Para muchos vivir al límite es rebasar los límites de velocidad. La adrenalina que les genera el pisar hasta el fondo el acelerador les compensa de los riesgos. Llevar el motor más revolucionado que la partida de Pancho Villa, quemar tanta goma de neumático como herejes la Inquisición, echar ciclistas a las cunetas, adelantar en cambios de rasante jugando al todo o nada; ésas son las pequeñas cosas que salpimientan su vida.
Soy un macarra, soy un hortera, voy a toda hostia por la carretera, cantaban hace tiempo Ilegales, y el gremio no para de crecer. Esta fauna convierte un medio de transporte en una forma de vida. El ruido del motor es la llamada ancestral que despierta al vándalo, se sienten como jinetes de las estepas a la carga contra cualquier signo de civilización. Al macarra de autopista, a calzón quitado por el tercer carril, se la suda en colores que vaya acojonando al resto de conductores.
Ante semejante frenesí es difícil luchar, pero he aquí una manera de que pisen el freno. Las autoridades de Australia meridional pillaron a un conductor novel a la nada moderada velocidad de 253 km hora. No lo volverá a hacer, al menos con el Holden Commodore V8 que conducía. Le han cogido el coche y se lo han aplastado, convirtiéndolo en un gran mojón de metal. Un castigo ejemplar donde más les duele a estos atorrantes sobre ruedas. En nuestras antípodas a los que trincan por conducción temeraria les convierten el coche en un ladrillo, novecientos nada menos el año pasado.
Se podría intentar con castigos más creativos, tal que obligarles a ir de vacaciones en el tren chuchu, gozar de la humanidad en el metro a hora punta, o usar el coche de San Fernando, pero no lograrían la devastación psicológica que para esta gente supone ver su bien más preciado laminado por una apisonadora. Después de semejante trauma, con el siguiente coche no se atreverán ni a darle al claxon tras dos horas en caravana.
8 comentarios:
Los australianos son unos personajes bastante extremistas, por algunas noticias que voy leyendo de vez en cuando. Ahora, en el asunto del bobo este me quito el sombrero: si aquí se hiciese lo mismo, seguro que el porcentaje de peligro al volante bajaba la mitad por lo menos. Y aún así seguiría siendo muy alto.
No me había enterado de esta noticia. Alucino con Australia. No acabo de aprobar la medida, pero cabe darle una vuelta...
Conste que yo también detesto a esos fitipaldis de la autopista que ponen en riesgo a todos con los que se cruzan, y hay casos en los que unos puntos de carnet perdidos no bastan.
Si lo dice la ley no tiene de qué o con quién quejarse. Bien por las "autoridades" australianas. Espero que también le hayan cobrado el servicio de acarreo y aplastamiento del vehículo.
Saludos,
J.
Con el conductor dentro hubiera molado más. Pero hostia, que mola.
@ Rick:
No sé, que les toquen el buga a esta gente le duele más que si les secuestran a toda la familia, creo que es una medida efectiva.
@ Rodión:
Creo que aquí sería difícil implantarla, seguro que algún epígrafe de algún artículo de algún código dice que triturar coches excede los límites del derecho romano, que no contemplaba los excesos al volante
@ J:
No sabemos si tiene que apechugar con los gastos, quizás fuera ensañamiento.
Saludos
@ Cabrónidas:
Eso ya sería de argumento de Mad Max, que por cierto también son australianos
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