Les presentamos la más firme candidata a astracanada del año, y eso que la competencia ha sido dura. Un tiktoker, esa profesión-afición-afán de exhibicionismo que hace estragos en todas las clases sociales, que atiende al nombre de Sunday Nobody, ha subido un video donde monta una cápsula del tiempo para que resista diez mil años. Todo un trabajo a base de madera, metal y hormigón armado. Estos sarcófagos suelen hacerse para legar a nuestros descendientes elementos importantes de nuestra civilización. Ya saben, un compendio del saber de la humanidad, las leyes que rigen el universo, archivos de las principales expresiones artísticas, los libros de recetas de Arguiñano y cosas así. Pero el muy guasón Sunday Nobody ha guardado en algún lugar de la extensa Canadá como recuerdo de nuestro tiempo unos Cheetos. La bolsa de chuches estará bien envuelta en resina para que no caduque en los diez mil años que le esperan. No son unos Cheetos cualquiera, no se crean, es de la especialidad Flaming Hot, que calientan el cuerpo y encienden el espíritu.
Dice que semejante idea es una perfomance de lo que define como Arte Meme, que utiliza elementos de la cultura contemporánea para crear abstracciones. Desde luego, la bolsa de Cheetos estará cien siglos abstraída y llegará al futuro totalmente descontextualizada. Ya nos gustaría saber qué pensarán los que se la encuentren allá en el futuro, si hay alguien para tales menesteres. Al menos los futuros arqueólogos lo tendrán más fácil porque el autor ha añadido un texto explicativo. No tendrán que especular si era el maná que comían los israelitas mientras vagaban por el desierto, o una droga alucinógena que se ingería en festines religiosos donde efebos vestidos de colores chillones emulaban a los dioses con un balón entre las piernas.
Quizás no sea tan mala elección. Podría haber metido las memorias del peluquero de Trump, los calendarios de Putin o los memes de Elon Musk. Al fin y al cabo, que mejor representación de una época basura que comida basura.