Desde que supe que “degolladura” es un escote, no me fié mucho de Francisco Degolla; no he vuelto a quedar con él. Mejor me quedo con la frase que has escogido. Aunque no los seguí mucho, Calvin y Hobbes siempre me parecieron muy interesantes.
yo era super fan, me lo leía siempre en el dominical infantil. luego pasaba de los crucigramas porque no me da el intelecto, pero esos sí que los entendía.
me recuerda que un amigo mío tenía un peluche de un tigre pequeño en su casa y con el tiempo, le cedieron las costuras por abajo. mi amigo descubrió que era muy divertido agrandárselas metiendo y sacando. ya imaginas cómo era, no?
creo que al final el provecto tigre reventó o se pudrió por humedades internas largo tiempo soportadas. snif, no somos nada!
Desde que supe que “degolladura” es un escote, no me fié mucho de Francisco Degolla; no he vuelto a quedar con él.
ResponderEliminarMejor me quedo con la frase que has escogido.
Aunque no los seguí mucho, Calvin y Hobbes siempre me parecieron muy interesantes.
Muy buena la frase, sí señor. Y la pareja Calvin & Hobbes también es de mis preferidas. Trasciende el mundo supuestamente infantil que parece abarcar.
ResponderEliminarLo de meterle mano a un oso de peluche nunca lo he probado, pero vete tú a saber. Mientras no muerda...
ResponderEliminarYo es que dormía con un cerdito de plastico, lo de los peluches no los domino.
ResponderEliminar@ Luis Cóngrio:
ResponderEliminarYa veo que has tenido tus más y tus menos con el sordo. Yo con él siempre me he hecho el loco
@ Paseante:
ResponderEliminarDe lo mejor que hay en el tontorrón género de los niños traviesos.
@ Noveldaytantos:
ResponderEliminarPara empezar puedes probar con Mimosín, y si la experiencia es positiva puedes dedicarte a la caza mayor.
@ Capazorros:
ResponderEliminarY era de esos cerditos que tenían una ranura, y a ti te gustaba meterle cosas por allí, viciosillo?
jejeje, qué grandes Calvin y Hobbes!!
ResponderEliminaryo era super fan, me lo leía siempre en el dominical infantil. luego pasaba de los crucigramas porque no me da el intelecto, pero esos sí que los entendía.
me recuerda que un amigo mío tenía un peluche de un tigre pequeño en su casa y con el tiempo, le cedieron las costuras por abajo. mi amigo descubrió que era muy divertido agrandárselas metiendo y sacando. ya imaginas cómo era, no?
creo que al final el provecto tigre reventó o se pudrió por humedades internas largo tiempo soportadas. snif, no somos nada!
@ Poyatos:
ResponderEliminarAhora comprendo por qué están los divanes de los psiquiatras llenos de tigres de trapo traumatizados.