sábado, 13 de septiembre de 2008

Horrorosos recuerdos

La gente de lastminute ha montado un concurso en el que casi todos podemos participar. ¿Olvidó ese cenicero recuerdo de Benicarló que le compró su vecino, el pijama con la bandera de Calatayud de su cuñado o el pavoroso ídolo tribal traído del África subsahariana por sus amigos aventureros? Ahora puede rentabilizar tamaños despropósitos presentándolos a este concurso que busca el recuerdo de viaje más horripilante, con 600 euros de premio. Tenéis hasta el 24 de setiembre para rebuscar en vuestro trastero. Mientras, han colgado en su página una selección de lo más granado, algunos de los cuales pasamos a comentar, si el vértigo nos lo permite.


Carnet de Franco: un regalo camp, para nostálgicos del régimen anterior y también para putear sociatas y rojos en general. Junto con una reproducción de la cruz del Valle de los Caídos, no debería faltar en toda casa de un español de bien.

Botella: qué mejor recuerdo de las curdas pilladas en las playas del mediterráneo por todos los hijos de la Gran Bretaña que llevarse esta guitarra llena de vete tú a saber qué licor, con sombrero cordobés y castañuelas para dormir abrazadita a ella en las brumosas noches de la pérfida Albión.


Roca: regalo troglodita y tacaño, pillado en un camino y rotulado con tipex. La ventaja que tiene es que se le puede demandar al tribunal de derechos humanos de Estrasburgo por delito de lesa humanidad.


Plato de la Giralda: este turista con una imaginación digna de una máquina de café falta de sacarina perpetra este regalo rijoso plateresco para penitencia de algún desgraciado amigo que tendrá que purgar el desaire que le hizo al no dejarle ganar al dominó


Abridor sandalia: serio candidato al primer premio. Realmente aterrador recuerdo griego. No sabemos si pertenecerá al orden jónico o corintio, pero sí podemos asegurar que Apolo en persona anda tras la pista del perpetrador de semejante ofensa al arte heleno.


Corbata “Made in NY”: complemento cool de la Gran Manzana, ideal tanto para presidir reuniones de la comunidad de vecinos como para ir al centro comercial a comprar papel higiénico.



Cubiertos: nada mejor para excitar las glándulas salivares que tomar el roast beef con estos cubiertos con la imagen de los soberanos británicos. Se podría importar este suvenir tan cuco y poner un tenderete a la puerta del Palacio Real de Madrid vendiendo, por ejemplo, un conjunto de cucharon y espumadera con la imagen del rey y señora, un kit de cuchillito y tenedor con la Leti y su marido o un juego de cucharillas de postre con toda la nietada para que se les haga la boca agua a los monárquicos.

4 comentarios:

Kermit dijo...

Por todos los dioses, ¿dónde venden el DNI del Caudillo?

Chafardero dijo...

En su patria chica

Quesada dijo...

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Serio Y. Pérez dijo...

Ojo con el DNI del Caudillo, parece falso, no incluye la profesión de la madre.