miércoles, 10 de junio de 2009

Momentazos en el retrete

Ya está pasado de moda lo de cagar, defecar, hacer aguas mayores, evacuar o deponer; lo políticamente correcto ahora es llamar a ese trance diario de deshacerse de las heces momento Colhogal, que queda mucho más cool aunque la materia a tratar sea la misma.

Colhogar, empresa dedicada a la producción de papel del culo, en un intento de saber qué hace su clientela mientras alivia el intestino grueso, aparte de tirar del rollo, ha hecho una encuesta que huele bastante mal, ya que entre los resultados se puede ver que más del 80% de los hombres dicen que bajan la tapa de wáter tras acabar la faena, o que las mujeres invierten menos tiempos en estos menesteres que los varones.

Otro resultado un tanto chusco es que muchos utilizan el baño como centro de lectura, único momento del día en que leen algún renglón. Supondrán que lo más socorrido en este contexto sería leer el Marca o el Qué me dices por su inconfundible aroma muy acorde con la deposición. Pero no, la gente prefiere la literatura científica y de divulgación, ya que muchos se dedican a leer las etiquetas del champú, que ya se las tienen que saber de memoria.

La intimidad del cuarto de baño y la relajación de los esfínteres hace que algunos aprovechen para la reflexión y la toma de las grandes decisiones: falda o pantalón, speed o coca, cambiar de trabajo e incluso el casarse, así que no es de extrañar que luego muchos matrimonios acaben yéndose por el retrete.

Pero el dato que más nos preocupa y que apunta directamente a la degeneración de la raza es el de que lo que más aprecia el usuario de papel del culo es su suavidad. Después de la de generaciones que se han sacado brillo a la raja del culo con papel higiénico El Elefante como una manera de forjar el carácter, ahora vienen estos blandengues con delicadezas propias de pueblos en franca decadencia. Ya decía el Apocalipsis que ésta sería una de las señales que indicarían que el fin de los tiempos está cercano, por lo que concluimos que Colhogar no es más que una manifestación del poder del maligno, que busca nuestra perdición a base del nefando placer anal.

4 comentarios:

Daemonicus Imprimatur dijo...

Has dado en el blanco: Por supuesto que Colhogar es un invento demoniaco, concretamente de un demonio fétido primo de un sobrino del hermano carnal de su padre.

Yo, particularmente, mientras la defeco escojo libros de anécdotas, curiosidades o leyendas urbanas, de forma que me de tiempo a leer una varias mientras dura el placentero acto de expulsar mierda por el culo.

Chafardero dijo...

Bien se ve que conoces toda la genealogía infernal.
Yo sentado en el trono me entretengo leyendo las etiquetas de la pasta de dientes, todo un género literario.

noveldaytantos dijo...

Pues yo no puedo ejercer actividad "extra" mientras cago, he de utilizar toda mi energía en la acción. Además se me hinchan las venas de la cabeza y enrojezco como un tomate. Y al final pego unos resoplidos que ni El Risitas tirándose a Pamela Anderson.

Chafardero dijo...

Eso eso, en el water a lo que hay que estar