
Cuanto nos queda todavía que aprender del genio italiano. Años de ventaja nos llevan. En un acto de realismo político han puesto al frente del país a un empresario, nada de hacer el paripé como aquí que gobiernan desde la sombra. Además el señor Silvio Berlusconi lo mismo te canta una napolitana que te monta una red de tráfico de influencias con el mismo arte.
Su última salida de tiesto se produjo cuando decidió calentar las elecciones a esa entelequia que es el parlamento europeo metiendo en la lista a 25 ragazzas cuyo principal activo político es que estaban todas de toma pan y moja. Juntó unas cuantas actrices, bailarinas televisivas y hasta una concursante del Gran Fratelo, les dio un cursillo acelerado sobre lo que es izquierda y derecha, para qué vale la ONU y la OTAN, por donde cae Estrasburgo y a triunfar. Lástima que Il cavalieri no contara con el carácter de su esposa, que se ha despachado ante los medios de comunicación tachando la lista de impúdica. Acosado por todas partes nuestro visionario ha plegado velas y solo ha dejado en la lista a tres bellezas, las únicas que tenían algunas luces.
Una gran pérdida sin duda para la historia del parlamentarismo, el hemiciclo europeo convertido en el confesionario de Gran Hermano, con piezas oratorias de la grandeza de “o sea, que a mí el que me busca me encuentra, que yo soy así, que digo las cosas como son y la ley que ha presentado el alemán ese es una mierda, y punto” Se harían debates sectoriales sobre fondos de armario, complementos y peluquería creativa. Sin descuidar plenos monográficos sobre depilación y avances de temporada.
Por lo menos algún que otro trasalpino iba a tener una erección a la hora de elegir y eso es lo que iba a salir ganando. Por aquí en cambio se hace bastante difícil ese tipo de reacciones con candidatos como Mayor Oreja, que tiene el mismo sex appleal que el monstruo de las galletas. Así que tendremos que seguir tirando de Private para cascárnosla, que con lo que salga elegido para representar a la soberanía popular nos vamos a comer los mocos. Pero la iniciativa de Berlusconi tiene mucho futuro pues quien más quien menos quiere que el que se los vaya a follar (políticamente) por lo menos esté follable.