Nuestra playmate del mes es una mujer de frutal sensualidad, una
belleza alternativa que hará la boca agua a más de uno. Mary la Melómana tuvo
claro desde pequeña que sería la alegría de la huerta. Siempre le importó un
pimiento la opinión ajena y quiso ser la cebolla de todas las salsas. Ya en su
loca juventud hizo de groupie de las grandes bandas del agro-rock nacional como
Zapato Veloz y otros grupos patateros. Cansada de lucir palmito sobre tractores
amarillos y recibir requiebros de gañanes y destripaterrones, decidió dejar el
loco mundo del rock, sentar cabeza y montar un huerto ecológico. Pero pronto se
desencantó de la vida bucólica, doblar el espinazo de sol a sol no era lo suyo,
por lo que cambió los aperos de labranza por la aguja y el dedal de modista.
Creó una línea de moda de clara inspiración campestre que muchos ácidos críticos
no dudaron en definir como melonadas sin pies ni cabeza. Pero de peras a uvas
Mary acierta con alguno de sus modelones, como el que hoy les presentamos,
ideal para enlodarse en la tomatina de Buñol o asistir al día de exaltación de
la fabada.
Sea como fuere, Mary la Melómana no dejará a nadie indiferente. Su
rezumante personalidad invita darse un atracón con ella, pues todos los que la
ven están de acuerdo que tiene mucho tomate la moza. Mientras, ella espera paciente
al que sepa exprimir todas sus posibilidades.