A la derechita campechana no solo le gustan los sobres,
también las cartas. La tan traída y llevada premisa de que los conservadores
son buenos gestores, que con ellos la economía crece como fuego sin control, no
eran más que melonadas de vidente. Mucho estudiar en Georgetown y hacer el máster
en Mataporquera Business School, pero para tomar las grandes decisiones
recurren a la carta más alta.
En el ayuntamiento pepero de Alicante hasta hace poco
ofrecían un cursillo titulado Tarot para el éxito empresarial, en el que
se podría aprender a tomar decisiones estratégicas informadas. Adquirimos
acciones de Tangana, Regúlez y Cía, el Ermitaño da su aprobación.
Subcontratamos las fotocopias, la Muerte no lo ve claro. Montamos una
manufactura de minifaldas en Afganistán, sale la Torre del mazo en décimo
tercer lugar, éxito asegurado. Cuando el resto de los partidos han puesto el
grito en el cielo por semejante despropósito han cancelado el acontecimiento
exotérico financiero, pero sospechamos que los gurús económicos del PP seguirán
utilizando esta técnica, sobre todo a la hora de los presupuestos. Ayudados de
los arcanos mayores y de la contabilidad creativa que dios les ha dado, hacen
desaparecer dineros que por artes nigrománticas reaparecen en manos de gente de
bien y orden, española y católica.
Tal como están las tendencias de management, no se extrañen
de que en las entrevistas de trabajo les hagan barajar las cartas para saber
cuál puede ser su nivel de compromiso con la organización, su capacidad de
liderazgo ante los retos de la IA, o la intensidad con la que hace clic con el
ratón, según vayan saliendo copas o bastos.
En el frustrado curso magistral de cartomancia empresarial
repartiría cartas Almudena Polo, fundadora de la puntera Al(mu)Quimia Terapias
Holísticas, dedicada al coach estratégico nada menos. Ahora que se ha quedado
libre quizás podría contratar sus servicios el señor Feijoo. Para el asunto de
su investidura más que coach quizás haría falta un milagro, pero si la señora
Al(mu)dena es capaz de enderezar el rumbo de la empresa más ruinosa a base de
echar cartas al buen tuntún, quizás consiga la conjunción astral necesaria para
que Feijoo llegue a presidente, al menos de su escalera.