lunes, 30 de septiembre de 2013

Coleccionable: reliquias




Uno de los elementos que más nos acerca a lo sobrenatural, al misterio insondable de la divinidad, es una buena rabadilla de santo, o cualquier otro resto de esos seres que lo dieron todo por el Altísimo y a cambio nos dejaron sus harapos mortales para que los veneráramos. Gracias a las nuevas tecnologías, hoy podrá tener en su casa una colección de réplicas exactas de las más afamadas reliquias de santos con las que defenderse de las maquinaciones del maligno, buscar la intercesión de tanto recto varón y casta hembra que puebla el santoral, y por qué no, ser el centro de atención de sus familiares y amigos.
Con nuestro coleccionable usted gozará de la protección de la teta incorrupta de Santa Olalla, que ahuyenta cualquier atisbo libidinoso, o del colmillo retorcido de San Crodegango, infalible contra el mal de ojo. También encontrará piezas de gran valor simbólico, como un fragmento de la túnica de los domingos de San Pablo, o el sacapuntas del Beato de Liébana. Busque amparo bajo el frenillo liofilizado de San Onesiforo, ejercite su carácter con el cinturón de castidad de Santa Tecla.
No deje pasar esta oportunidad única. Como oferta de lanzamiento, una auténtica astilla de la cruz de nuestro señor (¡rechace imitaciones!) además del primer lote de productos para que haga usted mismo la genuina casulla pluvial de San Epafrofito, santo y obispo. Y recuerde, todos aquellos que completen esta colección obtendrán una bula con indulgencia plenaria firmada por nuestro amantísimo Rouco Varela.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Sin cobertura


Hay quien muere de muerte natural y quien de muerte accidental. Unos se despiden plácidamente en su cama rodeado de sus seres queridos y otros acaban laminados por un piano de cola caído de un quinto piso. Y después está otro tipo de muerte, que todos intentamos evitar, que son las muertes tontas. No hay nada más indecoroso que hacer el ridículo en el último lance.
A esta triste categoría pertenece el chico de veintitrés años caído del balcón de su casa mientras intentaba buscar cobertura para el móvil. El finado, a lo que parece, estuvo haciendo aspavientos con su teléfono para ver si pillaba la onda cuando la traicionera ley de la gravedad lo echó abajo en Beniajan, Murcia.
Desde luego, un caso de libro de tech victim, con resultados fatales. Gente que se juega el tipo encaramada al quicio de un balcón para saber qué se cuece en los mentideros de facebook, ver las novedades del timeline de twitter o el último vídeo de paridas en whatsapp. Qué tiempos en los que vivimos tanto de los estímulos emanados del ciberespacio como de la realidad que nos rodea, tan sosa ella la mayoría de las veces.

Quizás la familia debería declarar responsable civil subsidiario a la cicatera compañía de telefonía que escatimaba la tan ansiada cobertura. Solo nos queda el consuelo de que según las ultimas informaciones San Pedro ha instalado WiFi gratis para todos los residentes del cielo. El nuevo residente podrá así aliviar un poco el profundo aburrimiento del lugar. La eternidad, entre partidita de Apalabrados y otra de Angry Birds, se hace más corta.