lunes, 17 de octubre de 2016

Ig Nobel 2016 (2)









Los nobel siguen dando el cante, esta vez los supuestamente serios. El de literatura este año le ha caído a Bob Dylan, “por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”, explican los prebostes suecos del asunto. El cantautor de Minnesota tiene sobrados méritos artísticos, los suficientes hasta para perdonarle sus horrible voz de pito. Con él aprendimos que las letras de las canciones no tienen que moverse siempre en la indigencia intelectual, que se puede ser sublime y soñador, que las melodías pueden volar cargadas de mensajes y prender en los más insospechados lugares. Gracias a Dylan muchos han entrado en contacto con la magia y belleza de la palabra. Pero de ahí a otorgarle el  nobel de literatura hay un buen trecho. Despojada de su música, sus letras son las de un poeta como tantos. Si quieren premiar su fidelidad a los palos tradicionales americanos bien, si quieren premiar a todo el movimiento contracultural de los sesenta bien, pero que creen un nobel dedicado a ese apartado. Mientras tanto, hay un amplio listado de literatos merecedores del nobel de literatura.
Aplicando la misma lógica, creadores como Alan Moore o Jacques Tardi son tan merecedores del premio como Dylan. Y en el campo musical, no podemos olvidar que nuevas y rompedoras expresiones poéticas a cargo del rap y su diarreica incontinencia verbal deberían ser valoradas por los circunspectos académicos suecos. En el ámbito hispano, siglos de tradición literaria han cristalizado en un género abrazado masivamente por el pueblo, el electrolatino, cuyos maduros frutos artísticos pondrán patas arriba los cimientos de la poesía.
Pero celebremos este extraño premio con Subterranean  Homesick Blues, donde vemos lo bien que se maneja Dylan con las letras.

lunes, 10 de octubre de 2016

Ig Nobel 2016

premios bizarros

La ciencia bizarra es una continua fuente de innovación y sorpresa, el reducto donde inquietantes mentes inquietas exploran nuevos planos del conocimiento, el ámbito delirante en el que dar rienda suelta a la creatividad pasada de rosca. Como otros años, compartimos con ustedes los premios Ig Nobel, otorgados a las investigaciones más descacharrantes en los variados campos del saber. Pasen y lean, que este año han tenido una buena cosecha.
Premio Ig Nobel de Reproducción: Al fallecido Ahmed Shafik, por estudiar los efectos de llevar pantalones de poliéster, algodón o lana en la vida sexual de las ratas, y realizar ensayos similares con varones humanos. Es sabido que marcar paquete daña los espermatozoides humanos, pero vestir ratas con pantalones ajustados puede ser un casus belli para los animalistas, que no estarán por la faena de hacer de los roedores las nuevas fashion victims.
Premio Ig Nobel de Economía: A Mark Avis, Sarah Forbes y Shelagh Ferguson, por evaluar cómo se percibe la personalidad de las piedras desde un punto de vista comercial y de márketing. Hay que tener la jeta de cemento y una pedrada considerable para inmiscuirse en el proceloso mundo interior de los minerales. Aun así, los resultados dejaron de piedra a más de uno.
Premio Ig Nobel de Física: A Gábor Horváth, Miklós Blahó, György Kriska, Ramón Hegedüs, Balázs Gerics, Róbert Farkas, Susanne Åkesson, Péter Malik y Hansruedi Wildermuth; todo este fenomenal equipo se necesitó para descubrir por qué los caballos blancos atraen menos a los tábanos, y por qué las libélulas se sienten atraídas por las lápidas negras. A la vista está que el precio de los caballos blancos tiende al alza aprovechando su inmunidad ante los moscones. Por desgracia, el valor de las lápidas negras sigue estancado.
Premio Ig Nobel de Química: A Volkswagen, por resolver el problema de las excesivas emisiones contaminantes de los coches de forma automática, al producir menos emisiones electromecánicamente cuando los vehículos pasan por las pruebas de homologación. Pisa el acelerador,  huye hacia delante, y si te delata el humo del tubo de escape invoca a la sacrosanta ley de la plusvalía.
Premio Ig Nobel de Medicina: A Christoph Helmchen, Carina Palzer, Thomas Münte, Silke Anders y Andreas Sprenger, por descubrir que si te pica la parte izquierda del cuerpo puedes aliviarlo mirándote en un espejo y rascándote la parte derecha del cuerpo (o viceversa). Comer y rascar todo es empezar,  pero hecho al revés puede que no sepas ni dónde te pica ni qué te rascas ni por qué se ha roto el espejo.
Premio Ig Nobel de Biología: Otorgado conjuntamente a Charles Foster, por vivir de forma salvaje, en diferentes momentos, como un tejón, una nutria, un ciervo, un zorro, y un pájaro; y a Thomas Thwaites, por crear las extensiones protésicas de sus extremidades que le permitieron moverse como una cabra y pasar el tiempo en la montaña en compañía de las cabras. Lo del amigo Foster es un prodigio del transformismo, en el cabaret es dónde demostraría toda su valía. Del colega Thwaites decir que está como una cabra es poco,  pero no queremos hacer un aquelarre de su investigación, no se vaya a cabrear más.
Premio Ig Nobel de Psicología: A Verschuere, por preguntar a mil mentirosos cada cuánto mienten, y decidir si creerse sus respuestas. Juntar a mil mentirosos reconocidos se nos antoja tarea titánica, y los resultados habría que ponerlos en cuarenta un par de siglos.  Eso sí,  la subvención recibida por el estudio esperemos que no fuera de mentiras.
Premio Ig Nobel de la Paz: A Gordon Pennycook, James Allan Cheyne, Nathaniel Barr, Derek Koehler y Jonathan Fugelsang,  que entre todos apañaron un estudio académico titulado Sobre la recepción y detección de mentiras pseudoprofundas. Suponemos que se referirán a las cansinas frases de autoayuda del tipo Si las hojas de la ortiga tienen su razón de ser más razones tienes tú para no ser una hoja de ortiga. A más de uno le escocerá,  pero era un trabajo necesario.
Premio Ig Nobel de Literatura: A Fredrik Sjöberg, por su trabajo autobiográfico de tres tomos sobre los placeres de coleccionar moscas muertas y moscas que aún no están muertas. Portentosa capacidad de fabulación,  acción a raudales, interludios de hondas resonancias humanísticas, reflexiones con implicaciones universales nos deparan estos tres tomos que se nos harían cortos si no fuera por la volátil mente del protagonista y el mosqueante final.
Premio Ig Nobel de Percepción: A Atsuki Higashiyama y Kohei Adachi, por investigar si las cosas se ven diferentes cuando te inclinas y las miras entre las piernas. Aunque pueda parecer un ejercicio de ombligismo, el tener la entrepierna controlada es un paso previo para la adquisición de una visión holística del ser y la existencia, y una efectiva terapia preventiva contra las hemorroides.  

lunes, 3 de octubre de 2016

La meca del fútbol

rezando por un gol
No podemos disimular nuestra debilidad por el Estado Islámico, organización que ha llevado a la práctica el secreto anhelo de todas las religiones organizadas, a saber, tiranizar a todos los que caen bajo su bota en nombre del dios de turno. Esta recua de acémilas barbudas con su barbarie primigenia retrata a la perfección el objetivo final de esas instituciones que viven de parasitar a la gente de buena voluntad.
La última melonada de los acólitos del Altísimo tiene que ver con el futbol. Con buen criterio, prohibieron su práctica abominable en todo el territorio que controlan. Pero en la ciudad siria de Al Mayadin el bárbaro juego está tan arraigado que los apóstoles de la bomba y tente tieso no se atrevieron a prohibirlo, pero sí a adaptarlo a los designios de Alá. Han rechazado el reglamento de la FIFA por no ajustarse a la sharía y eliminado al árbitro de la liga de barrios que se disputa en Al Mayadin.
La única regla sobre el terreno de juego será la del ojo por ojo. En su infinita sabiduría, dios y su profeta anticiparon los lances del balompié siglos ha, estipulando que el jugador que resulte lesionado por otro podrá tomarse la justicia por su mano. Los árbitros y las tarjetas rojas y amarillas son propias de los degenerados occidentales.
Con este cambio en el reglamento el fútbol cobra una nueva dimensión en la que la integridad de los jugadores depende de la sed de sangre del contrario. No sorprendería que una zancadilla por detrás fuera castigada con la amputación del miembro infractor (a la altura de la rodilla, tampoco hay que ser vengativo) Cuando el portero barra al delantero centro se procederá a su lapidación tras el correspondiente penalti. En el forcejeo dentro de las áreas será lícito usar cinturones bomba para abrirse camino entre la defensa rival. Para caldear los derbis se podría decapitar unas docenas de infieles antes de comenzar la contienda, y como es sabido que sus cabezas están huecas por la inmundicia que las corroe y botan bien, se utilizarían como balones de reglamento. La única duda teológica que nos preocupa es si sería pecado meter goles de culo a la Meca, o si el portero dando la espalda hacia la ciudad santa medio partido no ofendería a Alá y su profeta, pero son cuestiones secundarias que fácilmente se solventan con unos cientos de latigazos.