lunes, 16 de junio de 2008

8 minutos 8 multas



La excelencia en la función pública tiene su principal valedor en un guardia urbano de Barcelona, sin duda el talonario de multas más rápido de los contornos: ocho multas en ocho minutos puso el hombre del boli fácil al mismo conductor.

Según los datos aportados por la víctima, el munipa estaba emboscado en la Avenida Meridiana, donde abordó al conductor de un quad, vehículo de cuatro ruedas híbrido entre moto y perforador de tímpanos, exigiéndole la documentación, que menos mal que la llevaba en regla, pues si no le encasqueta cincuenta multas. Después de discutir sobre qué tipo de licencia hacía falta para llevar ese cacharro, se fue mosqueado, pero sin sancionarle. Al de un tiempo empezaron a llegar a casa del motero las multas.

La primera, puesta a las 20.20 por conducir sin permiso administrativo. A las 20.21 en la Avenida Meridiana le multa por no llevar casco (cosa que el infractor desmiente), y a esa misma hora y una manzana más adelante le denuncia por no tener seguro. A las 20.22 en la calle Río de Janeiro al incivil conductor le empapela por no tener la tarjeta de la ITV y en la Avenida Meridiana por conducción temeraria, en un alarde de ubicuidad que denota una clara intención de actuar de forma alevosa. A las 20.26, tras el largo y extenso historial delictivo del conductor, a nadie le extraña que fuera sancionado por arrojar papeles a la vía pública, y que el denunciante fuera el mismo agente es pura casualidad. 20.27, recalcitrante y multi reincidente, todavía se atreve a tirar una colilla al suelo, y multa que te crió. A las 20.28 culmina la más meteórica carrera criminal de la historia al hacer uso indebido de bancos y asientos públicos, aunque el hecho de que no hubiera en la zona ese tipo de mobiliario es algo anecdótico, que ya se sabe que lo que cuentan son las intenciones.

Otro gallo nos cantaría si todos los agentes municipales tuvieran la misma profesionalidad, que los hay que ni una triste multa al día imponen, y no será porque en sus municipios no haya locos al volante.

Nuestro hombre record en el fondo es un esteta que intentaba cortar de raíz la plaga de los conductores de quads, atorrantes de cuatro ruedas, macarras al cuadrado, máquinas bramadoras que asolan campos y ciudades. A ver si cunde el ejemplo.

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