Tras los castizos y castos polvorones
estepeños cruzaremos los pirineos en busca de los delicados pirulís de anís que
tanto gustaban a France Galle. En este video la tenemos junto a Serge
Gainsbourg, muy interesado en las habilidades de su pupila en el difícil arte
de lamer pirulís. Nosotros nos quedaremos más felices que un tonto con un
chupachús recordando al divino Gainsbourg, ideal para quitarnos de encima la
negra mugre de la semana santa.
8 comentarios:
Ay, qué encanto tenía la France yeyé sesentera... Lo que aún hoy no entiendo es qué les daba el tal Serge, porque feo y desagradable era un rato. Y mayor, aún encima. O tal vez por eso, no sé.
Nunca he conocido a un feo con tanto éxito. ¿Será su manera de hablar-cantar? ¿O tenía algún as en la manga?
Seguiremos con los pirulís y a dios gracias que ya pasó la semana santa, y yo que las trabajo todas, no ves la gracia que me hacen las procesiones.
Un abrazo.
A Rick:
Pero es la prueba de que hasta los feos pueden triunfar con las mujeres. En este caso, parece que el rollo de artista atormentado las camelaba.
A U-Topia:
Quiero pensar que solo era su carisma artístico, pero vate tú a saber.
A Rafa:
Desde luego, una procesión con un buen pirulí es más llevadera.
Y no te quejes tanto, nuestro señor trabaja duro todas las semanas santas y contento que está.
Veo poco entendimiento hacia los encantos del bello Serge, cuando era un hombre que desbordaba magnetismo por cualquier parte de su anguloso cuerpo. ¿A caso no representa la fealdad del fauno que corre desnudo por el bosque tras la bella ninfa?
Señores, cuando se junta fealdad y descaro la caza siempre es letal de necesidad.
a Dr Krapp:
en este caso solo se puede echar mano del magnetismo y el desparpajo, porque sus ojos saltones no le ayudaban mucho.
Publicar un comentario