martes, 29 de octubre de 2019

Matón subcontratado


Una de las bases del sistema capitalista es la optimización de los recursos. Buena manera de conseguirlo es mediante la externalización de servicios. Se logra con ello una contención de los gastos operativos, la implementación organizativa y generar sinergias con otros ámbitos productivos. Pero a veces la teoría económica se le va de la mano a la gente y acaban todos en comisaría, como en el caso del empresario chino Tan Youhui. El hombre andaba en pleitos con un competidor, Wei Mou. Como la cosa iba para largo y ante el temor de perder el juicio, Tan decidió eliminar a Wei. En su empresa no contaba con personal cualificado para semejante encargo, por lo que Tan contrató los servicios de un matón llamado Xi para que diera matarile al molesto competidor a cambio de dos millones de yuanes. Pero Xi no estaba por mancharse las manos, y le pasó el encargo a Mo, otro del gremio, por un millón de yuanes. El amigo Mo debió pensar que donde las dan las toman, y se buscó a otro hampón, Yang, para que sacara al empresario de circulación por doscientos setenta mil. Después de echar cuentas, Yang decidió arrendar su ganancia a otro asesino a sueldo tocayo suyo. A estas alturas del negocio y de la historia ya no se sabe muy bien por cuánto salía dejar tieso al empresario, pero el segundo Yang todavía se buscó a otro para que hiciera el trabajo sucio. El último de la cadena, después de cuatro subcontratas, fue el pobre Ling. No sabemos cuánto le ofrecieron, pero una vez descontados gastos, aquello no daba ni para pipas, así que siguió el famoso refrán: ellos hacen como que me pagan, pues yo hago como que trabajo. Llamó a la víctima y le contó que lo mejor era que fingiera su muerte, que no tenía presupuesto ni para meterle dos balas. El señor Wei llamó a la policía, que empezó a tirar del hilo hasta sacar toda la madeja de contratos, metiendo en el trullo a los cinco mafiosos y al empresario. En el juicio les han caído unos tres años por barba, sin posibilidad de subcontratar la condena.
Semejante historia pasara pronto a las escuelas de negocios y los gurús económicos la pondrán como ejemplo de hasta donde es lícito externalizar en aras de la optimización. Los que pensamos que semejante táctica es una forma de precariedad les recordamos que si quieres hacer algo bien hazlo tú mismo.

6 comentarios:

Doctor Krapp dijo...

Nada que no funcione ya en los oligopolios más conocidos. En la célebre Gomorra que habla de la Camorra se ve como las contratas y las subcontratas pueden casi llegar hasta el infinito y en eso los chinos se manejan como pocos con sus talleres clandestinos.
También es cierto que matar a alguien en China es un marronazo, por cualquier chorrada te aplican la pena de muerte para que el gobierno a través de alguna subcontrata, seguramente, comercie luego con tus órganos.
Salud

Rick dijo...

El proceloso mundo de la subcontrata...

Hombre, la cosa tiene su lógica: aunque ganes menos, ganas por no hacer nada y sin riesgos. Lo malo es que a veces pasa este tipo de cosas, que por la chapuza de uno caen todos. El caso es que yo pensaba que los chinos eran más "echaos p'alante", tanto en carencia de escrúpulos como en amor por el vil metal.

Chafardero dijo...

@ doctor Krapp:
Me ha llamado la atención el escaso castigo impuesto, que como dices por otras fruslerías los dejan tiesos.

Chafardero dijo...

@ Rick:
desde que se han echado al capitalismo desbocado ya no son lo que eran, esto con las triadas no pasaba.

U-topia dijo...

El otro día leía un cartel que ponía: "nos están vendiendo el país" (hacia referencia a la externalización). El país es Cataluña, y lo vendía el govern indepe (en concreto acusaban a Aragonès de ERC). Tras la convocatoria estaba la CUP, otro partido indepe que apoya al govern y, a la vez, convoca la protesta tras el nombre de Asamblea por los derechos sociales. Fue muy poca gente, molan más las emociones patrióticas.
¿No te parece que hay algo de contrata y subcontrata en esta historia?

Chafardero dijo...

@ U-Topia:
desde luego, mientras sacan pecho por la patria mal venden los servicios públicos, y la subcontrata la coge casualmente un amigo suyo que pasaba por allí.