lunes, 12 de diciembre de 2011

Ánimo Iñaki


Estamos contigo Iñaki, porque eres lo que todos quisiéramos ser: guapo y con dinero, y eso levanta muchas envidias. Qué más da cómo lo hayas ganado. Lo importante es estar en la brecha para ver la oportunidad, estar en el tajo (no como alguno de tus cuñados), estar en la pomada para poder untar. Y eso se paga. Van a por ti porque eres guapo, y además vasco. Si fueras de Quintanilla de Onésimo nadie hubiera rechistado.
Estamos contigo Iñaki, porque sabemos lo difícil que es llevarse bien con la familia política. Con un suegro adicto al trabajo (entre otras cosas) y una suegra vegetariana avinagrada. O Felipe y Leticia, futuros reyes y hasta hoy pareja decorativa. O la pobre Elena, la de los tristes destinos. Y la larga sombra de Marichalar que te sigue y te persigue, porque a ti nunca te quedaron las capas como a él.
Estamos contigo Iñaki, porque si duro es templar gaitas con esa familia, más duro es con  los tiempos que corren sacar adelante una familia numerosa. Por cuatro bocas que alimentar se hace lo que sea, hasta desfalcar a hacienda. Y eso cualquiera que sea padre lo entiende y disculpa.
Estamos contigo Iñaki, porque has saltado muchas veces desde los siete metros a pecho descubierto para defender los colores rojigualdas, y mira como te lo agradecen. El mundo del deporte es así, no lo has inventado tú. La masa amorfa pone el corazón en algún individuo con cualidades para marear una bolita u otra extraña habilidad y luego van otros y se lo llevan calentito. Que te acusen de haber engordado unas facturas es de miserables, cuando todo el sector deportivo es territorio incognito para la decencia. Porque tu única culpa es la de ser un iluso, la de haber creado una institución para actividades deportivas ¡sin ánimo de lucro! Donde se ha visto dislate semejante. Al final tuviste que rendirte, no se puede navegar contra la corriente. Metiste el cazo, pero en el fondo, sabemos que no querías.
Estamos contigo Iñaki, porque tu visión del futuro deportivo acabará imponiéndose y reportará a este país pingues beneficios. Si a punto estuviste de conseguir una etapa del Tour para Mallorca, ahora desde Washington nos llegan rumores de tus próximos movimientos. Gracias a tus dotes negociadoras, las próximas NBA Finals se celebrarán en Écija, y la Super Bowl en Mondoñedo. Entre el turismo de sol y playa y el deportivo, vamos a ser polo de atracción de la escoria mundial.
Estamos contigo Iñaki, porque nadie te puede parar, porque eres el máximo exponente del deporte patrio. Si vuelve la cordura, serás el abanderado de las próximas olimpiadas, y todos soltaremos una lagrimita al verte desfilar con esa percha que dios te ha dado (o quizás también se la levantaste)

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues no sé qué te diga, ¿eh? Da la impresión de que van a por él. Es que este chico no debe de ser muy listo, solo hay que verle la cara: eso de "soy familiar del Rey y a mí no me toca ni Dios" está muy pasado ya. Y me temo que las simpatías por la Casa Real ya no son las de hace años.
O sea, que cuidadín.

Luis Cóngrio dijo...

La chusma va a por Nosotros.
Y es que no quieren comprender que somos de otra pasta (nunca mejor dicho).
Al fin encuentro a alguien que Nos defiende.
Gracias, señor Chafardero; me acordaré de usted cuando las cosas vuelvan a ser como han de ser.

Chafardero dijo...

@ Paseante:
Lo que pasa es que se creían impunes. Llevan toda la vida trincando y ahora van y les llaman la atención.

Chafardero dijo...

@ Luis C:
pues le agradecería un puesto de secretario de pompa y protocolo, bien pagado y de poco trabajo, que mis múltiples favores a la casa real bien lo merecen.

Poyatos dijo...

Es hermoso este homenaje que dedicas a este prócer del buen devenir de la humanidad.

Conmovedor.

Habría que hacer una colecta para reponer la dignidad herida de este santo varón que tanto ha pensado en enriquecer este país y tan poco ha pensado en sí mismo y las posibles consecuencias de su filantrópico proceder.

Snif!

Chafardero dijo...

@ Poyatos
así es, pero a mí la que más me preocupa es su alteza real la infanta Cristina, que quiere creer todavía en la inocencia de su marido