lunes, 23 de enero de 2017

¿Cómo se levanta la tapa?

gremio loza sanitaria


El choque cultural de cualquier occidental al llegar a Japón alcanza su punto culminante cuando le pega un apretón y tiene que echar mano de un retrete nipón. Sabido es que el tránsito intestinal demasiado vivo o la vejiga a punto de reventar no es el estado idóneo para detenerse a reflexionar ante el artefacto que en el imperio del sol naciente utilizan para evacuar, a medio camino entre un bidet y una nave espacial. Cuando el pobre incauto dé con la postura adecuada y vea los botones que tiene que manejar quizás entre en pánico, que sentado en la taza la gente no quiere experimentar nuevas sensaciones. Quién sabe si al darle a un botón saldrá un chorrito de agua, una agradable brisa o una descarga de agua fría que te deje los esfínteres del revés. Piensen que por estos andurriales la tecnología escatológica está en pañales, que hasta hace dos días tirábamos de bacinilla y la vaciábamos por la ventana para alegría de todo el vecindario. En su día el orinal a pedales causó gran revuelo, pero nunca terminó de implementarse su uso generalizado. Hubo quejas cuando se abandonó la castiza cadena por el botón de la bomba, como para que estos locos amarillos vengan con sus incomprensibles botoneras.
El caso es que el honorable gremio de la loza sanitaria de Japón ha decidido unificar los ideogramas que colocan en sus inodoros y así hacerlos más comprensibles a los extranjeros. La razón es la próxima olimpiada que celebrarán en la isla, cita a la que suele asistir gente con más músculo que cerebro, y que se pueden ver en más de un apuro si les dejan solos ante un wáter. Se rumorea que la delegación española, para evitar esos problemas, proveerá a nuestros olímpicos con varios rollos por barba de El Elefante para que no anden apurados y se sientan como en casa al disfrutar del recio tacto de un papel higiénico que ha servido como pocos a forjar el carácter nacional.
Como pueden ver en la foto, no está muy claro que los nuevos símbolos sirvan para aclarar la situación, pero voluntad hay. Lo que sospechamos es que ni el sector de la loza sanitaria high-tech nipona pueda erradicar es la inveterada costumbre de mear fuera, aunque quizás haya un botón para ello y no lo sepamos todavía.

lunes, 16 de enero de 2017

Los Sobraos


A pesar de ser un género tan actual, reputados estudios musicológicos relacionan la rumba con los últimos especímenes del hombre de Neanderthal que buscaron refugio en la península ibérica, y que intentaban ahuyentar con este sonsonete machacón al pujante homo sapiens. Con el tiempo, los menos sapiens entre los homo adoptaron el género hasta convertirlo en la quinta esencia artística carpetovetónica, la rumbita guapa que lleva toda la vida machacándonos. Entre todos los paquetes que se encuentran en el sector hoy rescatamos, más por su portada que por su música, a los Sobraos.
Estaba claro que les sobraban los motivos y que a bragados no les ganaba nadie a la hora de hacer la carpeta del delito. Suponemos que en plena tormenta de ideas alguien dijo el clásico ¿A que no hay huevos? Y vaya si los había. Aunque a primera vista se pudiera pensar que se trata de saber quién gasta el paquete más grande, esos cinturones desabrochados son un potente mensaje subliminal que habrá llenado los sueños tórridos de las Marus de mercadillo y las chonis de los autos de choque de medio país.
Lo que está claro es que estos rebosantes paquetes no son de los integrantes del combo, tres mendas que llevan desde los noventa dando la murga. Su mayor éxito fue un tema con toques tecno titulado Quiero verte, y poco más se les volvió a ver. Después de quemar tímpanos con semejante temazo incluido en el disco que hoy traemos a portada, han deambulado con su lírica horchatera con más pena que gloria, pero siempre al pie del cañón. Les dejamos un vídeo grabado en el bar de abajo de casa con los parroquianos que pasaban por allí y las pibas más buenas de su portal. Se declaran admiradores de Belén Esteban y Matamoros mientras animan a la peña a irse pal bar. Letra directa y contundente, pero a la vez con sus clásicos mensajes subliminales capaces de hacerte perder la razón.
Hace poco sacaron disco celebrando sus veinte años dando el cante. Para la ocasión estuvieron contenidos, que aparecen en la foto de cintura para arriba. Se titula Reset, pero siguen con lo de siempre. Ahora que el sonido caño roto mola entre los modernos y los Chichos tocan en el Primavera Sound, quizás estos rumberos puedan hacer el ventilador en algún festival castizo como Ebrovisión. Porque está claro que estos sobraos tienen más aguante que los sobaos pasiegos.