lunes, 18 de febrero de 2013

Sede vacante

Se busca ocupante a la silla de Pedro

La barca de San Pedro parece que hace aguas y hasta el timonel salta por la borda. El pastor alemán designado por la providencia divina para llevar a la grey católica por la senda de la verdad ha pegado la espantá, quedando la susodicha providencia con el culo al aire y a la grey con la boca abierta. Lo nunca visto, un papa dimitiendo, ya ni en la santa sede hay seriedad.
Se barajan muchas causas para tan trascendental decisión que ha dejado al borde de la apoplejía al coro de beatas y la legión de meapilas que le hacían la ola en la tradicional audiencia de los miércoles. Unos apuntan tanto a las trapisondas y corruptelas de los pasillos vaticanos como  a lo del indiscreto secretario que rompió el voto de silencio cartujo, a los pederastas a pies juntillas que pueblan los confesionarios, a su maltrecho corazón. Desde Repámpanos estamos en situación de afirmar, gracias a fuentes generalmente bien informadas, que el potente lobby de las asociaciones belenísticas ha sido el que ha hecho tambalearse la cátedra de San Pedro. El duro golpe infringido por Ratzinger a uno de los pilares básicos del belén tradicional, al negar su sitio al pobre buey y a la pobre mula que franqueaban al niño que ha nacido ya, ha sido lo que ha precipitado su caída.
Ya saben, preparen sus currículos que el puesto de obispo de Roma está libre. Requisitos: tener licencia para repartir hostias, hablar en plural, citar mucho la biblia aunque no venga al caso, saber saludar en muchos idiomas, escribir truños en latín, y hablar mucho del amor, entelequia con la que arreglan cualquier problema. Se valorará tener buena percha, que hace falta garbo para cargar con el guardarropa papal.
Pero mucho nos tememos que el puesto está pillado, así que tampoco se amarguen si la blanca paloma no les da el visto bueno. Como con las quinielas futbolísticas nunca hemos pasado de los cinco aciertos, vamos a jugar a las quinielas vaticanas. Y lo vamos a hacer a lo seguro, apostando por Rouco Varela. El profundo estudio que hemos llevado a cabo de obras de saber hermético como las Centurias de Nostradamus y el Apocalipsis con grelos nos llevan a la certeza de que el anticristo está al llegar, y que será gallego. Así que nuestro entrañable Rouco tiene todas las papeletas para llevarse la fumata blanca. Imagínense al espíritu santo cuando se cruce al papa por las escaleras de las estancias vaticanas y no sepa si sube o si baja, o la ambigüedad galaica traducida a veinte idiomas en sus discursos pastorales. Además, sabemos de buena tinta que ya tiene las notas de lo que sería su primera encíclica, El pulpo a feira y las virtudes teologales, llamada a remover conciencias (y algún que otro estómago).
Va a ser un sindios, por lo que Benedicto ha dicho pies para qué os quiero, y no va a parar hasta ponerse en manos de las monjitas, esas chachas con hábito, que seguro le atenderán como merece. Lejos quedarán el mundanal ruido, las tournes continentales, las misas de masas, los rosarios y vía crucis retrasmitidos urbi et orbe, que sic transit gloria mundi.

2 comentarios:

Rick dijo...

Sí, lo que parece es que el pobre pastor alemán no ha podido con los lobos con piel de cordero que pululan por el edificio y demás lugares adyacentes. Y como últimamente resulta que para estar al frente del negociado hay que tener buen fondo físico para aguantar un viaje tras otro, pues claro.
Esto del fondo físico creo que deberían tomárselo en serio: que fichen a Mouriño para tener a la grey en forma.
Ahora, lo del gallego no creo que salga adelante: seguro que nombran a uno de esos italianos mafiosos que le ha estado haciendo la cama al otro. No sé, me da por ahí. Aunque creo, efectivamente, que Rouco, con toda su retranca, sabría lidiar muy bien al personal.
Bueno, ya veremos. Los caminos de estos señores son inexcrutables, como usted sabe, así que... se admiten apuestas.

Chafardero dijo...

@ Rick
Desde luego, después de un polaco y un alemán los italianos van a remover Roma con Santiago para poner a uno de los suyos.