La
abdicación de nuestro querido monarca don Juan Carlos I es un hecho
histórico que nos coloca ante una nueva era. Por grandes y gloriosos que
hayan sido los años de su reinado, el tiempo pasa por igual para todos,
sean reyes o villanos, y es llegada la hora de ceder el real testigo. Pero la
amplitud de miras y el sentido de estado que se encierran en el acto de
la abdicación y la próxima exaltación al trono de Felipe no puede empañar el hecho de que el sucesor no es la mejor opción para asegurar la perpetuación de la monarquía.
A nadie se le escapa que el futuro Felipe VI es un pan sin sal con el mismo carisma que un cenicero. Tipo envarado y mortecino, levanta olas de bostezos. Además,
se ha pasado por el arco de triunfo la norma según la cual la nobleza
solo utilizará a las hembras del pueblo llano para folgar con ellas y no
para desposarlas. La plebeya arribista a la que se ha arrimado es una carga de profundidad para la institución monárquica. Forman una pareja aséptica y carente de empatía, ajena al pálpito de la calle, y bañada en el decadente glamour del desleído papel couché.
Por
todo ello consideramos que Felipe y Leticia hundirían la corona en seis
meses. Ante esta coyuntura proponemos para regentar la jefatura del
estado a Froilán, hijo mayor de la hija mayor del rey, que encarna a la
perfección los valores tradicionales de su familia y su país.
Como
gran parte de los españoles en edad escolar, Froilán es víctima de la
errática política educativa que padecemos. Su fracaso escolar estrechará
lazos con gran parte de sus súbditos que están en parecida situación.
Su desparpajo natural resultará de gran ayuda para camelar jeques o al
sátrapa de turno, pegar pelotazos y firmar multimillonarios contratos
sobre la espalda de lumis
de lujo. Su gatillo fácil es ideal para cacerías y desfiles, y para
poner firme a cualquier vasallo díscolo. Su trabajo de relaciones
públicas en el Joy Eslava le pone en contacto con la inteligentzia del país, los sectores rectores del futuro. No descartamos que se produzca un acercamiento a figuras de la cultura del calibre de Paquirrín.
Verán que a pesar de su juventud su acrisolado bagaje vital le convierten en digno heredero al trono. Y no dudamos
que conforme avance su reinado irá adquiriendo las prendas que
adornaron a sus ilustres predecesores. Seguro que con el tiempo llegará a
ser un calzonazos como Carlos IV, hacerse tan indeseable como Fernando
VII, pasarse por la piedra a medio gobierno tal que Isabel II, ser un tísico melífluo a la manera de Alfonso XII, usar el país como si de su cortijo se tratara igual que Alfonso XIII, o andar de cama en cama como su bisabuelo y su abuelo.
Con
estas mimbres seremos consecuentes con la tradición y pondremos el
estado en manos de aquel que en verdad sintoniza con los anhelos de su
pueblo. Con Froilán I España se convertirá por fin en una monarquía bananera, la mejor forma de estado para un país como éste.
6 comentarios:
Jajajaja!!! Pues que sea Froilán I quien herede la corona y veamos cómo nos va ser una monarquía bananera, aquí ya hemos probado casi todo.
Ahí, ahí. Además, en lo del gatillo fácil parece que puede llegar a proporcionarnos tardes gloriosas igual que su abuelo: aquel detalle del tiro en el pie es impagable, digno de su estirpe.
Llegas tarde, Froilán no puede ser rey de España porque será antes Rey de Galicia tal como se pidió en una convocatoria que se celebró el viernes pasado en Compostela.Ah y sería ya el tercero con su mismo nombre.
Te paso enlace:
http://www.farodevigo.es/galicia/2014/06/12/colectivos-convocan-unha-manifestacion-sarcastica/1040908.html?utm_medium=rss
@ U-topía:
a ellos seguro que bien, al pueblo que los mantenemos seguro que no.
@ Rick
desde luego, ha heredado lo campechano de su abuelo, entre otras cosas.
@ Dr Krapp
pues como a Carlos V, Froilán III de Galicia y I de España, que al chaval vocación de servicio es lo que le sobra.
Publicar un comentario