Dance antimosquitos

Todos sabemos que la música amansa las fieras, pero ahora resulta que también les quita las ganas de follar. Al menos eso se desprende del curioso estudio realizado por investigadores de Japón, Malasia y Tailandia en relación al mosquito Aedes aegypti. El nombre científico del animalito quizás les diga poco, pero sus picaduras son responsables de males como el dengue, el zika y la fiebre amarilla. En vez de crear algún nuevo tipo de repelente químico para quitarse de encima a tan peligrosos bichos, este grupo tuvo la feliz idea de someter a los mosquitos a audiciones musicales hasta que dieron con una que los sacaba de quicio. En concreto, el tema Scary Monster and Nice Sprites del DJ Skrillex les afecta de tal manera que no aciertan a picar a los humanos ni a aparearse entre ellos. A lo que parece, los mosquitos se basan en vibraciones acústicas para copular, y el temita de Skrillex les afecta de tal modo que no atinan a consumar el acto, con la consiguiente disminución de la población. Una solución elegante si no fuera por el pequeño detalle de que para librarse de la plaga tenemos que escuchar noche y día la canción, que a partir de la quinta audición consecutiva puede crear oleadas de histeria colectiva. Seguro que afinan el descubrimiento para evitar daños colaterales.

 Abundando en esta línea de investigación, la terapia musical ofrece muchas posibilidades. Estamos convencidos de que en dosis adecuadas la exposición al reggaetón puede con las cepas microbianas más resistentes. Uno de los males de nuestro tiempo, la procrastinación, se prevendría con bombardeos masivos de heavy. El combo terapéutico a base de Alejandro Sanz y Pablo Alborán favorecería el meteorismo y el tránsito intestinal. Izal y Vetusta Morla acabarían ellos solos con el estrabismo. Pero la gran esperanza estaría en los conciertos de Bertín Osborne, cuyo poder antiséptico destruye la fauna microbiana en kilómetros a la redonda. Lástima que la vida inteligente también resulte dañada.