lunes, 3 de octubre de 2016

La meca del fútbol

rezando por un gol
No podemos disimular nuestra debilidad por el Estado Islámico, organización que ha llevado a la práctica el secreto anhelo de todas las religiones organizadas, a saber, tiranizar a todos los que caen bajo su bota en nombre del dios de turno. Esta recua de acémilas barbudas con su barbarie primigenia retrata a la perfección el objetivo final de esas instituciones que viven de parasitar a la gente de buena voluntad.
La última melonada de los acólitos del Altísimo tiene que ver con el futbol. Con buen criterio, prohibieron su práctica abominable en todo el territorio que controlan. Pero en la ciudad siria de Al Mayadin el bárbaro juego está tan arraigado que los apóstoles de la bomba y tente tieso no se atrevieron a prohibirlo, pero sí a adaptarlo a los designios de Alá. Han rechazado el reglamento de la FIFA por no ajustarse a la sharía y eliminado al árbitro de la liga de barrios que se disputa en Al Mayadin.
La única regla sobre el terreno de juego será la del ojo por ojo. En su infinita sabiduría, dios y su profeta anticiparon los lances del balompié siglos ha, estipulando que el jugador que resulte lesionado por otro podrá tomarse la justicia por su mano. Los árbitros y las tarjetas rojas y amarillas son propias de los degenerados occidentales.
Con este cambio en el reglamento el fútbol cobra una nueva dimensión en la que la integridad de los jugadores depende de la sed de sangre del contrario. No sorprendería que una zancadilla por detrás fuera castigada con la amputación del miembro infractor (a la altura de la rodilla, tampoco hay que ser vengativo) Cuando el portero barra al delantero centro se procederá a su lapidación tras el correspondiente penalti. En el forcejeo dentro de las áreas será lícito usar cinturones bomba para abrirse camino entre la defensa rival. Para caldear los derbis se podría decapitar unas docenas de infieles antes de comenzar la contienda, y como es sabido que sus cabezas están huecas por la inmundicia que las corroe y botan bien, se utilizarían como balones de reglamento. La única duda teológica que nos preocupa es si sería pecado meter goles de culo a la Meca, o si el portero dando la espalda hacia la ciudad santa medio partido no ofendería a Alá y su profeta, pero son cuestiones secundarias que fácilmente se solventan con unos cientos de latigazos.

8 comentarios:

Rafa Hernández dijo...

Muy buena entrada, contada con gran maestría y habilidad. A mi lo de esta gente me resulta más que vomitivo.

Salud compañero.

Rick dijo...

El problema con ese reglamento es que pronto se van a quedar sin jugadores. Del mismo modo que también acabarán quedándose sin militantes suicidas, claro. El final de este tipo de "civilizaciones", muertos todos, es el desierto del que proceden.

Doctor Krapp dijo...

Así me gusta, dando duro y a la cabeza a esta manada de pelanas carniceros. Yo creo que encontrarán algún remedio para que no ocurra lo que dice Rick sobre la eliminación de los hipotéticos jugadores. Con hacer que las castigadas, mutiladas, mancilladas y humilladas sean sus propias mujeres dado que a ellas no les permiten jugar al fútbol la cosa podría remediarse.

Salud

U-topia dijo...

El fútbol-guerra santa... no lo hubiera pensado pero lo veo perfectamente pensable por los del "Absoluto". Eso sí, como dice Rick necesitarán mucho banquillo.

Chafardero dijo...

@ Rafa:
Ten cuidado, que estos chicos no ven con buenos ojos las vomitonas en los partidos oficiales.

Chafardero dijo...

@ Rick:
siempre queda la posibilidad de seguir la liga en el paraiso, si es que las hurís les dejan tiempo libre.

Chafardero dijo...

@ Doctor Krapp:
Sería buena idea que la mujer pagara los platos rotos, espinillas en este caso. Seguro que sería del agrado del profeta.

Chafardero dijo...

@ U-Topia:
Si hay lista de espera para explotarse en medio de la cola de la frutería,con más razón los fieles acudiran al banquillo a alabar a su dios.