Lo del curro está muy mal, hay que apechugar con lo que haya, sea aquí o en la Meca. Como la rutilante recuperación de la que estamos gozando solo provee de puestos de camareros a media jornada, muchos han decidido probar suerte fuera. El trabajo soñado es el de ingeniero de software en Silicon Valley, en la soleada California, o piloto de pruebas de Aston Martín en la cada día menos pérfida Albión. Pero hay otras propuestas que aunque más discretas pueden proporcionar un sueldo digno, además de retirar de la circulación a elementos poco recomendables. Este es el caso de la oferta de trabajo aparecida en Arabia Saudí, donde necesitan con urgencia ocho verdugos.
Últimamente es tal la avalancha de trabajo que los matarifes no dan abasto, llegándose a plantear la posibilidad de fusilarlos, muerte indecorosa dónde la haya pero que cunde más, en vista de que el método tradicional de cortarles la cabeza con una cimitarra requiere tiempo y dedicación.
En el anuncio se especifica que los verdugos se dedicarán a las tareas propias de su oficio, a saber, realizar ejecuciones de condenados a muerte, además de amputar miembros varios en delitos menores. Los que ingresen en el cuerpo de verdugos serán funcionarios religiosos, que un Alá sediento de sangre es el que parece que imparte justicia en aquellos arenales. Por tanto, con ese trabajo uno tiene el paraíso asegurado, y posiblemente allí no se tropiece con ningun decapitado por su mano. Otra ventaja es que la clientela no está en situación de ser muy exigente, y como no volverá a verles el pelo no hace falta que ponga mucho esmero. El instrumental corre a cargo del estado y el ambiente de trabajo es inmejorable. Además es un puesto con proyección de futuro, pues parece que los jueces le han cogido el gustillo a la pena de muerte.
En fin, que el que esté en el paro se lo vaya pensando, que un puesto fijo es un puesto fijo. Además, no se necesita experiencia, por lo que no hace falta que vayan por ahí practicando para mejorar su curriculum.
6 comentarios:
Viene siendo una especialización de una oferta más extensa, que es la de la Guerra Santa en general: por lo visto, parece que el Estado Islámico paga bien a sus combatientes.
O sea, que de un modo u otro volvemos al viejo trabajo de mercenario de las armas. Viejo, pero que nunca ha desaparecido: tanto Oriente como Occidente saben mucho de eso.
Inmediatamente me ha venido a la cabeza la película, extraordinaria, de Berlanga. ¡¡Qué oficio tan odioso!!
Yo en mi ciudad como ya no soy un zagal hasta llegué a conocer de vista a un verdugo de la era del franquismo, eso sí ya era muy viejo, y no estaba para dar mucho garrote. Bueno lo conocí como digo de vista, y porque mí abuelo me o enseño y me dijo: "Mira mira ese tío fue verdugo".
Saludos.
A Paseante:
Tienes razón, el oficio de las armas sigue dando buenos dividendos, sea de matarife o de general en jefe.
A U-Topa:
Sí, pero a los nuevos verdugos no hay que empujarles, que van ellos solos al tajo.
A Rafa:
Supongo que todos huiríais de él como de la peste.
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