lunes, 9 de enero de 2012

Paquirrín camina hacia la cima

Si algo nos ha dejado el año que se fue es la confirmación de Paquirrín. Ya adelantábamos hace tiempo que su figura estaba llamada a ser uno de los paradigmas del siglo XXI. Algo lógico, vistos los mimbres: un Adán por su elegancia, un Sancho Panza por su perfil y un Carlos V por su gota; la combinación perfecta para triunfar.
Muchos que creían que los estirados de los hermanastros tenían más duende que él ahora callan. No es lo mismo lo que hace Fran, vender vicerois, que dar la réplica a Santiago Segura. No es lo mismo hacer de percha de versace como Cayetano que codearse con primeros espadas como Jorge Javier Vázquez. Porque Paquirrín lo mismo se bate el cobre en una isla perdida, parándole los pies a abominaciones como Aida Nizar, que coprotagoniza un taquillazo. Lo mismo da las campanadas con su mamá que da el campanazo al liarse con un pivonazo.
Porque como siempre, Paquirrín marca tendencia en el amor. Hace tiempo que dejó atrás su etapa de tetonas para buscar mujeres con más contenido. Dejó de hurgar en los arrabales para tratar con chicas cultivadas. Fruto de esa reflexión profunda es su relación con La Yesi, Jessica Bueno en la pila bautismal, con la que por fin conoció el amor de verdad, aunque fugaz, como suelen ser los grandes amores.
Antológica la portada de Hola,  el BOE rosa, con el notición. Terremoto en el planeta couché: la Yesi preñada, el Paquirrín  sienta cabeza, y la Panto que por fin iba a ser abuela. Ni los más cotillas del lugar recuerdan tanto meneo. Todo iba a ser  alegría y felicidad para esa pareja tan a contracorriente. Pero el fatum quiso que la Yesi perdiera el ansiado churumbel. Y después la ruptura, la soledad, la vuelta a empezar. Menos mal que le quedaba el dinero de la exclusiva para consolarse. Toda una historia de amor en seis meses, pero que se recordará durante años. Este es el ars amandi del nuevo siglo, folla deprisa y deja una bonita exclusiva. Paquirrín sabe cómo  vivir intensamente, y lo demás son milongas.
Pero no acaba aquí su contribución a la modernidad. Gracias a él hemos conseguido olvidar por fin las rancias capas de Ramón García y a la plasticosa de la Igartiburu en Nochevieja. Con Paquirrín se acerca una nueva edad de oro del cine español en la que ocupará el vacío dejado por Fernando Esteso, y las salas se llenarán de chonis partiéndose el chocho con sus comedias casposas.  Dará una nueva vuelta de tuerca al concepto de reality, encerrando en la sede de alguna cofradía de la semana santa malagueña un rebaño de pechugonas con un tercio de la legión. Porque este hombre no ha hecho más que empezar, y por mucho que haya algún desaborío  que no lo aguante, tiene un arte que no se puede aguantar.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí señor, esto es el futuro y no la bioquímica molecular.
Un signo de los tiempos. Tal vez Nostradamus ya predijo el fin del mundo a manos de personajes como este y no nos habíamos enterado; pero claro, con lo críptico que es cualquiera lo pilla. A Nostradamus, digo: a este se le ve todo en la cara.

Chafardero dijo...

@ Paseante:
Quizás sus referencias al anticristo vayan por ese camino

Luis Cóngrio dijo...

Perdóneme.
Es que he estao fuera.
De mí.


Me gusta mucho el fenómeno Paquirrín.
Creo que es, aún más, feo que yo.

Sinceramente, me cae mil veces mejor que los ¿periodistas? que viven -muy bien- de él.

Chafardero dijo...

@ Luis C
Encantado de que vuelva a su ser.
Y sí, puestos a elegir, mejor nos quedamos con el personaje que con los fenomenales profesionales de la información que viven de él

Poyatos dijo...

Una cosa está clara. El que es hijo de famoso y no rasca es porque no quiere o porque tiene un ataque grave de dignidad humana, algo raro en los tiempos que nos ven decaer.

La máxima folla deprisa y deja una bonita exclusiva me parece poesía en movimiento.

Y sobre la ruptura, alguien sabe por qué acabó el amor tan pronto si iban a ser papáses y a casarse?

El motivo no sería el fallo del penalty por el que iba a casarse Paquirrín?

Ignorante me hallo ante tamaña crucial cuestión.

Himén.

Chafardero dijo...

@ Poyatos
yo creo que más que fallar el penalti, era el partido, que estaba amañado.