquieto duermevela la mirada lasciva de Don Gayferos y los ojos extraviados de Carancha se reían de él. Luego pasó a escuchar a un rector con cabeza de macho cabrío, que desde su púlpito enumeraba las penas del infierno. Tal fue su susto que despertose, y cuando abrió los ojos lo que vio le dejó horrorizado.

Parada delante suyo estaba una figura con un hábito negro que hasta los pies le llegaba y una capucha que su cara cubría. Presa del terror, Tirso pudo ver la gran guadaña que portaba en su diestra la siniestra figura. Cuatro acólitos le franqueaban, vestidos como la noche negra y portando un ataúd.

─ ¿Quiénes sois? ─atinó a balbucir Tirso, que ya creía faltarle el aire al respirar. El del hábito negro se adelantó un paso y bajó su caperuza, y el pobre desgraciado entendió que ya no había remedio para él. Una calavera monda y lironda con su sonrisa desquiciada se dejó ver, y de esta forma le fue a hablar:

─Soy la muerte que Dios te envía ─dijo con eco de ultratumba, mientras la compaña levantaba las manos sarmentosas al cielo y hacía sonar manojos de huesos secos.

─Oh, muerte tan rigurosa, déjame vivir un tanto.

─Ni un tanto ni un cuanto, tu vida ya está cumplida. ─Asiendo con las dos manos la guadaña segó varias veces con fiereza el aire encima de la cabeza de Tirso, que vio que no tenía salvación. Los cofrades de la muerte empezaron a cantar una fúnebre salmodia mientras se acercaban al costado de la litera donde yacía ya medio muerto Tirso, que veía como la vida se le escapaba cuando apenas había sacado el morro fuera de Ventorrillo. El resto de compañeros de habitación se estuvieron quedos, no fuera la calavera a llevárselos por delante también.

11 comentarios:

María dijo...

Desde luego esto parace la cámara de las torturas! si TIRSO sigue en esa casa, una de dos o el pobre es descerebrado perdido o tiene un punto masoca, incluos quizá las dos cosas jaja

Eres un artista inventando situaciones tragicómicas ; )

Un abrazo CHAFARDERO!

Rodión dijo...

Muy bien escrito, como el resto del relato, pero además muy bien conducido. Para mi este es, hasta la fecha, el mejor capítulo.

Qué crueles eran las escuelas de otro tiempo.

Y como yo también soy aficionado a esa literatura, he disfrutado con tu homenaje de nuevo a Quevedo, a Alemán... En el rescate de palabras y escenas clásicas. No solo de esos autores, pero pienso especialmente en las novatadas a Pablos en el Buscón, claro está, y la canallada que sufrió Guzmán de Alfarache ante una fantasmagórica visita nocturna. Tu recreación, en cualquier caso, es personal, con tu toque humano. Te felicito en particular por el pasaje del duermevela de Tirso.

Rick dijo...

Ya lo ha dicho Rodión: esto es el Buscón puesto al día, con más luminosidad pero la misma enjundia. Se te da bien este tipo de lenguaje, voto a bríos. Y sí, tal vez sea este el mejor de los tres capítulos. Pero seguro que aún nos vas a sorprender con la continuación. Esperamos impacientes...

Doctor Krapp dijo...

Se la está buscando y ella ya viene con el filo bien afilado.
Como han dicho los otros, le has pillado el pulso a este género de la picaresca y a sus indudables virtudes léxicas y gramaticales.

José A. García dijo...

Tengo que leer las tres partes, pero me doy una idea de hacia dónde vas. Espero que continúe.

Saludos,
J.

Chafardero dijo...

La vida es una tragicomedia, yo solo la pongo por escrito

Chafardero dijo...

Recuerdo que cuando leí las novatadas que le hacían a Pablos pensé que no me podía quejar de las que hacían en mi colegio

Chafardero dijo...

Creo que sí, la Muerte en persona está pidiendo paso, y estando ella por medio, no queda alma viva

Chafardero dijo...

Es un género que por vez primera da voz a los olvidados de la suerte, y sin perder el humor, difícil equilibrio a veces

Chafardero dijo...

Continuará, Tirso sólo ha empezado su calvario

U-topia dijo...

Estoy muy de acuerdo con otros comentaristas cuando se refieren al Buscón, un personaje que actualizas y tiene mérito porque no es nada fácil.