Parece que Bono y sus mariachis han perpetrado un nuevo disco. No
tenemos ni el tiempo ni la paciencia para escuchar Songs of Innocence,
pero poco arriesgamos al suponer que será otro truño marca de la casa.
Los de U2 se han especializado en ese extraño y lucrativo género que es
el rock de estadio, música megalómana para pijos con inquietudes. Y si
hay una marca pija e inquieta, esa es Appel. En la presentación de sus
últimos iphones, Bono y sus muchachos tocaron un temita y anunciaron
urbi et orbe que iban a regalar su flamante nueva obra a los quinientos
millones de usuarios de la manzanita.
Pensarán que la legendaria filantropía de Bono fue la que le llevó a tan magnánimo gesto, pero parece que el suculento cheque que le pusieron en los morros fue más convincente todavía. Además, si las ventas de discos caen en picado, las de U2 bajan más rápidas todavía, así que con el regalito seguro que han hecho un buen negocio.
Lo gracioso del asunto es que muchos usuarios de itunes se han quejado cuando han visto en su colección de música el susodicho disco, que ni habían pedido ni falta que les hacía. Los de Appel se lo han endosado a toda su distinguida clientela sin preguntárselo. Hasta tal punto ha llegado la cosa que han tenido que sacar de prisa y corriendo una aplicación con la que borrar el disco intruso, pues parece que mucha gente no lo quiere ni regalado. Lo que podía haber sido una ingeniosa campaña promocional ha terminado como un caso de spam. Y ya se sabe, con la música no deseada, a la basura con ella.
Pensarán que la legendaria filantropía de Bono fue la que le llevó a tan magnánimo gesto, pero parece que el suculento cheque que le pusieron en los morros fue más convincente todavía. Además, si las ventas de discos caen en picado, las de U2 bajan más rápidas todavía, así que con el regalito seguro que han hecho un buen negocio.
Lo gracioso del asunto es que muchos usuarios de itunes se han quejado cuando han visto en su colección de música el susodicho disco, que ni habían pedido ni falta que les hacía. Los de Appel se lo han endosado a toda su distinguida clientela sin preguntárselo. Hasta tal punto ha llegado la cosa que han tenido que sacar de prisa y corriendo una aplicación con la que borrar el disco intruso, pues parece que mucha gente no lo quiere ni regalado. Lo que podía haber sido una ingeniosa campaña promocional ha terminado como un caso de spam. Y ya se sabe, con la música no deseada, a la basura con ella.