viernes, 20 de noviembre de 2015

Evolución (IV)


Cirilo iba a dar cumplida respuesta al ataque personal de su eterno enemigo, envidioso desde siempre de su lógica analítica, su brillante gimnasia dialéctica, de la escuela filosófica de la que era principal referente, el perspectivismo oblicuo sustantivo, y su éxito entre las damas. Pero Aniceto no le dio pie, continuando con su alegato.
—Está pronto a publicarse en la Revista de Antropología del Páramo un estudio auspiciado por mi modesta persona y un grupo interdisciplinar de científicos de Ventorrillo, entre los que destacan don Pantuflo, aquí presente, en el que acumulamos tantas evidencias sobre cuál es el verdadero antecesor del hombre, que sus peregrinas ideas quedarán para mentes crédulas y totalmente alejadas del método científico. Y es que estamos en condiciones de afirmar que el hombre desciende del gallo, y la mujer, evidentemente, de la gallina.
Semejante revelación cayó como una bomba entre el auditorio, aunque Cirilo mantuvo impávido el gesto. Pero poco a poco fueron rodando mejillas abajo unos lagrimones que terminaron en una explosión de risa y manotazos en la mesa, lo que no amilanó a su oponente.
―Ría, ría usted, so primate, que bien se ve que no tiene argumentos para rebatirme. Después de un concienzudo estudio de todos los corrales y gallineros del Páramo y de cotejar los datos recopilados, hemos llegado a la conclusión de que los paralelismos que hemos comprobado entre la sociedad gallinacea y la humana hacen que de manera necesaria la sociedad avícola sea la predecesora de la humanidad. Tanto el hombre como el gallo son animales individualistas, amantes de su independencia, y a su vez, líderes naturales y valedores del principio de autoridad. Tienen a su cargo la protección de la comunidad, a la que donará sus mejores genes en un acto desinteresado. Por otra parte, la mujer, como su antecesora la gallina, es un animal eminentemente gregario, dependiente en todo momento de la voluntad del macho, destinada a satisfacer sus necesidades y mantener limpio el gallinero. Indubitables, incontestables, definitivas son nuestras conclusiones, sacadas de la observación directa de la naturaleza, y no de vagabundear por países extranjeros gastándose el dinero de los contribuyentes en cuchipandas.

8 comentarios:

Dr.Krapp dijo...

Lo de las gallinas más parece un recurso a mano, podrían ser patos, golondrinas o urracas. En fin echamos de menos en tiempos de anonimatos urbanitass a aquellos ocurrentes de casino provinciano tan loados en las viejas historias.

Rick dijo...

A más de uno le parecerá muy conveniente esta teoría gallinácea, estoy seguro; entre otras cosas por las connotaciones que muy elegantemente has obviado. De todos modos, estoy con herr doktor en que se echan de menos los casinos provincianos y su encantadora fauna. Hoy en día no hay sitios donde desbarrar a gusto, como no sea en los mítines políticos.

Rafa Hernández dijo...

Ahora ya ni tan siquiera eso. Si hay que discutir o hablar sobre algo, ya sólo quedan los bancos de los parques, para que te caguen las palomas

Abrazo

U-topia dijo...

Que bien reflejas las disquisiciones en los ambientes académicos cerrados y endogámicos que tienen este nivel que señalas de forma tan divertida.

Uy, yo siempre había oído que las gallinas eran muy marranas, de ahí ese dicho de que "esto está más sucio que la pata un gallinero".

Chafardero dijo...

@ Doktor Krapp:
pena de aquellos intelectuales de salón, cuánto saber se fue con ellos.

Chafardero dijo...

@ Rick:
los gallineros políticos son un elemento más que nos vincula con las sociedades gallináceas, con el agravante de que encima el gallo político se come todo el pienso

Chafardero dijo...

@ Rafa:
La caca de paloma bien administrada es una buena arma disuasoria.

Chafardero dijo...

@ U-Topia:
sí, siempre me han gustado esos ambientes endogámicos y suficientes en los que todo lo que sea su pequeño mundo pasa totalmente desapercibido.