lunes, 24 de noviembre de 2025

Horóscopo 2026


 

Un año más llega el horóscopo líder de opinión y aciertos, referencia ineludible en la difícil disciplina de las ciencias infusas. Con la asistencia técnica del Instituto de Energía Fotoatómica de Ventorrillo del Páramo, que afina nuestros sensores para que esté todo controlado, no hay misterio futurible que se nos escape. También agradecemos el patrocinio de la Asesoría Peláez & Regúlez, que nos defiende en lo legal, fiscal, laboral, contable, diplomático, gastronómico y amoroso.  Así evitamos demandas de usuarios frustrados por las expectativas levantadas. Sin más dilación, les abrimos las puertas del futuro.

 

Acuario: Las tisanas de cardamomo asirio y jalapeños salvajes pueden contribuir a equilibrar los humores enquistados. Hay muchas profesiones amenazadas por la inteligencia artificial, pero el oficio de vago es vocacional y no está en peligro. Lo de meterse cartujo solucionaría tus problemas sentimentales y dejaría a tus amigos más anchos que largos.

 

Piscis: Abluciones anales mirando hacia el valle de los caídos, remedio infalible para inflamaciones falangistas. Crear una criptomoneda basada en los inventos del profesor Bacterio sería una de las acciones más sabias realizadas en el sector. Tienes que volver a enamorar a tu pareja, apúntate a un cursillo de repostería para que se chupe los dedos de gusto.

 

Aries: Hacer tres dietas simultáneamente no implica que adelgaces más rápido. Mercenaria en la batalla del vino, solo se cobra en especie pero al enemigo con un par de meneos lo dejas fuera de combate. Has confundido las citas a ciegas con ir ciega a las citas, y así no hay manera de empezar con buen pie.

 

Tauro: Para mantenerte en forma hay que combinar el levantamiento de peso y el lanzamiento de pesados. Lamentamos informarte que el teletrabajo no consiste en trabajar viendo la tele, y mucho menos en la cama. Si tú solo te quieres casar disfrazado de Doctor Spok en una ceremonia klingon, muy desesperada tiene que estar la que te siga la corriente.

lunes, 3 de noviembre de 2025

Vino y vida


 

Uno de los síntomas claros de la decadencia de la civilización occidental es el imparable aumento de la ingesta de cerveza. El zumo de cebada, alfalfa y otras hierbas mal olientes fermentado en infernales alambiques es el trago preferido a la hora de optar por bebidas espiritosas. Como brebaje de baja estofa que es, necesita ser trasegado en grandes cantidades para poder captar alguna de sus supuestas cualidades. Su efecto más notorio es el apremio de sus consumidores a la hora de ir al retrete y aliviar su vejiga. Una reunión de colegas, un partido de furbol o cualquier acto social de medio pelo que se precie contará siempre con el suficiente suministro del tóxico para que la gente sociabilice mientras se anega. La industria cervecera ofrece una ingente variedad de marcas, tipos y variantes para tener amorrada a la botella a la población. Pero el mecanismo es siempre el mismo: bebes un líquido amarillo y al poco tiempo excretas otro líquido amarillo, sin grandes diferencias entre ellos.

Ni que decir tiene que los que nos decantamos por el vino jugamos en otra liga, donde prima la calidad y no la cantidad. El vino es una bebida reflexiva, su intenso sabor abre profundidades sensoriales desconocidas entre los que ingieren cerveza. La riqueza de los caldos es casi infinita. En oposición a la producción industrial de la cerveza, cual si fuera gasolina, en la del vino se combinan la variedad de la uva, el suelo y el clima para asombrar al paladar. Alrededor de la elaboración del vino creció nuestra civilización. Quizás los primeros poetas se tomaran una taza de vino antes de invocar a las musas. Todavía hoy se puede admirar la fantástica literatura creada por los catadores, que, tras dar un sorbo a un tintorro, se explayan en un artículo de tres mil palabras explicando los mil matices que experimentaron en semejante trance. En el caso de los catadores de cerveza, no van más allá de alguna flatulencia.

Como otras veces, la historia viene a darnos lecciones que bien valen para el presente. Un reciente estudio apunta que en el creciente fértil, cuna de nuestra cultura, entre el año 3000 y el 600 antes de la era común, se priorizó el cultivo de la viña sobre otros. Ejemplo palmario de la importancia que ya tenía el vino, bebida milagrosa que sanaba cuerpos y almas. Es verdad que los que vivían y bebían entre el Eufrates y el Tigris también le daban a la cerveza, pero nunca alcanzó el prestigio del zumo de la uva. En épocas de cambios climáticos, se destinó el escaso regadío existente a mantener las viñas antes que los olivos u otros cultivos, lo que da idea del prestigio cultural y social que tenía. Hoy solo lo beben cuatro esnobs y los borrachos carpetovetónicos, arrinconado por brebajes industriales.

 Pero Baco está pronto a volver y su reinado no tendrá fin. Escanciaremos cálices en su honor mientras divagamos sobres los misterios de la existencia, como siempre se ha hecho. Y al que no le guste el plan que se pase a la cerveza sin alcohol.

lunes, 13 de octubre de 2025

Cumpleaños total

Era una tarde de tantas en el apacible otoño mediterraneo. El sereno crepúsculo diluía el día en Javalí Viejo, una pedanía de la ciudad de Murcia. Nada hacía presagiar la terrible tragedia que se estaba preparando. Las familias se sentaban frente al televisor dispuestas a ser irradiadas, los más díscolos se dedicaban a entretenimientos más peregrinos. De pronto, sin previo aviso, comenzó a sonar por toda la pedanía Cumpleaños feliz de Parchís. La pegadiza melodía brotaba del sistema de megafonía del colegio sito en el término municipal. Más de uno dejaría escapar una sonrisa de complicidad al oír tan chiripitiflautica canción, melodía central de mil onomásticas infantiles. El tema soñó una vez. Y luego otra. Y otra vez. Cuanto más se reproducía más se torcían las iniciales sonrisas. De alguna manera, la megafonía del colegio había saltado a las once de la noche con la intención de amenizar toda la pedanía. Tanto viejos como jóvenes de jabalí Viejo comenzaron a rayarse ante la sobre exposición sonora. Les dieron las doce, la una y las dos, y los amigos de Parchís seguían erre que erre. La machacona rutina roía los nervios de la población, Javalí Viejo era salvajemente atacada. Alguno llamaría más que irritado a la SGAE pidiendo que los derechos de la maldita canción se entregaran a la Asociación de Enemigos del Parchís (ASENPA) de próxima creación. Otros reclamaron la intervención del ejército, solo la cabra de la legión podría salvarles. Alguno quizás prometió peregrinar a Graceland si paraba la tortura. Nada funcionó, Parchís seguía a volumen brutal. Javalí Viejo en estado de shock, la pedanía patas arriba.

Al final, la heroica intervención de los bomberos a las cuatro y media de la mañana puso fin al martirio. Asaltaron el colegio y destruyeron el bucle infernal. Todavía no está claro el origen de semejante barbarie. Podría ser la travesura de algún alumno. Podría ser algún error técnico. O quizás fueron hackers norcoreanos ensayando la nueva guerra híbrida. Por si acaso, oído al parche si viven cerca de centros escolares, no se repita el dantesco suceso con temas de Pablo Alborán o Pitingo, los daños podrían ser irreparables. Mientras tanto, en Javalí Viejo se lamen las heridas. Falta evaluar las secuelas psicológicas de la población expuesta a la serenata apocalíptica. Más de uno al oír de nuevo el temazo de Parchís puede perder el control de sus esfínteres. Tendrán que aprender a vivir con ello.