lunes, 3 de junio de 2013

El papel de la revolución

viva la venezuela bolivariana

De todas las revoluciones que en este mundo han sido ninguna tan chusca como la bolivariana. Ni el mismo libertador sabría decirnos las bases sobre las que se asienta este movimiento amorfo y pachanguero. Con Chávez un nuevo tipo de caudillo se ha añadido a la peregrina lista de jefazos que han campado por las américas. Con él la revolución se hacía en chándal y en horario de máxima audiencia. Con su personalísima forma de entender el gobierno (sintetizada en todo el poder para mi al precio que sea) junto a sus mariachis montó un tinglado populista apoyado en el chorro de billetes procedentes del petróleo. El pueblo, educado a base de telenovelas y  cuyo principal deseo es colocar a una hija como próxima miss mundo, cansado de la oligarquía depredadora que los había exprimido durante décadas, se echó en los brazos del militar que lo mismo te soltaba una arenga que una ranchera y que prometía que los parias de la tierra heredarían la tierra prometida, liberada al fin de las garras del imperialismo yanqui. Entre tanto, a base de amañar elecciones y otras maniobras iba ampliando su cotarro.
Muerto el amado líder, al que por falta de previsión no han podido momificar para adorarlo como un Lenin caribeño, su sucesor recoge los frutos maduros de la revolución. El problema es que la praxis bolivariana corre peligro de irse a la mierda ante la preocupante escasez de papel higiénico que se ha declarado en el país. Como siempre, se echa la culpa a la oposición que hace acopio de rollos y rollos para enfangar al gobierno legítimo. El nuevo presidente, no sabemos si inspirado en algún pajarillo que le ha cantado al oído, ha tomado la audaz decisión de importar cuatro millones de rollos de papel más para que nadie ande con estrecheces a la hora de rendir cuentas en el retrete. Llama la atención que Venezuela dependa del exterior en un sector tan sensible, y que la rutilante economía bolivariana sea incapaz de producir siquiera los rasposos pero socorridos rollos de papel El Elefante que de tantos apuros nos sacaron a nosotros.
La falta de papel de váter es la prueba fehaciente de que la revolución va de culo. Los pobres venezolanos deben controlar sus esfínteres mientras peregrinan de súper en súper en busca de un mal rollo que echarse al ojete. Dirán que esto solo son pequeñas incomodidades materiales, pero en el plano espiritual tampoco van a encontrar mucho consuelo. Si quieren ir a algún templo a meditar y a reconfortarse con la palabra de dios lo van a tener difícil pues la iglesia se está quedando sin vino de misa. Solo quedan existencias para dos meses, luego no saben si llenar los cálices con cerveza o con ron, que para  la transustanciación no vale cualquier brebaje. Todos los historiadores consultados están de acuerdo en que ninguna revolución ha salido adelante sin papel de váter, y mucho menos sin vino de misa. Tememos lo peor para nuestros camaradas.

En la larga y siniestra lista de tiranos americanos nuca hemos tenido a alguien tan telegénico y lenguaraz como Chaves. Ha sabido agitar a las masas para llevar el agua a su molino. Ahora las masas andan agitadas, con el culo prieto y ni se atreven a comulgar. El libertador Bolívar estará en su laberinto renegando de la mala suerte de su querida América.

2 comentarios:

Rick dijo...

La verdad es que el detalle del papel higiénico es muy revelador. Y que le echen la culpa a los opositores ya es para tirarse por el suelo: o sea, que los antichavistas andan haciendo acopio de papel por todo el país para que los otros no puedan aliviarse... alucinógeno. Vamos, es que aquí hasta con Franco teníamos papel de sobra: El Elefante, pues claro que sí.

La verdad es que cuando leí esa noticia pensé que era una coña, pero no. Una buena muestra más de cómo va el país caribeño, que ni siquiera ha tenido previsión para meter unos cubitos de hielo en el ataúd de Chávez para que no se les estropease la momia. Penoso. Y me temo que la cosa no va a acabar ahí.

Chafardero dijo...

Sí, en estos casos todo puede empeorar, que ya hay ruido de sables en los cuarteles y los herederos de Cháves parecen dispuestos a repartirse la herencia a cara de perro mientras el país va a la deriva